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viernes, 29 de abril de 2016

Helina y su Benjamín
Anexo: El Cuartito de Benji

Helina y su Benjamín – Anexo 2
El Cuartito de Benji

Por Rebelde Buey

Voy a tratar de contar —si puedo— lo que sucedió en casa el día que mi Heli me mostró por primera vez mi piecita. Sí, la tarde en que la encontré en bombacha y tetas con los tres morochos de la construcción. Si elegí no explayarme en ese momento es porque aun hoy siento la humillación calentarme las mejillas como aquel día. Si elegí contarlo ahora... bueno, no es que yo lo eligiera. Es que tío Ricardo me ordenó que lo contara.

Cuando Helina giró muy contenta entre los tres obreros para irse, cuando le vi el culazo desnudo, protegido malamente por una bombachita breve y metidísima entre las nalgas, cuando las manos del paraguayo y los correntinos la tanteaban groseramente sin importarles que yo estuviera ahí; en fin, cuando la vi irse y desaparecer por el pasillo entre risitas y gorgoteos lascivos de esos tres machos que se la iban a coger… quedé solo.

Quedé solo y en mi nuevo cuartito, que me miraba burlón desde cada rincón, desde cada pared, desde cada juguete, cortina y lámpara. Y desde cada mueble colorinche.
¡Los muebles!
Fui desesperado hasta los primeros cajones que tenía a mano. En el escritorio había lápices, anotadores, una calculadora de Pokemon y útiles escolares... ¡Carajo, no! Giré al armario, con terror. No me terminaba a atrever a abrir las dos puertas. No, no, no, no, por Dios, no. Las abrí de golpe y de par en par, y fui a la cajonera abriendo la gaveta de arriba. ¡Carajo, noooo!
Estaba lleno de medias y calzoncillos con estampados colorinches de los más variado: Batman, Superman, Pokemon, DBZ... Había también unos genéricos de animalitos y otros de Hello Kitty.
¿Qué era todo eso? ¿Qué hacía en mi nuevo cuarto? Fui como una tromba hacía la habitación matrimonial, donde seguro estaría mi Helina.
Y vaya si estaba. Sobre la cama, arrodillada en el borde, con su culazo pendiente en el aire, a tiro del paraguayo que ya le estaba dando bomba desde atrás con una poronga que metía miedo.
—¿Qué es esto? —pregunté, esgrimiendo un calzoncillito de Hello Kitty y con intención de reclamo. Pero ver a mi novia así, con un tipo surtiéndole pija desde atrás y otros dos al lado esperando su turno me confundió, me hizo colocar sin querer en el lugar que ya me había acostumbrado tío Ricardo, y la pregunta quedó sin cuajar.
Helina me vio junto a ella con el calzoncillo breve de Hello Kitty en la mano. El torso y la cabeza se le movían por los empujones, que no se habían detenido, y me sonrió.
—Es tu nueva ropita interior, mi amor.
Yo no sabía cómo reaccionar. Estaba indignado y quería estallar, pero el paraguayo, que seguía bombeando a mi novia, me miró con gesto de ira, en una amenaza para que no le estropee el momento.
—¡Es de Hello Kitty! —me quejé al fin—. ¡Es para nenas!
A mi novia se le escapó una risita.
—Tenés razón mi amor, no me di cuenta... Ahhh… —se disculpó, siempre hamacada desde atrás. El paraguayo bufaba con cada vergazo que le enterraba, parecía que lo tenía todo controlado. Uno de los correntinos se sobó la pija y se puso, muy tranquilo, al frente de mi Heli—. Y ahora que lo veo bien… —Heli tocó la prenda de algodón estampado con dos de sus dedos— creo que en realidad… Ahhh… es una bombachita…
Me quedé perplejo. Parecía que a ella no le importaba. El morocho le flameó la verga sobre la cara a mi novia y ella se la tomó con una mano, con tanta naturalidad que me asustó.
—¡No quiero ponerme eso! —me rebelé.
—Pero mi vida, es relindo… Ahhh… Te lo compré porque a mí siempre… Uhhh… me gustó Hello Kitty...
—¡No quiero! —me empaqué.
Mi novia quitó con delicadeza un cabello púbico de la cabezota del morocho. Miró esa verga con gula y rodeó el tronco con su manita. Levantó la vista al correntino, sonrió y agitó su mano un par de veces concientizándose del tamaño y consistencia.
Luego giró hacia mí:
—Sé bueno, hacelo por mí.
Y abrió la boca y deglutió de un bocado el glande y un poco más del morocho, con el deseo a flor de piel.
—¡Uhhhhhhh...! —gimió el correntino tirando su cabeza hacia atrás.
No lo soporté y escapé de una corrida.
—¡Benjamín! —alcancé a escuchar antes de encerrarme en mi cuarto.


