Helina
y su Benjamín – Anexo 2
El
Cuartito de Benji
Por
Rebelde Buey
Voy a tratar de contar —si puedo— lo que sucedió en
casa el día que mi Heli me mostró por primera vez mi piecita. Sí, la tarde en
que la encontré en bombacha y tetas con los tres morochos de la construcción.
Si elegí no explayarme en ese momento es porque aun hoy siento la humillación
calentarme las mejillas como aquel día. Si elegí contarlo ahora... bueno, no es
que yo lo eligiera. Es que tío Ricardo me ordenó que lo contara.
Cuando Helina giró muy contenta entre los tres obreros
para irse, cuando le vi el culazo desnudo, protegido malamente por una
bombachita breve y metidísima entre las nalgas, cuando las manos del paraguayo
y los correntinos la tanteaban groseramente sin importarles que yo estuviera
ahí; en fin, cuando la vi irse y desaparecer por el pasillo entre risitas y
gorgoteos lascivos de esos tres machos que se la iban a coger… quedé solo.
Quedé solo y en mi nuevo cuartito, que me miraba
burlón desde cada rincón, desde cada pared, desde cada juguete, cortina y lámpara.
Y desde cada mueble colorinche.
¡Los muebles!
Fui desesperado hasta los primeros cajones que tenía a
mano. En el escritorio había lápices, anotadores, una calculadora de Pokemon y
útiles escolares... ¡Carajo, no! Giré al armario, con terror. No me terminaba a
atrever a abrir las dos puertas. No, no, no, no, por Dios, no. Las abrí de golpe
y de par en par, y fui a la cajonera abriendo la gaveta de arriba. ¡Carajo, noooo!
Estaba lleno de medias y calzoncillos con estampados
colorinches de los más variado: Batman, Superman, Pokemon, DBZ... Había también
unos genéricos de animalitos y otros de Hello Kitty.
¿Qué era todo eso? ¿Qué hacía en mi nuevo cuarto? Fui
como una tromba hacía la habitación matrimonial, donde seguro estaría mi Helina.
Y vaya si estaba. Sobre la cama, arrodillada en el
borde, con su culazo pendiente en el aire, a tiro del paraguayo que ya le
estaba dando bomba desde atrás con una poronga que metía miedo.
—¿Qué es esto? —pregunté, esgrimiendo un calzoncillito
de Hello Kitty y con intención de reclamo. Pero ver a mi novia así, con un tipo
surtiéndole pija desde atrás y otros dos al lado esperando su turno me
confundió, me hizo colocar sin querer en el lugar que ya me había acostumbrado tío
Ricardo, y la pregunta quedó sin cuajar.
Helina me vio junto a ella con el calzoncillo breve de
Hello Kitty en la mano. El torso y la cabeza se le movían por los empujones, que
no se habían detenido, y me sonrió.
—Es tu nueva ropita interior, mi amor.
Yo no sabía cómo reaccionar. Estaba indignado y quería
estallar, pero el paraguayo, que seguía bombeando a mi novia, me miró con gesto
de ira, en una amenaza para que no le estropee el momento.
—¡Es de Hello Kitty! —me quejé al fin—. ¡Es para nenas!
A mi novia se le escapó una risita.
—Tenés razón mi amor, no me di cuenta... Ahhh… —se
disculpó, siempre hamacada desde atrás. El paraguayo bufaba con cada vergazo
que le enterraba, parecía que lo tenía todo controlado. Uno de los correntinos
se sobó la pija y se puso, muy tranquilo, al frente de mi Heli—. Y ahora que lo
veo bien… —Heli tocó la prenda de algodón estampado con dos de sus dedos— creo
que en realidad… Ahhh… es una bombachita…
Me quedé perplejo. Parecía que a ella no le importaba.
El morocho le flameó la verga sobre la cara a mi novia y ella se la tomó con
una mano, con tanta naturalidad que me asustó.
—¡No quiero ponerme eso! —me rebelé.
—Pero mi vida, es relindo… Ahhh… Te lo compré porque a
mí siempre… Uhhh… me gustó Hello Kitty...
—¡No quiero! —me empaqué.
Mi novia quitó con delicadeza un cabello púbico de la
cabezota del morocho. Miró esa verga con gula y rodeó el tronco con su manita.
