MICRO NEWS:  El Faro, Parte III: Tipeo 100%, Correcciones 50% — Esta 3ra parte se publicará completa | Fidelidad Intermitente (2,3,4) Tipeo 80%, (5,6,7) Escrito 100% | ►Hay una actualización en el sub-blog Plop!


domingo, 19 de febrero de 2023

Fidelidad Intermitente (01)



FIDELIDAD INTERMITENTE (01) (VERSIÓN 1.3)
Por Rebelde Buey

NOTA: el relato tiene algunas partes censuradas por razones que se explican al final del texto. De todos modos, se puede leer y entender perfectamente.


Camilo
Ese culo hermoso y bien formado, perfecto, es mío. Soy afortunado, lo sé. Tal vez el hombre más afortunado del mundo. Porque ese culo, así como lo ven, y su dueña, me pertenecen.
Ya sé, ya sé, ya sé… Que soy un ingenuo, ¿verdad? Que cualquier mujer de hoy día tiene más kilometraje que un taxi. Pero déjenme decirles: Mia y yo nos conocemos de pequeños. Desde los seis años. Compañeros de aula en la primaria, luego en secundaria. Novios vírgenes, como ya se imaginarán. Familia tradicional. Un niño sano y hermoso. Fieles por opción. Nunca necesitamos aventuras ni explorar nada, ella o yo. Somos como un comercial de Coca Cola, qué va.
Claro que ella tiene sus orbitadores, ¿cómo no? Es hermosa. Y no solo pajerillos, como los muchachos de la carpa de al lado; o arribistas, como cada chofer de remís, cuando los toma. También gente más importante, como su jefe, cuando trabajaba en la óptica, antes de que tuviéramos a Camilito; o un cliente importante del negocio. Pero a ella le resbala, no es de esas. Simplemente, no está interesada. Igual que yo, que también tengo mis orbitadoras, aunque en mucha menor medida, naturalmente. En eso, como en tantas cosas, somos el uno para el otro.
Me arrodillo junto a mi mujer y miro hacia el horizonte. A la playa y el mar. Soy el hombre más afortunado del mundo, como dije. Me pongo un chorro de protector solar en las manos y las llevo a los muslos poderosos de mi esposa, y enseguida a ese culazo que me vuelve loco. Los muchachos de la carpa de al lado miran y me envidian. Toda la playa me envidia. Los hombres de las otras carpas de enfrente, los vendedores ambulantes que pasan voceando y miran de reojo cómo manoseo el culazo de mi mujer. Y hasta los guardavidas del balneario, me envidian también.
Recorro la cola de Mia, ahora embadurnado de crema, y lo amaso con placer. Ella, recostada boca abajo, gira y me mira a los ojos, y haciendo visera con la mano, me sonríe con picardía.
—Pasame por todos lados, no solo “ahí”.
—Es que hay mucho para cubrir.
—¿Me estás diciendo culona? —me regaña en broma, y subo mis manos por su espalda y en el movimiento me acerco y le robo un beso.
 


Camilo había trabajado como un esclavo durante todo el año. Para las vacaciones alquiló una casita a una cuadra y media del mar, y una carpa en el balneario más familiar que encontró.
Las carpas no son carpas, realmente. En verdad, son tiendas, boxes armados sobre la arena, invadiendo el comienzo de la playa, puestos unos al lado de los otros, separados por lonas a los costados y arriba, que te protegen del sol y te dan cierta intimidad con el box contiguo, idealmente ocupado por otra familia. 
Todos los años hacía lo mismo. Su sistema era garantía de descanso. Pero esta vez había un riesgo. Estaba haciendo unas refacciones importantes en el local de su negocio, allá en Alce Viejo, con ampliación incluida —aprovechando el paréntesis de un mes por vacaciones, en que se vendía muy poco—, y existía la posibilidad de que debiera volver por uno o dos días. Hasta ahora iba todo bien.
Mia regresó del mar con Camilito de una mano y unos baldes y palitas para la arena, en la otra.
—Está linda el agua. Después metete y te saco una foto.
—No, no, no, no… Nada de fotos…
Su última foto en el agua, del año anterior, fue tomada justo cuando una ola grande lo tiró al demonio.
Se acomodaron en la carpa. Ella se secó un poco, se quitó restos de arena y miró la hora en su celular.
—¿Compramos churros, hoy?
—Siempre —dijo él, y se tocó la panza—. Voy a tener que ir al gimnasio para bajar todo lo que estoy comiendo.
Mia se le abrazó, tomándolo por la cintura. Camilo sintió el calor de ese cuerpo y un hormigueo leve le recorrió el bajo vientre. La agarró por la espalda y se besaron brevemente, y él aprovechó para bajar un poco su mano y acariciarle el culazo.
—Te amo, mi amor —dijo uno de ellos. Cualquiera de ellos.
Media hora después, Camilito señaló hacia la playa y dijo:
—¡Chúos! —Por “churros”. Hacía pocos meses que arrancaba a hablar.
Mia tomaba sol boca abajo sobre una reposera, con la cola en punta y el bikini un poco metido entre los glúteos para tostarse más. Vio venir al churrero y se adecentó un poco.
El vendedor de churros era uno de esos hombres sin edad ni color. Parecía negro y como de 70 años, pero sin rasgos africanos. ¿Podría ser zambo? Tal vez, o tal vez un tipo blanco, tan curtido por la sal y el sol que fue quedando carbonizado por la vida. Lo mismo con la edad. Parecía de setenta u ochenta, pero se movía con la agilidad de alguien de cincuenta. Quizá la sal del aire de mar, año a año, lo fue arrugando hasta convertirlo en una pasa de uva humana. Igual de arrugada, e igual de oscura.
Era vivaz y alegre, y fue recorriendo las otras carpas ofertando sus churros hasta llegar al matrimonio, como cada tarde.
—Hola, familia hermosa. ¿Don Camilo? ¿Señora? —saludó con una inclinación corta y respetuosa de la cabeza. Y luego se agachó y se dirigió a la criatura—. ¿Cómo te va, Camilito? ¿Te estás divirtiendo?
El niño se había acercado a los tumbos, atraído por la certeza de que iba a comerse unos ricos churros. El niño fue hasta su madre y el viejo se inclinó hacia él para revolverle el sombrero y ponérselo intencionalmente mal, a modo de juego. Solo que en el movimiento abrió una de sus piernas y debió apoyar la otra en la arena. Eso abrió la botamanga de su bermuda justo delante de Mia, que seguía recostada boca abajo sobre la reposera, y cuya cabeza y rostro quedó prácticamente ante la apertura de piernas del viejo.
Entonces ella lo vio. La punta y un tramo del vergón del churrero, dentro de la botamanga, sin asomarse, pero a la vista de ella, por su posición privilegiada. Primero no entendió qué estaba viendo. ¿Era un glande y un poco de tronco? Imposible. Las pijas no eran así. Al menos, la única que había visto en su vida, la de Camilo, y lo grueso de la cabeza —la mitad de la pija completa de su marido— lo hacía improbable.
Camilo no vio a su mujer ruborizarse porque estaba de pie y ya camino a buscar su billetera. Pero el churrero, sí. El viejo reacomodó su pierna para no dejar su verga tan expuesta ante la mujer. El rubor de ella, esa inocencia súbita, lo excitó un poco y su verga tomó dimensión. Para cuando la pija se ocultó dentro de la botamanga, estaba tan gruesa ya, que cayó con peso sobre la tela y por dentro dibujó el volumen total de su humanidad. Y Mía lo volvió a ver. Y a asombrarse de nuevo.
—¿Como siempre, familia? —preguntó el churrero, y miró rápidamente a los ojos de Mia que, sin quererlo, todavía descansaban en la verga dibujada sobre sus bermudas—. ¿O lo quieren bañado de chocolate?
Mia se despertó con un sacudón de cabeza, y Camilo extendió unos billetes.
—No, como siempre, Don Churro —“Don Churro” decía el sombrero piluso que llevaba el viejo, lo mismo que su remera—. Bah, ¿vos querés uno de chocolate, mi amor?
—¡No! No, no… —dijo Mia, casi asustada. Y se incorporó para quitarse la incomodidad de haberle visto la pija al pobre viejo.
Al ponerse de pie y girar, dejó el culazo entangado casi sobre el rostro de don Churro. Luego volvió a girar y ahora le regaló la visión en primer plano de su conchita protegida y apretada por su bikini blanca.
El viejo también se incorporó, tomó el dinero, dejó una bolsa de papel con la media docena de churros, revolvió otra vez el sombrero del chico, pero esta vez lo compensó con un regalo:
—Éste bañado en chocolate es para vos, Camilito. Vas a ver que te va a gustar —dijo, y miró a la familia por última vez antes de irse a seguir voceando su venta de la tarde.
Y a Mia le pareció —lo hubiera jurado— que con las últimas palabras la miró más especialmente a ella. 