Helina será lo que será pero también es una buena novia. Vino de inmediato tras de mí, porque, como dijo ella, me ama y no le gusta verme sufrir.
Yo estaba en mi camita, casi llorando y mi media naranja sentada a mi lado, acariciando mi cabeza con una mano y sosteniendo la bombachita de Hello Kitty con la otra. No sé cómo lo hizo, quizá porque yo la amaba demasiado, quizá porque estábamos los dos solos en mi cuarto, pero me convenció de que me la pusiera. Para ella. Solo esa vez.
—Te va a quedar linda —me dijo ofreciéndomela con su mano extendida hacia mí.
No supe qué decir. Mucho menos qué hacer. De modo que la buena de mi novia , que estaba sentada, me puso de pie frente a ella, me desabrochó lentamente el botón del pantalón, me desenganchó el cinturón y, muy concentrada en lo que hacía y tarareando una cancioncita y echándome una sonrisa cada tanto, me fue bajando el pantalón.
—Levantá una piernita, mi amor… así… Muuuy bien… ¿La otra…? ¡¡Muy Bieeen!!
Quedé desnudo de la cintura a los tobillos, con mis medias puestas. Me quitó dulcemente la bombachita de Hllo Kitty de mis manos y otra vez:
—Levantá un piecito, mi amor… Vas a ver que te va a gustar… La otra…
Me la fue subiendo, con cierta dificultad, como si no fuera mi talle, hasta que la subió del todo, me la calzó hasta el fondo, me acomodó los huevitos y mi pitito para atrás, para que no me hiciera ni un poquito de bulto adelante, me hizo alejar un paso y me miró, felicísima.
—¡Te queda hermosa!—me dijo completamente extasiada—. ¡Estás hermosa! —concluyó, y me dio un besito ruidoso en la mejilla.
La verdad es que yo no me veía nada hermoso. La bombachita de Hello Kitty era muy chiquita para mí, y de la manera en que ella me la calzó, se me metió sola entre las nalguitas, aún más que cuando tío Ricardo me obligaba a usar la ropa de mamá. La bombachita era tan pequeña que me apretaba los huevitos y me hacía doler abajo y en la raya de la cola.
Pero por otro lado nunca había visto a mi novia tan feliz.
—¡Me encanta, mi amor! ¡No quiero que te la saques nunca!
Yo me sentía confundido. Pese a la humillación, sentía una gran satisfacción por hacerla feliz, un sentimiento que tenía medio olvidado, pues las satisfacciones se las daban siempre tío Ricardo, el Rulo y los otros machos.
—¡Señoraaaa…! —se escuchó en el pasillo.
—Mi amor, tengo que terminar de pagarles tu cuarto a los señores.
Bajé la cabeza, asistiendo, y ella se levantó para salir, cuando la puerta se abrió. Eran los tres obreros, en camisetas sin mangas y abajo en bolas, esgrimiendo sus vergones desnudos y semi erectos.
—Putón, vamos a hacer esto rápido —dijo el paraguayo.
Helina amagó detenerlos, pero en un punto le gustó tanta decisión. Se acomodó las tetas y miró alrededor, sin saber dónde se la iban a coger, pues en mi piecita no había mucho espacio.
—Cuerno, rajá de la camita que nos tenemos que coger a tu mujer —El paraguayo habló tan prepotente que me dio miedo.
—¡Es mi cama! —dije, y me acosté a lo largo.
—Cuerno, salí de ahí o te rompo la cara a trompadas.
La amenaza era en serio. No había juego ninguno en sus palabras; era un tipo rudo, rústico, con una necesidad primaria de coger, de desahogarse sexualmente, y nadie lo iba a detener. Sentí miedo real, y sorpresa al ver a Helina sonriendo y sobándole la verga a uno de los otros dos morochos.
Quise salirme despacio, en un acto de rebeldía que me otorgara cierta dignidad. Pero el paraguayo quería coger ya. Era un macho con una necesidad básica, no iba a perder el tiempo. Me tomó de los cabellos y me sacó de la cama de un tirón.