Levantó la vista al correntino, sonrió y agitó su mano un par de veces concientizándose
del tamaño y consistencia.
Luego giró hacia mí:
—Sé bueno, hacelo por mí.
Y abrió la boca y deglutió de un bocado el glande y un
poco más del morocho, con el deseo a flor de piel.
—¡Uhhhhhhh...! —gimió el correntino tirando su cabeza
hacia atrás.
No lo soporté y escapé de una corrida.
—¡Benjamín! —alcancé a escuchar antes de encerrarme en
mi cuarto.
Helina será lo que será pero también es una buena novia.
Vino de inmediato tras de mí, porque, como dijo ella, me ama y no le gusta
verme sufrir.
Yo estaba en mi camita, casi llorando y mi media
naranja sentada a mi lado, acariciando mi cabeza con una mano y sosteniendo la
bombachita de Hello Kitty con la otra. No sé cómo lo hizo, quizá porque yo la amaba
demasiado, quizá porque estábamos los dos solos en mi cuarto, pero me convenció
de que me la pusiera. Para ella. Solo esa vez.
—Te va a quedar linda —me dijo ofreciéndomela con su
mano extendida hacia mí.
No supe qué decir. Mucho menos qué hacer. De modo que
la buena de mi novia , que estaba sentada, me puso de pie frente a ella, me desabrochó
lentamente el botón del pantalón, me desenganchó el cinturón y, muy concentrada
en lo que hacía y tarareando una cancioncita y echándome una sonrisa cada
tanto, me fue bajando el pantalón.
—Levantá una piernita, mi amor… así… Muuuy bien… ¿La
otra…? ¡¡Muy Bieeen!!
Quedé desnudo de la cintura a los tobillos, con mis
medias puestas. Me quitó dulcemente la bombachita de Hllo Kitty de mis manos y
otra vez:
—Levantá un piecito, mi amor… Vas a ver que te va a
gustar… La otra…
Me la fue subiendo, con cierta dificultad, como si no
fuera mi talle, hasta que la subió del todo, me la calzó hasta el fondo, me
acomodó los huevitos y mi pitito para atrás, para que no me hiciera ni un
poquito de bulto adelante, me hizo alejar un paso y me miró, felicísima.
—¡Te queda hermosa!—me dijo completamente extasiada—. ¡Estás
hermosa! —concluyó, y me dio un besito ruidoso en la mejilla.
La verdad es que yo no me veía nada hermoso. La
bombachita de Hello Kitty era muy chiquita para mí, y de la manera en que ella
me la calzó, se me metió sola entre las nalguitas, aún más que cuando tío Ricardo
me obligaba a usar la ropa de mamá. La bombachita era tan pequeña que me
apretaba los huevitos y me hacía doler abajo y en la raya de la cola.
Pero por otro lado nunca había visto a mi novia tan feliz.
—¡Me encanta, mi amor! ¡No quiero que te la saques
nunca!
Yo me sentía confundido. Pese a la humillación, sentía
una gran satisfacción por hacerla feliz, un sentimiento que tenía medio
olvidado, pues las satisfacciones se las daban siempre tío Ricardo, el Rulo y
los otros machos.
—¡Señoraaaa…! —se escuchó en el pasillo.
—Mi amor, tengo que terminar de pagarles tu cuarto a
los señores.
Bajé la cabeza, asistiendo, y ella se levantó para
salir, cuando la puerta se abrió. Eran los tres obreros, en camisetas sin
mangas y abajo en bolas, esgrimiendo sus vergones desnudos y semi erectos.
—Putón, vamos a hacer esto rápido —dijo el paraguayo.
Helina amagó detenerlos, pero en un punto le gustó
tanta decisión. Se acomodó las tetas y miró alrededor, sin saber dónde se la
iban a coger, pues en mi piecita no había mucho espacio.
—Cuerno, rajá de la camita que nos tenemos que coger a
tu mujer —El paraguayo habló tan prepotente que me dio miedo.
—¡Es mi cama! —dije, y me acosté a lo largo.
—Cuerno, salí de ahí o te rompo la cara a trompadas.