Camilo
Lo bueno de casarse jóvenes y vírgenes es que tu pareja es tu primer amor. También es que nadie viene dañado, ni con historias de ex tóxicos o cosas raras. Lo malo es que, por lo mismo, venís sin referencias sobre el amor y el sexo. Referencias de absolutamente nada.
Mia y yo cogíamos como cualquier matrimonio (o eso creía). Dos, tres minutos de juego previo, y diez, doce minutos de cogida en sí. Las matemáticas están ahí: una cogida normal de quince minutos.
Le estaba dando yo en misionero, que era la posición que más nos gustaba, tratando de no gemir mucho y hablar menos, para no despertar a Camilito, cuando sonó mi celular.
Tuve que cortar el sexo y atender rápido para que el ruido no cortara el sueño de mi hijo.
—Sí… Sí… Uh, no… … … Ok… Sí, ya sé. Al mediodía.
Mia se sentó en la cama, cubriéndose los pechos como en las películas. Ya conocía mis tonos de resignación.
—¿Qué? —me preguntó cuando colgué.
—Tengo que ir a Alce Viejo. Hay un problema con la ampliación del local.
—¿Ahora?
—Mañana a la mañana. Al mediodía, pero tengo que salir a la mañana bien temprano. Igual vuelvo al día siguiente. Es solamente una noche.
—¿Una noche, sola?
—Sola, no. Camilito te va a cuidar —dije, y sonreí. Sabía que Camilito le iba a espantar a cualquier vivillo que se le quisiera acercar.
Esa noche no pudimos seguir cogiendo.



Ni siquiera hizo falta armar un bolso. Apenas un puñado de cosas en una cartera de mano, junto a los papeles del auto. En seis horas, máximo, Camilo estaría en el local de su negocio. Ni siquiera debía llevar ropa interior, usaría la de su casa al otro día y regresaría a su familia con una segunda muda, en apenas 36 horas.
Camilo cerró momentáneamente el auto y giró hacia su mujer, que lo miraba de pie, bajo la puerta de su casa. Fue hacia ella, la tomó de las manos y la besó brevemente.
—Es un día, nada más —la quiso tranquilizar, pues el gesto de Mia era de desolación. Tenés una cara como si me fuera a la guerra.
—Un día y medio, casi dos.
—Mañana a la tarde ya estoy acá.
—¡Más te vale!
—¿Te puedo pedir un favor? —Ella lo miró extrañada—. Hoy y mañana ponete la malla de una pieza. La que te compré para navidad.
Mia se rio complacida por los inesperados celos de su marido.
—¿Tenés miedo que me miren? Ya saben todos que soy una mujer casada, y estoy todo el día con Camilito. Nadie me anda mirando.
—Los muchachos de la carpa de al lado te miran. Los guardavidas también, cuando vas al agua... No te hagás la tonta.
Mia volvió a reír. Rodeó el cuello de su esposo con ambos brazos y lo besó con la pasión que le quedó debiendo de la noche anterior.
—Hacé eso del negocio y volvé lo más rápido que puedas —Otro besito.— Pero no vayas como loco por la ruta.
—Vas a usar la malla enteriza estos dos días, ¿no? —Camilo se subió al auto y le dio arranque.
Ella exageró un fastidio actuado.
—Sí, mi amor, quedate tranquilo.



Ese mediodía de playa, recostada sobre la reposera, Mia se acomodó la tanga y se la metió más adentro del culazo, que la tragó como si se tratara de un bocado. ¿Por qué no se puso la malla de una sola pieza? ¿Por qué eligió la más breve que tenía, esa que ni siquiera se atrevió a usar con su marido? Lo había intentado, sin embargo. Frente al espejo de su casa, en la mañana, se había puesto la enteriza, para acallar las preocupaciones de su marido ausente. Pero por alguna razón que nunca terminó de descifrar, no quiso usarla. Sabía que sin su marido al lado la iban a mirar mucho más. Y sin reparos. Se sentía ansiosa por lo que le esperaba. Como una adolescente tonta. La malla enteriza era bonita, aunque demasiado formal; le cubría la cola más que ninguno de sus otros trajes de baño. Justo la cola, que era lo que más le miraban los chicos de la carpa de al lado. O los guardavidas, las veces que los pescó echándole un ojo.
El cajón había quedado abierto y el bikini azul violáceo quedó a la vista, llamándola. Reclamándole que nunca la había usado. Y que nunca la usaría. “Si no me la pongo hoy, que no está Camilo, no me la voy a poner nunca”.
Y en un impulso impropio de una madre como ella, se quitó la malla enteriza y se puso el bikini azul, el más pequeño de todos los que tenía. Se vio en el espejo y se sorprendió de lo estupendo que le quedaba y de todo lo que revelaba. No solo el culazo. Las tetas, también.
Sintió un palpitar en el pecho, como un vértigo fugaz de emputecimiento súbito, y se fue con Camilito a la playa, antes de arrepentirse.
Contrario a ese miedo, no se había arrepentido ahora, estando ya en el balneario. Los muchachos de la carpa de al lado la mironeaban constantemente, incluso haciendo comentarios sobre otras cosas —como el mar o el clima—, que ella apostaba eran referidos a su tremendo culo. “Hoy está más lindo que nunca”, decían con tono algo jocoso. Hablaban de ella, eran evidentes. “Se ve todo. Hasta la raya del horizonte, se ve”. Mia escondía el rubor bajo la revista que hojeaba. Se sentía desubicada, incluso algo tonta, pero definitivamente excitada. Se preguntó si los guardavidas también la mirarían con la misma hambre y si, al verla sola, se atreverían a hablarle.
Lo supo una hora después, cuando llevó a su hijo al mar. La miraron todos, no solamente los guardavidas. El balneario completo la observó menear de un lado al otro su culazo de videoclip de reguetón. Quizá se había excedido con ese bikini. Dios, hasta el matrimonio de viejitos de la última carpa la miró. Sí, se había excedido. Y para peor, ¡con Camilito! Sin dudas su marido no se merecía que todos los hombres del balneario le miraran el culo casi desnudo a su mujer. ¿En qué estaba pensando? Apenas regresara a la carpa, después del chapuzón, iría de nuevo a la casa a ponerse la malla de una pieza.
Pero al volver a la carpa, los muchachos de al lado comenzaron a hablarle amistosamente, mucho más amistosamente que cuando estaba su marido, y Camilito se puso a jugar con unos caracoles, y se hizo la hora de comer, y… al fin y al cabo ya todos le habían visto el culo. Ir a cambiarse no arreglaría nada.