La amenaza era en serio. No había juego ninguno en sus
palabras; era un tipo rudo, rústico, con una necesidad primaria de coger, de desahogarse
sexualmente, y nadie lo iba a detener. Sentí miedo real, y sorpresa al ver a
Helina sonriendo y sobándole la verga a uno de los otros dos morochos.
Quise salirme despacio, en un acto de rebeldía que me
otorgara cierta dignidad. Pero el paraguayo quería coger ya. Era un macho con
una necesidad básica, no iba a perder el tiempo. Me tomó de los cabellos y me
sacó de la cama de un tirón.
—¡Ahhh...! —grité de dolor.
—¡No seas bruto con mi novio! —me defendió Helina.
El paraguayo se le plantó delante, la tomó con fuerza
de la cintura y le magreó las nalgas.
—¡Tirate en la cama, putón! Te vamos a dar tanta pija
que vas a vomitar leche.
Helina se mordió un labio y obedeció callada, pasando
sobre mi cuerpo, que estaba tirado en el piso. Uno de los correntinos ya la
esperaba arrodillado con la pija dura. Los tres estaban al palo. Helina comenzó
a chupar pija de inmediato, golosa, y el paraguayo casi me pisa para acomodarse
y ponerse a tiro desde fuera de la cama.
El otro correntino también fue adelante y cuando el
paraguayo se la clavó, ahí casi en mis narices, Helina ya estaba chupando dos
pijas a la vez.
—¡Ahhhh… putita, qué buena estás…! —jadeaba el
paraguayo, que le daba bomba desde el piso y me miraba burlón. Yo seguía
tirado, así que estaba a sus pies. Desde ahí abajo veía su verga, larga y
gruesa, perforar y taladrar la conchita estrecha de mi novia, entrando y
saliendo, entrando y saliendo—. ¿Te gusta, cuerno, te gusta? —se reía, y me la seguía
cogiendo.
Adelante, mi Heli sostenía una verga con cada mano, y
tragaba una y otra intercaladamente, y a veces las dos juntas, cuando alguno le
tomaba la cabeza y la sometía contra ellos.
—¡Gggggfffgg...!
Pobre mi novia. No podía con dos vergas a la vez. Una
sola le entraba hasta la mitad; las dos, imposible. Lo intentaba, pero no era
sencillo. Por suerte los dos machos se distraían con sus pechos enormes, y los
manoseaban y le retorcían los pezones.
El paraguayo me la seguía cogiendo por la concha pero,
con horror, vi que en el movimiento le masajeaba el ano con su pulgar. El
horror no era porque le rompieran el culo, esa inocencia murió en cuanto mi tío
se hizo dueño de su cuerpo. Mi temor —me di cuenta— era porque yo sabía que tío
Ricardo era muy celoso de ese agujerito. Solo él se lo hacía. Bueno, él y los
amigos con quienes mi novia estaba obligada a dejarse hacer cualquier cosa, con
la autorización de tío. Mi angustia estaba dada por el sentimiento inexplicable
de lealtad hacia mi victimario. No solo ya era el cornudo de mi novia, además
pretendía que ella no le fuera infiel a él.
Cuando el paraguayo le enterró un dedo, y luego dos,
no pude aguantarme:
—¡Mi amor, el señor no puede hacerte la cola! —me
escandalicé.
Helina se quitó la verga de la boca con un
"flop". La otra pija se la estaban fregando por el rostro.
—Ay, Benji... El tío ya arregló todo con los señores.
El trabajo se lo cobran con "acceso total" —De modo que era en serio
lo de pagar mi cuartito con un buen polvo. Bueno, con tres (y si sumaba los de
la tarde, con no menos de seis)—. ¿Por qué no vas a living a ver los dibujitos?
Yo sé que no te gusta ver cómo me rompen el culo, mi amor.
Claro que no me gustaba. Me había acostumbrado pero no
me gustaba. Tío Ricardo, el Rulo y varios de sus amigos le metían la verga en
el orto y hasta la base, pero siempre que lo hacían me traían un regalito: una
revista, un DVD, un autito... Estos tres no me habían regalado nada.
El paraguayo le dio una nalgada a mi novia.
—Bueno, putón, llegó la hora de llenarte de verga por
cada agujero.