Conforme avanzó la tarde, Mia fue enterrándose la tanga más y más en el culo, tan de a poco que ni ella se dio cuenta. Para tostarse mejor, se decía cada vez. Pero jamás en su vida había estado tan atenta a las miradas masculinas.
Hasta que llegó el viejo de los churros. El moreno sin edad. El que seguramente no la miraría de más, ya que era un señor mayor.
Bueno, sí, la miró. Y a juzgar por los ojos abiertos del negro, hasta se sorprendió. Y a ella, inesperadamente, no le dio vergüenza esta vez, sino satisfacción.
—Hola, familia —saludó como siempre. Y a Mia se le hizo evidente el desconcierto del viejo al verla tan emputecida y sin marido a la vista.
Mia estaba sobre la reposera, boca abajo, ofreciendo a los ojos su precioso culo y su cintura, prácticamente desnudos. No se levantó, con la intención de obligar a don Churro a agacharse frente a ella, como el día anterior. Sentía curiosidad de volverle a ver el vergón, para corroborar si el tamaño de lo que había visto era real o ella lo había sobredimensionado en su cabecita fantasiosa.
Al viejo no le quedó otra que bajar, lamentando abandonar esa posición privilegiada para mirarle el culo. Y entonces el vergón cayó otra vez de lado dentro de la botamanga, pero ahora ya gordo y semi erecto desde el inicio. Mia tragó saliva, y se dio cuenta que el viejo era consciente de que ella lo estaba espiando.
—¿Como siempre, señora? ¿Media docena?
—Cuatro, no más. Hoy mi marido no está. —Y agregó, innecesariamente, quizá confundida por la cabeza del pijón, que asomaba ahí abajo a centímetros de su rostro—. Y mañana tampoco. Esta noche mi marido va a dormir en Alce Viejo.
El churrero se mostró apenado y pispeó por un segundo el orto entangado hasta la raya, esta vez sin tantos reparos. Mia se dio cuenta. El viejo cambió de rodilla donde apoyarse y en el movimiento dejó expuesto prácticamente frente al rostro de ella un trozo de su humanidad: glande, cuello y una buena parte del tronco. Mia jamás había visto algo así. Ni siquiera en los videos porno que a veces le mandaba su prima de Buenos Aires.
—Uh… Espero que no sea por problemas… —dijo don Churro.
—No, no. Es que tiene que supervisar un arreglo en el negocio.
—Ah, entonces es para algo bueno…
—Sí, por suerte, sí —Mia tomó aire, se sentía ruborizada. El viejo volvió a moverse y los ojitos de ella bailaron al compás del vergón—. Que me haya tenido que dejar sola es algo bueno… es por algo bueno, quiero decir.
—Me imagino que cómo lo deben extrañar.
—Vuelve recién mañana a la tarde. —Mia miró al viejo a los ojos. No supo por qué—. Pero esta noche vamos a cenar solos. Así que sí, lo vamos a extrañar.
—La entiendo, señora. No sabe cómo la entiendo. Yo ceno solo todas las noches. No me quejo, ¿eh? Tengo mi privacidad, mi mundo armado. Pero la soledad a veces hace que uno se sienta solo… —redundó—. Especialmente en las noches…
—Y más en un lugar como éste, tan lejos de casa…
—¿Dice usted que su marido regresa mañana en la tarde? Es solo una noche, entonces... —El viejo la miró por primera vez a los ojos, profundamente a los ojos. Y luego agregó con malicia—. Va a ser como si nada hubiera pasado.
La mujer se estremeció levemente, como un rubor.
—¿Y dice usted que siempre cena solo? ¿Esta noche, también? 
—Esta noche, también.
—Pobrecito… —se le escapó a Mia.
—Si quieren puedo acompañarlos en la cena. Solo la cena, claro, para que Camilito no sienta tanto la ausencia de su marido.
—Sería muy generoso de su parte, señor… Ay, no sé cómo se llama. Siempre le decimos Don Churro.
—Abel.
—Sería muy generoso, Abel. Especialmente con Camilito.
—Yo, por la satisfacción de un niño, soy capaz de hacer cualquier cosa.
A esa altura Mia se dio cuenta que la verga del churrero estaba totalmente gorda y erecta, y que el viejo sabía que ella lo miraba.
—Será algo sencillo, Abel. Pensaba hacer unas milanesas.
—Yo llevo el postre. Algo rico para Camilito. Y para usted.
—Lo que sí le pido, Abel, y disculpe que se lo diga así de bruta, pero no hay otra manera… Es que después del postre y antes de acostar a Camilito, demos por concluida la cena... a una hora decente. No quiero el chismorreo tonto de las vecinas. 
—Por supuesto, señora… —Abel dejó en suspenso la frase—. Tampoco tengo su nombre.
—Mia.
—Mia. Será una cena entre amigos, para que no extrañen tanto al papá de Camilito… Cena, postre, café, y me regreso. No quisiera aprovecharme de la confianza suya y de la ausencia de su marido.



Abel no podía creer cómo le estaba dando bomba a ese pedazo de mujer. Con violencia y saña, tomándola del culazo que esa tal Mia le regalaba en la posición perrito. Le daba con fuerza, casi con furia, y lo que más le gustaba era que el putón escondía su rostro en las almohadas como para ocultar su vergüenza. Y sus gemidos.
—¡Qué buena que estás, hija de remilputa! —le gritó el viejo, sin dejar de machacar—. Lástima que el cornudo de tu marido se haya ido solo una noche…
Los empujones no cedían. El placer no bajaba. Por eso le costó tanto a Mia asomarse de las almohadas para defender a su esposo.
—No le diga cornudo, Abel… Ahhh… Camilo es un buen hombre y yo… Ahhh… nunca hice esto antes… Ohhh…
Era todo cierto, Abel se dio cuenta de la inexperiencia de Mia en cuanto se hizo chupar la pija en el comedor, mientras ▮▮▮▮▮▮▮▮▮▮▮▮▮▮▮▮▮▮▮▮▮▮▮▮▮. Tuvo que guiarla desde el inicio, enseñarle que primero la mamada debía ser más lenta, hasta que poco a poco su mano en la nuca la hizo subir y bajar como un pistón, igual que las putas de las películas porno.
▮▮▮▮▮▮▮▮▮▮▮▮▮▮.
—¿▮▮▮▮▮▮▮?
▮▮▮▮▮▮▮▮▮▮▮▮▮▮▮ —le respondía el viejo mientras con la mano subía y bajaba la cabeza de la madre sobre su pija—. Hoy el postre lo traje yo.
Para irse tranquila a la cama con Abel sin que la vea el hijo, Mia había dejado a Camilito con la tele y unas películas de Disney. Ahora el viejo la estaba empalando desde atrás, por la concha, y ella no podía creer cómo de distinto se sentía semejante pedazo de verga. Literalmente esto era otro tipo de sexo, no tenía nada que ver con lo que había hecho durante años con su marido. No era solamente que la tenía mucho más grande, que se sentía más llena. Era la prepotencia de cada pijazo, que la sacudía como si fuera una bolsa de arena en un gym de box, y el desdén del viejo sobre ella, sobre su cuerpo.
Cuando un rato antes le hizo chupar la pija en el comedor, sin importarle ▮▮▮▮▮, ella supo que se rendiría por completo.
El bombeo se mantenía furioso e imparable. Quince minutos y seguía como si nada. A esta altura su marido ya se habría dado vuelta en la cama y le estaría diciendo “buenas noches”. El viejo le había anunciado que ya se estaba comiendo la verga entera, hasta la base. Había demorado un poco, dijo, porque ella era muy estrechita. Mia sabía que eso era bueno para los hombres, pero no imaginó que les podía provocar morbo.
—Hija de puta, sos más angosta que la novia de mi ahijado, y tiene quince… —La tomaba de los cachetes de la cola, los apretaba, y clavaba con fuerza brutal. Todo en el mismo movimiento—. Qué buena cosecha de cornudos, la de este año…
Que la compararan con una quinceañera la llenó de un extraño orgullo que jamás había experimentado, y que volvieran a tratar a su marido de cornudo, le parecía injusto pero a la vez le provocaba un vértigo extraño ahí abajo.
—Oh, por Dios, voy a acabar… —le confesó al viejo. O a sí misma.
—Las más santitas son las que acaban más rápido con verga ajena…
—¡Ohhhhhhhhh…! —gritó Mia, que ahogó su pena con las almohadas.
El viejo lo tomó casi personal, no le gustó que escondiera el goce. La tomó de los cabellos y la trajo para sí, sacándola de ese silencio.
—¡Gritá, putón, gritá bien fuerte! —le reclamó, obligándola a sostener el torso con sus brazos más extendidos, ahora sí en verdadero perrito—. Que se entere toda la cuadra que acabás con el viejo Abel.
—¡Ahhhhhhhhhhhh…! —Siguió acabando Mia, y ahora el grito, liberado, retumbó en toda la pieza.
El viejo no le soltó los cabellos, pero soltó una mano y comenzó a nalguear fuerte un cachetote de ese culazo que lo obnubilaba. 
—¡Más fuerte, puta! —¡Paf! ¡Paf! — ¡Te tiene que escuchar el cornudo desde Alce Viejo!
—Ahhhhhhhh por Diossss… ¡No sabía que se podía acabar así! Ahhhh…
.
—¿?
Mia . Ella culo en punta y el viejo churrero clavándola como si no hubiera mañana.
… ¡¡¡Aaahhhhhhhhh…!!!
.
—¿? —preguntó.
Mia volvió a hundir su rostro en las almohadas: —¡¡Ooohhhhh…!!
El viejo le respondió.
. Pero en la segunda vuelta, le va a doler…
Mia se asomó de nuevo y ▮ .
—Ahora me toca a mí… —anunció Abel, y aunque sabía que era lo justo, Mia sintió un poco de nostalgia. Podía seguir recibiendo la entrada de esa pija durante horas.
Para acabarle, el viejo la hizo dar vuelta y se la cogió de frente, en una especie de misionero, pero con las piernas de ella abrazándolo de la cintura.
—Quiero verte la cara cuando te vuelque la leche y te convierta en mi puta… Ahí va… ahí va… Apretame con las piernas, que ahí va…
El viejo no era un tipo feo, pero era viejo. Mia hubiese preferido mantenerlo a sus espaldas. Pero en el momento en que el primer chorro de semen la inundó, supo que era la posición correcta. Que ese viejo hijo de puta, macho consumado, sabía lo que hacía e incluso lo que a ella le convenía. Sintió ensanchársele la verga un poco más, si eso era posible, y también ponérsele más dura. Esto fue muy notorio. En el segundo en el que empezó a acabar, nunca había sentido una pija tan dura. Y el primer chorro de leche enviado a su humanidad, era loco pensarlo, pero juraría que lo sintió en el útero. 
Cerró los ojos y se abandonó al placer de dar placer.
—¡Ahhhhhh! —gemía el viejo. Tan fuerte, que sin duda los vecinos estarían escuchando—. ¡Ahhhhhh pedazo de putaaaahhh…!
¿Por qué de pronto le gustaba que le dijeran puta? ¿Por qué su marido nunca se lo había dicho?
El segundo chorro llegó pegado al primero, y fue igual de fuerte. El tercero, lo mismo. Con cada arremetida, con cada empujón de la pija del viejo, Mia se sentía que la iba a romper, que le iba a meter hasta los huevos.
—Lléneme toda, Abel…  —murmuró.
El viejo abrió los ojos mientras la regaba con el cuarto chorro de leche.
—Qué hermosa carita de nena buena y emputecida, por Dios…
Y siguió bombeando, aunque ya con menor fuerza.
 , atraído esta vez por los gritos de ambas acabadas, y ▮ ,   ▮ estaba en la cama  de las , empujándola contra el colchón y volviéndola a empujar en cuanto el cuerpo de ella le regresaba.
… —.
Y el viejo, que ya acababa de acabar, le respondió.
. Te la termino de llenar de leche y te lleva a dormir.
Dos minutos después, Mia  hasta , para . Por el pasillo, de ida, le chorreaban hilos de semen por el lado interior de los muslos. Mia ▮  un poco la realidad , y se dijo que ahora debía despedir al viejo y olvidar todo. Ya había sucedido lo que no debió suceder nunca, no podía cambiarlo. Pero al menos podía respetar a su marido por el resto de la noche.
Esa noche Mia tuvo dos orgasmos más, totalizando tres. El triple de lo que había tenido en toda su vida con Camilo. Incluso el viejo le había metido un buen tramo de pija por el culo, aunque —en palabras de él— apenas la cabeza completa. Le había dolido como el fuego, y el viejo le había ahogado los gritos de dolor metiéndole en la boca una bandana azul que encontró en la habitación, y clavándola a ella de modo que su rostro le quedara hundido entre las almohadas. Pero luego de un rato la dejó en paz y con el culo ardido, y simplemente la volvió a usar por la concha hasta descargarse, regándole de leche la cara y las tetas.