Puso a uno de los correntinos boca arriba, a mi novia
sobre él y al otro frente a ella, como para cogerle la boca. Mi novia se montó
sobre el morocho de abajo y se ensartó sola. “Uhhh", gimió. El paraguayo
siguió detrás, ensalivó agujerito y glande y puerteó el ano de mi dulce
angelito. Y empujó. "Uhhhh", volvió a gemir mi novia. Y él empujó con
más fuerza. "Ahhh…", cambió de gemido ella.
No era difícil penetrar el cuerito de mi novia. Se lo partían
casi a diario, la mayoría de las veces con pijas de buen porte. Pero Heli tiene
la concha bien estrechita (según me dicen todos), y ya estaba llena de verga,
así que el tronco del paraguayo avanzó, pero con cierta dificultad. Penetraba
centímetro a centímetro, lentamente, mientras el morocho, abajo, me la bombeaba
con fuerza y ganas.
Mi novia ya estaba en un grito. Cuanta más pija le
entraba por el culo, más gritaba:
—¡Ay Benji, me duele Benji! —me decía.
—¡Callate, puta! —le gritaba el paraguayo, que se aferraba
a las nalgas y me la clavaba con mayor fuerza.
La verga del sodomizador hizo falso tope. Ya saben, el
primer tope antes de reacomodar. El morocho de adelante había respetado el dolor
de mi Heli dejándola gritar, tomar aire con la boca y agitarse, pero ya la agarraba
del cabello para llevarla a su pija. El paraguayo dejó de empujar, relajó, tomó
impulso y abrió las nalgas llenitas como si fuera un libro. Y volvió a empujar,
para enterrar los tres centímetros de verga que le faltaban.
—¡Ahhhhhhhhh…! —gritó mi novia, y enseguida el correntino
la acalló llenándole la boca de verga.
—Uffff, putón, qué buen orto que tenés. ¡Qué rico
aprieta!
El paraguayo comenzó a bombearle el culo a mi Heli
todavía lentamente, en parte por la sequedad inicial, en parte porque abajo el
compa se la estaba cogiendo a conciencia. El bombeo se intensificó en cuanto
las dos vergas dentro de mi novia se sincronizaron.
—Mirá, cuerno, mirá cómo le rompo el culo a tu novia.
El paraguayo le bombeaba la verga dentro del culo a mi
novia y me sonreía y me miraba a los ojos. Como si disfrutara. Yo no quería
ver, aunque mis ojos estaban agrandados y abiertos como el cuerito de mi Heli.
—¡Qué pedazo de puta tenés, cuerno! —me desafiaba— ¡Qué
suerte que tu tío se la presta a todo el mundo!
Se me reía en la cara, el hijo de puta, y la verga le
salía casi hasta la cabecita y volvía a perforar hasta que los huevos chocaban
sobre las nalgas. Heli se quitó la verga de la boca por un segundo.
—No le hagas caso al señor, Benji… Ahhhhh… esto lo
hago para que tengas tu cuartito... Ahhhhh…
Y el paraguayo, más sádico que nunca, lanzó una
risotada sin dejar de penetrarle el orto.
—Sí, "Benji", mirá cómo te estrenamos el
cuartito…
Recién ahí me di cuenta que era cierto. Esos tres
hijos de puta estaban mancillando mi cuarto. Mi novia no, ya estaba mancillada y
me la seguían mancillando al menos seis por semana.
En fin, no quiero aburrirlos con los detalles sórdidos.
Sé que las escaramuzas sexuales no les interesan, sino solo las cuestiones
emocionales y psicológicas que nos ayudan a comprender la esencia humana. Pero
le rompieron el culo los tres, a mi novia, eso debo decirlo, aunque de esencia
humana no tenga nada. Primero el paraguayo, que me la estuvo bombeando como por
veinte minutos. Acabó en medio de un escándalo, a gritos, nalgueando a mi novia
y gritándole "¡puta, puta, puta!” y dedicándome la volcada: "Te la
estoy llenando de leche, cornudo", y pistoneaba el orto con ese tronco de
carne que parecía que nunca iba a detenerse. "¡Te la voy a dejar
embarazada por el culo, inútil de mierda!". Y mi novia se reía. Total, ya
había acabado un par de veces. Después que el paraguayo se vació dentro del
culito de mi novia, cambiaron posiciones y me la enculó otro. Fue una tortura.