Camilo.
Es una de las cosas malas de ser el dueño de tu propio negocio: nunca tenés vacaciones, realmente. Las refacciones, pero sobre todo la ampliación del local, se estaban complicando más de lo calculado. Bastante más. Y debía ir a tomar decisiones en el lugar, y a firmar documentos y papeleo de inspecciones. Tendría que regresar en un par de días, seguramente. Eso desilusionará a Mia, que siempre disfruta tanto de nuestras vacaciones en pareja, y ahora con nuestro hijo.
Por el otro lado, lo bueno de ser tu propio jefe es que —si lo necesitaras— podrías estirar tus vacaciones todo lo que quisieras.
Regresé a las dos de la tarde. Mia me esperaba con Camilito en brazos, a la entrada de la casa, con todo listo para ir a la playa.
Me besó con la pasión de la abstinencia de una noche. 
—Siento como si te hubieras ido una semana —me dijo.
Yo sentía lo mismo. Iba a ser horrible tener que decirle que estos viajes de un día y medio al local se iban a repetir durante el resto del mes.
—Chúos… —dijo de pronto Camilito—. Mamá y chúos… —y señaló la casa.
Mia me explicó:
—Ayer compramos los churros, pero sobraron los dos tuyos. Así que los comimos de postre a la noche. Uno cada uno. ¿No es cierto, Camilito?
Camilito siguió señalando la casa. 
—Así que ayer te comiste tres churros en total. Vos también vas a tener que ir al gimnasio conmigo —bromeé.
Me puse otra ropa y fuimos a la playa, y le conté lo que había estado haciendo y lo que iba a suceder. Por alguna razón no se mostró tan devastada con mis futuras ausencias de dos días, como yo me imaginé. Más bien parecía pensativa. 
—Mi amor —le dije algo asustado—. No pensarás que me voy a ir cada tres o cuatro días porque tengo “algo” en Alce Viejo, ¿no?
—¿Qué? —se sorprendió—. ¡No, tonto! —Llegamos a la carpa e instalamos nuestras cosas—. Es que… estaba tratando de ver… ¿como cuántas noches nos vas a dejar solos a Camilito y a mí…?
No les voy a mentir, me quedé un poco acongojado. Pero es uno de los precios que hay que pagar si uno quiere ser dueño de su propio negocio. El negocio manda, el negocio es el que pone los horarios, las prioridades…
—Ay, mi amor, sabés que si pudiera… Pero tengo que estar ahí en las inspecciones… Y están cayendo ahora, no sé qué decirte.
—¿Pero cuántas noches? —insistió. Estaría angustiada con todo esto.
Saqué la cuenta rápido. No se lo iba a endulzar, sabía que cada noche de ausencia mía, era una noche que iba a pasar sola y triste, pensando en mí.
—Seis… tal vez siete… —Me puso cara de desconsuelo y eso me pegó en el estómago—. Lo siento, mi amor. Es que así se dieron las cosas. Sabés que si por mí fuera…
—Está bien, ya sé —resolvió. Y de pronto sonrió. Problema acomodado, pensé. Entonces ella se quitó el pareo y la remera. Llevaba puesta la malla enteriza que le pedí usara en mi ausencia—. ¿Te gusta? Me la puse ayer y me gustó tanto que la voy a usar más seguido.
Me enamoró el detalle. ¡Qué mujer! Y qué suerte la mía, ya no hay féminas así de dulces, y que cuiden tanto su imagen en público por respeto a su marido.



Con el tiempo, Camilo describiría esa tarde como una tarde extraña. Nada sospechoso que husmear, nada malo que reprochar. Pero había algo en el aire, en la mirada de los hombres sobre su mujer, que le pareció nunca antes había notado. Quizá fueran ideas de él. Seguramente. ¿Pero los muchachos de la carpa de al lado no estaban más socarrones que de costumbre? Y cuando a la tarde, a eso de las tres y media, vino uno de los guardavidas a invitarla a Mia a jugar al vóley… ¿qué fue eso?
—Vamos a jugar un desafío —anunció el chico ancho y bronceado, de sonrisa despejada como el cielo, que aún jadeaba por la corrida en la arena—. Guardavidas contra chicas. Pero no hay muchas mujeres que jueguen al vóley. Les falta una. ¿Querés?
El matrimonio se miró sorprendido. La cara de Mia no dejó lugar a dudas a Camilo de que estaba más desconcertada que él.
—No sé, estoy con mi familia… —Mia de verdad no entendía qué estaba pasando. Ayer nomás, al ir al agua, se preguntaba si los guardavidas la habrían visto y por qué no le habían dicho nada. Tal vez sí la vieron—. Mi marido llegó hoy y se vuelve a ir en un par de días…
—Es media hora. Sin una más, se cae el desafío. Y sos la última.
—Andá, mi amor. Yo me quedo acá con Camilito.
El chico la tomó de la mano para levantarla y llevársela.
—Vengan ustedes también —le dijo él a Camilo—. Así las alientan a las chicas contra nosotros. 
Y se llevó a su esposa de la mano, rumbo a la cancha de vóley.
A las cinco, rato después de que Camilo terminara de ver cómo todos los muchachos de la canchita le miraban el culo a su mujer cuando ella se agachaba a levantar la pelota, o se incorporaba —culo en punta— cada vez que terminaba en la arena, cayó a la carpa el churrero.
—Hola, familia… —saludó musicalmente, como cada día.
Mia se puso tensa pero lo ocultó yendo a buscar un toallón para taparse, porque “está refrescando”. Camilito vino corriendo, atraído por el dulce de cada día.
—Si no deja de venir, vamos a engordar todos… —se quejó en broma Camilo, siempre con el mismo chiste.
“La que va a engordar es tu mujer los próximos nueve meses, pedazo de cornudo”, pensó Abel. Pero en cambio dijo:
—El que dejó de venir fue usted. ¿Qué le pasó ayer?
Mia regresó con el toallón cubriéndola, pero se sintió enrojecer y regresó a buscar el dinero.
—Trabajo. Tuve que ir al negocio por una inspección… Y lo peor es que tengo que volver. Parece que voy a estar acá dos días sí, un día no. Una locura.
—Uh, no me diga… Se la va a pasar viajando…
—Tres semanas así. Las próximas tres semanas de vacaciones, así.
Abel miró el culazo de Mia, que se había inclinado sobre un bolso buscando algo de plata.
—Esas no son vacaciones.
—Pero por lo menos ella disfruta.
Abel pensó que en estas tres semanas no había forma de que ese culazo se le escapara. Tenía ese plazo para doblegarlo, perforarlo y lograr enterrar su vergón hasta la base. 
—Ah, eso sí. Ella va a disfrutar. Pero no va a ser lo mismo.
—Qué se la va a hacer. Este verano tocó así.
Mia regresó con el dinero en la mano, cubierta como una monja. Abel dejó la bolsita de papel madera en las manos de ella y tomó lo suyo. 
—Ah, casi me olvido —le dijo a Mia, y la miró a los ojos mientras sacó de su bolsillo la bandana azul con la que le había cubierto la boca mientras le rompía el culo—. Anoche me llevé esto. Es suya, ¿no?
A Mia se le aflojaron las piernas. Tuvo que sentarse en la reposera.
—¿Cómo que se llevó eso? —quiso saber Camilo.
—Sí, a la vuelta de mi recorrido, a la noche, siempre paso por acá. Y encontré esto tirado en la carpa de ustedes. Lo tomé antes de que se lo robara alguno, pensé que por ahí era suya —le dijo a Mia, y se lo dio.
—Sí, Abel… —dijo ella, con el paro cardíaco regresando a la normalidad.
—Me la jugaba a que era suya. Bueno, familia, será hasta mañana… Chau, Camilito… —y le revolvió los cabellos, como le revolvió las tripas a su mami la noche anterior.
Don Churro se fue.
—¿Se llama Abel? —preguntó Camilo con curiosidad.
—Sí, me lo dijo an… ayer…
—Abel… tiene nombre de buen tipo, ¿no? Se le nota que es buen tipo…
—Sí, es muy bueno en todo…
—Se tomó la molestia de devolvernos la bandana azul… ¿no es la que te regaló mi mamá el año pasado? —Mia asintió y se llevó el primer churro a la boca—. Ya no queda gente así. Es lo que tiene de bueno este balneario familiar: la gente. Si no fuera así, no me iría tan tranquilo a Alce Viejo lo que resta de las vacaciones.
—Son solo seis o siete noches —suspiró Mia—¬. ¿Qué puede pasar en siete noches?
—Con gente como Abel, nada.
—Por eso, mi amor. Alcanzame un mate que me voy a comer otro churro.

FIN

SOBRE LAS PARTES TACHADAS:  El relato fue censurado porque a un lector le ofendió o desagradó parte del mismo. Como la idea de este blog no es que la pasen mal, taché esas partes de manera que igual se entienda todo, y listo. Aunque perdió bastante morbo. 
Como esto era una miniserie y ya tengo escritos cuatro capítulos más (de un total de seis o siete), que mantienen los mismos elementos que este capítulo... (a) no voy a poder subirlos acá sin que me vuelvan tirar la bronca, (b) no voy a arrojar a la basura todo el trabajo de los capítulos ya escritos, y (c) no voy a autocensurarme. 
La serie la mandaré completa y sin censura bajo la modalidad de pago, cuando la termine.
La fecha será anunciada en este mismo blog, pero aún falta porque voy a tener que terminar de escribir, corregir y tipear tooodos los capítulos (tiempo habitual x 6). 
Quéselevacer...


Fidelidad Intermitente (01) — Versión 1.3 (02/07/2023)
(c) Rebelde Buey


67 COMENTAR ACÁ:

pedro picapiedra dijo...

Una alegría leer un nuevo relato suyo.
Para mi es el autor cuyos relatos nunca defraudan.
Gracias

luisferloco dijo...

Por fin, luego de tanto tiempo, un nuevo relato. Gracias

RoyBatty dijo...

Excelente, para mi nace un clásico. Creo que hay potencial para una gran cantidad de relatos.

Anónimo dijo...

Exelente vale la pena la espera

Rebelde Buey dijo...

PEDRO PICAPIEDRA:
muchas gracias, Pedro! espero que lo que viene te guste igual. voy a escribir más en este estilo, es decir, un poco menos de sexo explícito y más situaciones que llevan a los cuernos.
LUISFERLOCO:
¿pasó tanto? Hace dos meses publiqué un nuevo episodio de EL CLUB DELA PELEA, espero lo hayas visto (y te haya gustado).
ROYBATTY:
jjajaj no sé si tanto, pero ser hará lo posible. justamente hoy estuve "planificando" lo que resta de la historia y van a ser —en total— cinco o seis capítulos, todos parecidos a éste (aunque con un poco más de sexo, a mediada que avancen los episodios.
ANÓNIMO:
gracias, anónimo. Espero volver a publicar pronto (intentando escribir aunque sea un poquito cada día. veremos...)

BeluMuyInfiel dijo...

que suerte conseguir una pija gorda... siempre es bueno conseguir machos nuevos...

josema777 dijo...

Estuvo muy bueno y morboso, si queda preñada como justifica, la llegada de ese hijito negro, sera tiempo de blanquear todo. y Camilo convertirse en cornudo conciente todo sea por la gelicidad de su putita.

josema777 dijo...

De espera la segunda parte.

Anónimo dijo...

Uno de los mejores! Lo Diablo esta en los detalles. El pudor de Mia quando esta su marido... su descaro quando el no esta alli... que el cuerno sea lo ultimo a enterar-se de su condicion es mucho mas importante que el sexo... Que no tarde la segunda parte!

Anónimo dijo...

Aun no comienzo a leerlo, lo tengo agendado para esta noche, pero me gustó eso que escribiste de que quieres abordar mas situaciones que lleven a los cuernos, que solo el sexo explícito. Lo mejor de un relato es el morbo. Esperando con ansias lo que sigue.

Victor

Anónimo dijo...

que buenisimo está..... Ojala continues por favor dime la fecha

David tatuado dijo...

Buenísimo!!! Acá hay una nueva serie!!
Cuando escribís cómo surgen los cuernos es genial!!

Rebelde Buey dijo...