No tanto por tener que soportar cómo esos tres tipos se empernaban a mi Helina
una y otra vez, sino porque yo seguía con la bombachita de Hello Kitty puesta,
y me seguía apretando y doliendo, especialmente cuando el pitito se me
agrandaba o los huevitos se me endurecían.
Cuando los tres obreros terminaron con mi novia, ya
eran las doce de la noche. Me la dejaron destruida, más muerta que viva, con
todos sus agujeritos detonados y enrojecidos, embadurnada de leche por todo el
cuerpo y la ropa rota y el cabello revuelto. No podía ni levantarse sola, así
que la llevé hasta el cuarto principal y la acosté en la cama matrimonial. Se
quedó dormida de inmediato, y justo en ese momento llegó mi tío Ricardo. Me vio
yendo a mi habitación, en medias blancas y bombachita de Hello Kitty.
—¿Y Heli…? —se sorprendió.
—Está dormida, no creo que esta noche...
—Estás muy linda con esa bombachita...
Me estremecí. Otra vez aquellos recuerdos.
—A ver, date vuelta...
Giré lentamente, no por seducción sino por miedo.
Cuando tío Ricardo me vio la bombachita enterrada entre mis nalgas, silbó su
aprobación.
—Andá para la pieza y esperame boca abajo... Voy a
estrenar ese cuartito como corresponde.
Y cabizbajo y con mis manitas adelante, fui.
— FIN —
¡¡Gracias Mikel por ayudarme con el tipeo!!
25 COMENTAR ACÁ:
Continuando con el comentario del Anexo anterior, veo que ha dejado de ser cornudo solamente, para ser una putita a disposición de quien sea, ahora nuevamente de Tío Ricardo... Dentro de todo, la imagen que das del pibe, caminando hacia la habitación con la bombachita de Hello Kitty, es dolorosa... Pobre flaco, va cayendo en picada... Dentro de poco, los paraguayos, van a venir por él también...
mmm... no cae en picada. siempre estuvo abajo. solo que te lo fui mostrando de a poco.
pero desde el momento en que se sabe que ya había sido la putita del tío desde hacía muchos años, el final de este anexo se me hace que no debe ser tan inusual. ;-)
Es la supremacia darwiniana!! El cornudo consciente, consentido y en desventaja fisica deb ceder!! y si es "nesario" hasta el marrón glacé!!
Payaso Trasero Imbecil (carlosnava57@hotmail.com)
Que buena hambientación, si hasta se siente la tensión que van generando las situaciones, y lo de cuidale el culito porque el tio se enoja, es de lo mas cornudo, y ensima imaginarlo con una bombachita de Kity clavada en el otro, no se puede pedir mas de un relato.
gracias x compartio.
Epaviejo
La verdad que no me canso de leer estos relatos. Me encanta el hecho de que Helina está tan dispuesta a entregarse a cualquiera que le indique a Ricardo, aun frente a Benjamin. Es más a ella le gusta humillarlo. De seguro ella le compro la bombacha de Hello Kitty con el fin de que Ricardo lo viera de esa manera. Espero poder leer un relato donde los vecinos hagan una fiesta con Helina y Benjamin vea todo.
Me encanta el morbo que creas. Aunque prefiero el morbo del emputecimiento de la putitas que siempre describes, pero para gustos los colores. muy buena la humillacion en la habitacion del cornudo. Como siempre, me quede con ganas de mas. A ver si hay suerte y vemos las aventuras de los dos putones.
Un saludo
cacafuti85@gmail.com
Todo el humor ácido de los cuernos en esta saga.
Quedo a la espera de los anexos.
La inclusion de una nueva putita es magistral. Le añade aún más morbo.Me calienta mucho la modelo que elegiste para Helina.
Es la ideal, mezcla de putón y señora.
Excelente anexo Rebelde. La humillación del cornudo hace aún más excitante la serie. Me gusta mucho cómo le das su propia psicología a cada personaje.
me gusto mas este anexo que el otro, vamos a ver como viene el tercero. Todo el tema de la habitacion y la infantilizacion del cornudo (que el asume a pleno) es interesante. Casi estoy seguro que esta satisfecho de haber conseguido una mujer que le diera gusto a su "tio"...