JOSEMA 777:
Hola, Josema! Hmmm... no está planificado que ella quede embarazada (la verdad, ni se me ocurrió). pero sí está previsto que el cornudo termine como cornudo consciente

VÍCTOR / ANÓNIMO:
Efectivamente voy a centrarme más en cómo se llega a los cuernos, y en cómo se van desarrollando esos cuernos, más que en el coito en sí. En el caso de las series, el problema va a ser que ese "cómo" en gran parte se desarrolla en el primer capítulo, haciendo que los capítulos siguientes resulten más cortos. Pero bueno, mejor así que no publicar nunca.

DAVID TATUADO / ANÓNIMO:
Ésta será una miniserie. Tengo el plan y la estructura básica y —al menos por ahora— son cinco capítulos. ya escribí la mitad del segundo =D

Gracias, gente! los comentarios me alientan a seguir escribiendo, así que no sean tímidos. Saludirijillos!

eziobrosini dijo...

Hola, soy nuevo aquí.
Me gustaría leer más de tus relatos pero estoy mas interesado en la infieldad no consentida y seria bueno que hayan tags para saber distinguirlos sin tener que leerlos primero.
Saludos

Rebelde (deslogueado) dijo...

Es buena idea esa de los tags. Estoy pronto a reorganizar el blog, o incluso regresarlo al diseño anterior (uno más simple que usé hace unos años) xq veo que ya casi todo el mundo lee los relatos desde el celular, y ahí el diseño cambia y es menos claro.
Con el cambio de diseño voy a agregar una columna de tags, que indicarán qué temas incluye cada relato.
Muchas gracias x el aporte

eziobrosini dijo...

Gracias a ti Rebelde. Los relatos que stoy leyendo asta ahora son geniales. Si no te molesta me podrías decir si hay relato centrado sobre Marta y Don Brotola de la serie Éramos pobres?

Rebelde (deslogueado) dijo...

Todo lo que escribí sobre esos personajes está en este blog, sin restricción. No hay nada escrito sobre esa relación puntual que mencionas, aunque sí hay un texto que incluye a Don Brótola y Marta, cuando la Marta era una bebita (y Don Brótola se coge a la madre de ésta). Era el inicio de una serie que quedó en unitario, está acá en el blog, se llama LA JUVENTUD DE DON BROTOLA.
Búscala, creo te va a gustar.

Anónimo dijo...

Tus relatos son buenísimos. PERO, ¿para qué carajo metes niños? Ya lo has hecho antes. Es repulsivo. Mata las pasiones. Y es medio pedófilo, tienes una fijación ahí bien rancia. No metas niños en los actos sexuales de los relatos, ni como espectadores ni como nada. No es tan dificil.

Rebelde Buey dijo...

Arreglado

Rebelde Buey dijo...

Arreglado

Anónimo dijo...

Si no te gustan sus relatos no te metas a leerlos. Ofendidos y ofendidas váyanse a su casa. Nadie te ha invitado a venir a censurar a Rebelde. Carajo

klarck dijo...

porque le sacaste la parte donde hablas de la bendicion de la madre.... esas sescenas ocmo que la hacen ver mas vulnerable a la protagonista... y obvio mas pu _ _ . Por favor deberias poner una version sin censura en alguna parte.... please.... no es justo...

Rebelde (deslogueado) dijo...

Totalmente de acuerdo. Además, que la bendición sea testigo de lo que hace la madre tiene relación directa con lo que sucede en el resto de la miniserie. No es que lo puse x poner.
Pero bueno, es lo que hay. Éste y los siguientes capítulos, sin censura, sale como pack y de ese modo los que no se quieran topar con estos temas, no lo hará. 🤷🏻‍♂️

klarck dijo...

lo que por ahi te recomiendo que hagas es que vuelvas a poner este relato SIN CENSURA y luego de 3 Dias lo vuelves a censurar... (lo mismo con el siguiente, es decir dejarlo 3 dias sin censura y luego censurarlo...) en realidad no estaria bueno que lo censures.. pero tus fans (que revisamos tus blogs casi todos los días o los que estén siempre están al pendiente deberíamos poder leerlo sin censura) esa seria una solución ante esos (cristales...) PERO SOLO ES UNA SUGERENCIA DE MI PAERTE.... (Obvio es tu Blog y nadie debería decirte que hacer en tu blog porque es tuyo... ni siquiera esos cristales que se ofenden por todo y quieren que los demás hagan lo que ellos piden solo por que a ellos les molesta que se de una u otra forma....)

Rebelde Buey dijo...

alguna vez hice eso: cambiar la versión después de unos pocos días. pero en este caso saltó al segundo día. suele suceder cuando empiezo a activar el blog con más contenido. eso trae más gente, y la misma gente entrando más seguido. qué sé yo...
desde hace años tengo una historia donde el macho era un negro de unos 12. nunca lo escribí por estas cosas. al final, se me pasó el "momento" de escribirlo y jamás lo hice. de alguna manera, todo esto opera como censura. pero son las reglas del juego, supongo.
a esta altura ya ni me molesta. ni siquiera da para debatir(les). es lo que es y listo

Rebelde Buey dijo...

Igual, Klarck, la participación de la bendición es la nada misma. no pasa nada. simplemente él observaba por un momento lo que hacía la madre. no es que estuviera involucrado, ni lo tocaba nadie, etc. Con esto quiero decir, no te hagas problemas: el relato está ahí, no es que cambió algo o te perdiste el santo grial de los cuernos.

marabunta dijo...

Sino es por el Instagram se me hubiera pasado esta último relato. Excelente trabajo como siempre. La escena del macho con la esposa la sentí muy morbosa, sobre todo porque el cuckold con hombres maduros tiene un mayor encanto. A esperar la siguiente entrega!

pedro picapiedra dijo...

Es mi opinión, pero no deberías hacer ningún caso a un censor integrista anónimo.
Además es una crítica sin ninguna base.
Por favor restaura al original

Anónimo dijo...

3 dias sin censura. Y luego, si quieres, censura-lo. Pero nada en este relato tiene que ver con pedofilia, que esa si es repugnante. Pero... hay quien condemne los libros de Enid Blyton por violencia... y hasta la estatua de Michelangelo - David - es considerada pornografica... en que mondo estamos...

Rebelde Buey dijo...

Pedro Picapiedra: estoy con vos, pero no tengo ni la mínima gana de que me denuncien el blog por semejante cosa, así que corto por lo sano y listo ("muerto el perro, se acabó la rabia"). he visto blogs cerrados por publicar gifs porno de los comerciales, de relaciones consensuadas entre adultos, solo porque un tipo un día se levantó y lo denunció. Las redes te lo cierran automáticamente, luego averiguan (si tienes suerte, y en el mejor de los casos). ni siquiera tiene sentido debatir: la libertad de expresión murió hace unos cuatro o cinco años

luisferloco dijo...

Rebelde, entiendo o quiero entender el por qué de la censura... Pero el que no quiera leer, que no lo lea. Al que le parezca demasiado morboso, que vaya a otro lado, porque ya cansan todos los que cancelan o censuran lo que se escribe. Ya es molesto. Si no te gusta, no leas. No estás obligado. Saludos, y no te sigas censurando...

Anónimo dijo...

si alguno no quiere leer que no lea o que se vaya
Si es un tema economico lo entiendo,
pero si hay un imbecil dejanos pedir el link uy los leemos
Sos un geniooooooooooooooooo

Rebelde Buey dijo...

sería lo lógico, pero en la realidad no es así. entran, leen y patalean. ponerlo en un pack es la barrera definitiva. nadie va a pagar para leer algo que no quiere. aunque le de morbo y después lo sublime pataleando.
Yo ya venía con ganas de armar un pack, lo tenía medio armado hace tiempo pero se me quemó la PC y perdí una serie de 8 capítulos completa ("Mi Novia, la Doméstica de mis Amigos"). Todo este problema también me da la excusa para por fin ponerme las pilas y mandar un pack, que lo vengo prometiendo desde hace más de un año y por H o B siempre lo pospongo.
Igual, tranquilo que por acá van a seguir saliendo relatos gratis.
Pero no esta serie.

Rebelde Buey dijo...

Totalmente. Pero es que no siguen de largo. Se quedan y se quejan. Tengo un par de ideas con novias infieles gordas. Vas a ver que no va a faltar el boludo que me tilde de gordofóbico jajaja .
Es lo que hay, amigo ^^

luisferloco dijo...

lástima que no continúes por acá esta serie, porque está muy buena

trabajabdofederico dijo...