Hielo Negro
Exelente relato, me gusto aun mas que el anexo 1, sobre todo por lo que deja a la imaginación. PD: nunca recibi el anexo 3 gracias por todo... eurocase236@hotmail.com
hola rebelde
muy bueno el anexo me sorprendió el que me llegaran 2 en el pack excelente sorpresa, te soy sincero me gusto mas el relato del cuartito de benji con los obreros esta excelente.
no se si ya salio el pack 3 lo esperare con ansias.
en cuanto a la parte que me dejo pensativo es que el pobre benji seria usado nuevamente como cuando infante
the sir
Rebelde
Terrible
desde el renglon incial, cuando dice como el paraguayo la agarra del culo
Como lo basurea mientras la tratan de puta y la llenan de pija
y el final con la bombachita, mira que no me gustan mucho los relatos homo pero ese final abierto, tan abierto como el Culo de Benja es tremendo
carlos cad6969@hotmail.com
espero el anexo 3 y el video! que hermoso video
Que perra tan puta y el cornudo por TE creyendo es por él, o quizas sabiendo que no es por el?
en cualquier momento estare dejando mi opinion, enviamelos :/ abrazoo
Ya lo había leido, pero volver a revivir como el paraguayo lo tira de la camita para empomarle a la putita de la novia, y él con la bombachita de Hello Kitty puesta es impresionante. Quisiera, eso sí, más detalles sobre las cogidas que le pegan a la atorranta los machos que trae el tío, sobre todo esos donde se la cogen en grupo.
Saludos rebeldes.
Rebelde, hoy NO puedo esperar empezare…?
Dándole unos aplausos.
¡Muchos aplausos!
Este capítulo es superlativo.
En el tema de sometimiento.
Mira que comprarle ropita de “!NENA!”
Uuuufff, eso SÍ que es humillante.
La bateaste de jonrón.
Pero que paso?
Lo dejaste en lo interesante?
Jaja, NO te creas.
Pero sería interesante leer a benjamín en ¡otra ocasión! “MODELÁNDOLE ropita”
Que ¿!POR CONFUSIÓN!?
“Sea de nena”
Al sabio tío Ricardo.
"La bombachita era tan pequeña que me apretaba los huevitos y me hacía doler abajo y en la raya de la cola..."
REBE queridoooo!!! Eso es uno de mis tópicos favoritos de "humillación a través de la vestimenta" !! EL WEDGIE!!
(CALZÓN CHINO)
carlosnava57@hotmail.com
volver a leer es un especie de "volver a vivir", no? qué bueno que te haya gustado, amigo. lo de las cogidas que le pegan los amigos del macho, hay bastante en el capítulo 2, en el vagón abandonado en el taller. pero es cierto, no agregué más sobre eso. en esta serie me enfoqué más que nada en la infantilización del cornudo =)
jajaja!! me gustó que la novia le compre ropita infantil, y que "se equivoque" y le comprara de nena. es ultra humillante, sí señor.
la idea tuya de el cornudo modelándole ropita de nena al tío me gustó mucho. ya la anoté en la seccioncita IDEA DE LOS LECTORES.
Podría ser un interesante anexo. muchas gracias!!! =D
sabía que te iba a gustar este anexo, carlos, jajaja. me acordé de vos cuando lo resubí ^_^.
igual, más que el wedgie, el hecho que sea bombachita de nena. bah, las dos cosas son muy humillantes...
Rebelde eres un tipazo.
Saludos desde México.
Es que el "dolor de huevitos" es algo que pocas veces se tiene en cuenta como HUMILLACIÓN, Maestro!!
carlos"benji"nava
excelente relato como siempre.le relacion entre el cuerno y su tio promete mucho.
PORFIIIIIIIIIIII NO TARDES MAS REBEEEEEEEEEEEEEEEE!!!! Mi morbo no me deja comer ni dormirrrrrrrrrrrr
carlitos "benja" nava
gracias, amigo. igual, más que prometer, la mini serie ya cumplió (o no) porque se termina (de hecho, se terminó)
Publicar un comentario