PRIMERO.-Te escribimos tu pareja de lectores Mexicanos, (Federico y Señora “La que Manda”)
Han pasado más de 2 años, que pudimos disfrutar del escritor “Rebelde” en nuestro caso por culpa de la pandemia de covit.

Por eso Simplemente AGRADECEMOS, ver que el sigues “vivo” y “Activo” Es una ALEGRÍA “Genuina” ver publicados nuevos relatos, (Fidelidad Intermitente y Club de la pelea)
Gracias Dios, NO nos merecemos tanto.

Leímos ambos relatos la semana pasada, y simplemente mi señora no ha podido dejar de leerlo cada noche, y hablar de este.

Los dos relatos son tan DISTINTOS, yo prefiero el de la pelea, pues…?
Soy interrumpido de maneja grosera, por “La que Manda”.

trabajabdofederico dijo...

SEGUNDO.-Ya se acabó, NO deje que siguiera escribiendo “EL”, pues no entiende que estos escritos, son para:

En nombre de TODAS las MUJERES, del Mundo.
AGRADECERTE por existir Rebelde Buey.
Y APLAUDIR de pie, y agradecer a Dios, por tu inspiración.
Este relato es una obra maestra,
Para el DESPERTAR y ACEPTACIÓN de cualquier mujer, a su sexualidad.
Al disfrute de una sexualidad plena.

Simplemente NO tiene ningún error.

Atentamente “La que Manda”

trabajabdofederico dijo...

TERCERO-A que me refiero cuando digo, la sexualidad plena.

Ver, como nuestra protagonista.
DISFRUTA Mostrar su cuerpo.
Que se hable de ella,
Que los hombres la accedían, Sin ningún respeto.
Que comience a fijarse en el tamaño, de los penes.
Que la emocione la infidelidad.
Que la traten como un objeto, la libera.
Que hablar sucio, la calienta.

Pero que ella se pregunte ¿el por qué? Le gusta.
Que la llamen PUTA
Y que a su marido lo tilden de cornudo.
Eso la pone en embelesamiento.

trabajabdofederico dijo...

CUARTO.-Te confieso que a mí como mujer, me tomo, más de una DÉCADA aceptar que me gustaba, todo eso.
(Soy ahora una Zorra orgullosa de serlo)
Pero de jovencita hacía, y me hacían, toda clase de cosas puercas (y me calentaba mucho) pero tan pronto terminaba, me daba pena, y lo trataba de olvidar.

Claro nunca pude olvidarlo, y fue hasta que pase mis 30 años, que acepte que me gustaba todo eso, ya sin culpa.

Por eso ver a nuestra protagonista, pasar por todo eso, y aceptarse como una Zorra descarada, es tan LIBERADOR para mí, pero estoy segura, que para cualquier mujer que te lea, sentirá lo mismo.

Ver que a nuestra protagonista le costaba, el vestirse con bikini, fue como una bomba atómica explotando en mi recuerdo, (te puedo contar un secreto, Rebelde Buey) yo salía de mi casa vestida con una ropa, pero llevaba en mi bolso otra ropa, y cuando llegaba al centro de la ciudad, me metía a los baños de una tienda y me cambiaba, y para mí, era súper emocionante, que tan solo salir de esos baños, con esas faldas tan cortas, los empleados de la tienda me decían de cosas, te juro, que hasta veía nublado, y temblaba de lo que sentía.

Por favor continúa escribiendo
Sigue diciéndonos, como nos gusta
Que nos TOMEN.
Eso aunque no lo crean, es puro romanticismo.

Atentamente “La que Manda”

trabajabdofederico dijo...

QUINTO.-Por eso cuenta con nuestra presencia en primera fila, para aplaudir cuando inauguren la estatua que en tu honor se levantaran, por ser:

El DEFENSOR de la LIBERACIÓN, de la sexualidad femenina, en Latinoamérica.

“!Vivan todas las Zorras del Mundo!”

(Te mereces Rebelde Buey, mil monumentos en tu honor)

“La que Manda”

trabajabdofederico dijo...

SEXTO.-Sé que es tu relato, y yo lo acepto y disfruto mucho, como tú lo escribas, y obligo a mi Esposo, que le guste también, pero…?

Si me pudieras aceptar DOS comentarios, que a la vez, son un gusto personal, que creo? podría quedar bien en la historia.

Si no te gusta, no existe problema, Tu si puedes decirme, que estoy equivocada, y contigo no me molesto.

1.-Leo que existen otros machos alrededor de nuestra protagonista, ojala ella pueda disfrutar de “variedad” de penes, pues creo que la “FIDELIDAD” es una forma de CONTROL que la sociedad impone a las mujeres.

Y a mi me gustan los penes, como el helado, un sabor diferente cada día, (Ja, ja, ja.) Deberías de ver la cara de mi Marido cuando escribí esto…!”

2.-Y con un demonio! cuando estrenaran ese majestuoso trasero, que durante todo el capítulo, lo PRESUMIÓ, paseo, y exhibió, y resulta que NO se lo usaron, pues qué clase de hombres son los de este serie, macho que se respeta, “!SOMETE ANALMENTE!” a sus conquistas, de lo contrario, las mujeres nunca nos acordaremos, de él.

“La que Manda”

trabajabdofederico dijo...

SEPTIMO.-

PD#1.-Tu sabes que en Invierno, yo por salud, pierdo mucha fuerza, y De verdad, agradezco a Dios, tener la fortuna de volver a estar viva, y leerte, saber que tu aun vives y escribiendo, pero sobre todo, poder darme cuenta, que aun puedo molestar a mi Esposo, al escribirte.
(Eso solo sucede contigo, y lo disfruto mucho)

PD#2.-Por favor, podría ser que a nuestra protagonista, la tapicen de insultos, comentarios, adjetivos, EN LO PÚBLICO y en lo privado, solo por el gusto, de ver a mi Marido incomodo, al decirle:
- “!Que de mí, dicen lo mismo en la calle..!”


PD#3.-Si ya sé que no deje a mi Marido, opinar del relato del club de la pelea, pero a mí me gusto más este, y no sé si lo dejare algún día escribir algo de ese otro relato, pues ahorita después de leer “INFIDELIDAD INTERMITENTE” me siento una mujer empoderada, y simplemente no quiero dejar, que disfrute con nada, que no sea este relato, voy a hacer que se lo aprenda de MEMORIA, y me lo recite aun sin leerlo.


Atentamente “La que Manda”
Ten una buena semana, Adiós.

trabajabdofederico dijo...

OCTAVO.-
Acabo de leer, cuando le contestaste a otro lector, (Josema 777, el 27 de febrero) que planeas que durante la serie, el Esposo será “!un cornudo CONSCIENTE…!”
Caray a esta serie deberá ser una película, no poder dormir, deseando poder leer eso.
Más por que el marido, se la ha pasado pensando, que su buen nombre como Marido, está intacto, y presumiendo la fidelidad y del trasero de su mujer.

¿Cómo podrá pasar de su seguridad, presumiendo ante todos, a pasar a su INSEGURIDAD, al ser visto y saber que se burlan de, EL?
Eres grande, como escritor Rebelde Buey.

Atentamente Federico, sin la que manda.

Rebelde Buey dijo...

Hola, Fede y la que manda! Ya pensé que no andaban más por estos barrios. Me divertí mucho con sus comentarios, pero respondo en éste y otro más abajo, porque tienen preguntas puntuales y aprovecho para informar sobre la mini serie.
FIDELIDAD INTERMITENTE ya está escrita casi en su totalidad. Están todos los capítulos, pero no terminados de terminar (hay distintas capas de correcciones, alguna vez ya les comenté), y cada relato va por distintas etapas. El caso es que, efectivamente, los otros hombres que he "sembrado" a lo largo del relato, en los próximos capítulos tomarán la pala y clavarán en la tierra para cosechar esa siembra. Así que quedate tranquila que nuestra protagonista conocerá variedad de vergas.
Respecto del trasero, esa(s) escena(s) aún no están escritas porque... a ver cómo lo explico? La van a desvirgar el trasero dos veces, por así decirlo. No quiero arruinar con spoilers, cuando lean los capítulos lo van a ir viendo jajaja

Rebelde Buey dijo...

Acá respondo a éste y al "pedido" del comentario anterior (el 7mo).
Respecto de insultos, comentarios y adjetivos hacia ella: sí, habrá. Pero como ya les dije alguna vez en otro relato, en las series y miniseries las cosas van evolucionando de a poco, van de menos a más (como en La Isla del Cuerno). Así, en el próximo capítulo solo será un poquito más evidente todo esto de los adjetivos e insultos, y luego más y más, etc.
Respecto del status del marido como "cornudo consciente", ésta no será la clásica serie de comedia que suelo escribir, con cornudos muy cornudos que permiten que a su mujer le hagan de todo en sus narices. Trato de darle a cada serie un tono y sustentos dramáticos distintos, si bien todos tienen muchos puntos de conexión, obviamente (por ejemplo, en este caso, la protagonista es leal a su marido como la prota de La Isla del Cuerno, pero no es sometida por él, ni tiene rencor ni es infiel por necesidad y resentimiento. La de "Intermitente" es una mujer fiel convertida en infiel, pero por otras razones. Casi que ni sabe por qué razones -a diferencia de la esposa de La Isla, que sí sabía bien por qué corneaba al psicópata de su esposo).
Bueno, toda esta perorata para decirles que quizá exageré al decirle a Josema777 que el marido será un cornudo consciente. Lo será, pero prácticamente al final de toda la serie. E igual que su mujer, cuando lo descubra, no sabrá por qué él hace lo que hace con esa información.
En esta miniserie no habrá humillación hacia el cornudo. Habrá algo de humillación hacia la mujer y un poco de morbo en cada capítulo.
Estoy tratando de escribir con menos coito y darle más bola a las situaciones, las motivaciones de cada personaje y la sexualidad en general (que no es solamente el coito).
Chicos, les agradezco los comentarios, me alegraron el día =) Federico puede hacer su comentario de El Club de la Pelea en los comentarios de ese relato, un día que te vayas con un macho y lo dejes solo esperando en casa jajaja
Les mando un beso y un abrazo!

trabajabdofederico dijo...

NOVENO: Solo leer tus respuestas nos hace volar la imaginación, solo nos queda esperar, que es la parte mas Difícil, de este gusto de leerte.

trabajabdofederico dijo...

DECIMO.-
Ayer fuimos a "Misa" para orar, y pedir que esta semana apareciera un nuevo capitulo de la serie, ojala y senos haga el "MILAGRO" te pedimos señor.
Federico.

Anónimo dijo...

Yo tambien rezo todos los dias...

trabajabdofederico dijo...

DOCE.-
Si los rezos NO funcionan.
Hagamos como los Aztecas, un sacrificio de 100 vírgenes, en la pirámide.

Atentamente “La que Manda”
PD.-Esta mas difícil, en estos tiempos, de donde sacamos a las vírgenes...?.



Atentamente la que Manda.

Rebelde Buey dijo...

bueno, podría ser "virgen de cuernos", alguna esposa o novia que todavía no le ha puesto cuernos a su hombre. ya sé, ya sé, tampoco es tan fácil de conseguir, jajaja!

Rebelde Buey dijo...

Por cierto, FIDELIDAD INTERMITENTE va a demorar porque se supone que va a salir toda de un tirón, los seis capítulos que faltan (o sea que tengo que tipear un montón). Para no hacer la espera taaan larga, estoy escribiendo otro relato y haciendo algunos talkies y nano relatos que iré subiendo en un Instagram especializado. Apenas subí un par, voy a anunciarlo cuando haya más material y, sobre todo, cuando encuentre ritmo para publicar regularmente.

trabajabdofederico dijo...

1-Que es "nano" relatos..?
2- La gente "creativa" nunca puede, deja de crear, animo y todo lo que haces, tiene siempre nuestra curiosidad.
3- ¿Debe haber un motivo? por que deseas subir todos los capítulos juntos, y se respeta, tus motivos, pero nos da curiosidad saber por que, si se puede saber?

trabajabdofederico dijo...

Esas creo? Son MAS difíciles de encontrar.
Ja, ja, ja.

Rebelde Buey dijo...

"nano" por ultra pequeñitos, menos que micro relatos. te dejo de ejemplo un link con lo estoy tonteando. ^^
https://64.media.tumblr.com/d6a56da3e5a7f825fe23fcdb26d5a8ea/07a7c7d36c9f4500-96/s1280x1920/e51e834c6e6f9a04d38f9c3b868ab87bdc9f37bf.jpg

lo de que salga todo de un tirón es porque los voy a poner en un pack de pago. aunque no me decido si mandar toda la mini serie junta, o ir publicando material variado y que vayan avanzando los capítulos a medida que se sumen más packs de pago. como si fuera una revista con historias.

trabajabdofederico dijo...

1.-Solo podemos decir que el dibujo que seleccionaste, nos pareció GENIAL, es muy, pero muy, morbosa, esa camarera y el negro.
En cuanto a el relato, es simpático, pero le falta, las escenas de sexo, y lo que hace grande tus relatos, “!TU Ingenio!” en los Personajes.

2.- Es decir creemos que tus personajes, VIVEN por TI, cuando escribes; sus reacciones, pensamientos, platicas, momentos, enojos, indignaciones, humillaciones, etc…
Y todas esas cosas, Que tú le pones, y GRACIAS a eso, cobran vida, de otra manera, solo es una situación, es decir solo es un instante, y se pierden en la memoria.

Cosa que NO ocurre, cuando a tus personajes, les das vida.
Muy picante y Morbosa, pero vida

Saludos y ánimo, te seguiremos a donde estés.

PD.- No tenemos cuenta de Tumblr, por eso solo pudimos ver ese, pero nos imaginamos, es una red social nueva?.

Anónimo dijo...

Qué sacrilegio esa censura. Me encantaría comprar el pack cuando esté completo y sin censura. Saludos genio

Anónimo dijo...

El detalle de como se acomoda la tanga cuando su marido no está, casi sin darse cuenta, "tal vez por el bronceado", me parece brillante. Como siempre una prosa espectacular.

lascivia dijo...

¡Espectacular! Ansioso por comprar la saga no censurada.

Rebelde Buey dijo...

RECIÉN VEO este mensaje, Federico. No, es solo esa imagen la que puse en Tumblr, como ejemplo par que ustedes vieran de qué se trataba lo que estaba haciendo. No hay más que eso.

Rebelde Buey dijo...

ya está todo escrito. voy tipeando recién el capítulo 3. =/

Rebelde Buey dijo...

recién voy tipeando el cap 3. avanza de a poco, pero avanza

Santiago dijo...

Hola buey...por culpa de un boludo no se puede leer bien este relato con censura. Me podés pasar este mismo relato sin censura a mi correo porfa?? sebastian66cba@gmail.com

Santiago dijo...

Justamente esta historia tiene que ser en modo pago ??? Jajajajaja hubieras dejado como pago el del faro y no este jajaja pero bueno....sos libre de hacer lo que convenga en tu blog

Chris dijo...

Se que estas trabajando mucho, pero honestamente estoy ansioso x la segunda parte de Infidelidad Intermitente. Me encanta la historia de la esposa inocente que libera sus pasiones con un desconocido. Espero más de ella. Gracias !!

Rebelde Buey dijo...

ya está toda escrita. la idea es comenzar a tipear apenas termine con la cuarta parte de la mini serie EL FARO —muchas gracias por comentar!

Anónimo dijo...

Rebelde. Espero que estés bien de salud. ¿Cuando vienen las partes siguientes de Infidelidad intermitente?

Rebelde Buey dijo...

ANÓNIMO: estoy bien de salud, por suerte. el atraso es porque en la vida real estoy tapado de trabajo (por suerte también, jajaj). lo peor, o mejor, es que ya está todo tipeado, solo falta la etapa de corrección. va a publicarse todo la parte completa, de un tirón, con los capitulitos todos juntos.
se supone que hasta el fin de la semana que viene voy a estar así, con mucho trabajo.
y por cierto, gracias x preguntar =D

Publicar un comentario