—¡Ahhh...! —grité de dolor.
—¡No seas bruto con mi novio! —me defendió Helina.
El paraguayo se le plantó delante, la tomó con fuerza de la cintura y le magreó las nalgas.
—¡Tirate en la cama, putón! Te vamos a dar tanta pija que vas a vomitar leche.
Helina se mordió un labio y obedeció callada, pasando sobre mi cuerpo, que estaba tirado en el piso. Uno de los correntinos ya la esperaba arrodillado con la pija dura. Los tres estaban al palo. Helina comenzó a chupar pija de inmediato, golosa, y el paraguayo casi me pisa para acomodarse y ponerse a tiro desde fuera de la cama.
El otro correntino también fue adelante y cuando el paraguayo se la clavó, ahí casi en mis narices, Helina ya estaba chupando dos pijas a la vez.
—¡Ahhhh… putita, qué buena estás…! —jadeaba el paraguayo, que le daba bomba desde el piso y me miraba burlón. Yo seguía tirado, así que estaba a sus pies. Desde ahí abajo veía su verga, larga y gruesa, perforar y taladrar la conchita estrecha de mi novia, entrando y saliendo, entrando y saliendo—. ¿Te gusta, cuerno, te gusta? —se reía, y me la seguía cogiendo.
Adelante, mi Heli sostenía una verga con cada mano, y tragaba una y otra intercaladamente, y a veces las dos juntas, cuando alguno le tomaba la cabeza y la sometía contra ellos.
—¡Gggggfffgg...!
Pobre mi novia. No podía con dos vergas a la vez. Una sola le entraba hasta la mitad; las dos, imposible. Lo intentaba, pero no era sencillo. Por suerte los dos machos se distraían con sus pechos enormes, y los manoseaban y le retorcían los pezones.
El paraguayo me la seguía cogiendo por la concha pero, con horror, vi que en el movimiento le masajeaba el ano con su pulgar. El horror no era porque le rompieran el culo, esa inocencia murió en cuanto mi tío se hizo dueño de su cuerpo. Mi temor —me di cuenta— era porque yo sabía que tío Ricardo era muy celoso de ese agujerito. Solo él se lo hacía. Bueno, él y los amigos con quienes mi novia estaba obligada a dejarse hacer cualquier cosa, con la autorización de tío. Mi angustia estaba dada por el sentimiento inexplicable de lealtad hacia mi victimario. No solo ya era el cornudo de mi novia, además pretendía que ella no le fuera infiel a él.
Cuando el paraguayo le enterró un dedo, y luego dos, no pude aguantarme:
—¡Mi amor, el señor no puede hacerte la cola! —me escandalicé.
Helina se quitó la verga de la boca con un "flop". La otra pija se la estaban fregando por el rostro.
—Ay, Benji... El tío ya arregló todo con los señores. El trabajo se lo cobran con "acceso total" —De modo que era en serio lo de pagar mi cuartito con un buen polvo. Bueno, con tres (y si sumaba los de la tarde, con no menos de seis)—. ¿Por qué no vas a living a ver los dibujitos? Yo sé que no te gusta ver cómo me rompen el culo, mi amor.
Claro que no me gustaba. Me había acostumbrado pero no me gustaba. Tío Ricardo, el Rulo y varios de sus amigos le metían la verga en el orto y hasta la base, pero siempre que lo hacían me traían un regalito: una revista, un DVD, un autito... Estos tres no me habían regalado nada.
El paraguayo le dio una nalgada a mi novia.
—Bueno, putón, llegó la hora de llenarte de verga por cada agujero.
Puso a uno de los correntinos boca arriba, a mi novia sobre él y al otro frente a ella, como para cogerle la boca. Mi novia se montó sobre el morocho de abajo y se ensartó sola. “Uhhh", gimió. El paraguayo siguió detrás, ensalivó agujerito y glande y puerteó el ano de mi dulce angelito. Y empujó. "Uhhhh", volvió a gemir mi novia. Y él empujó con más fuerza. "Ahhh…", cambió de gemido ella.
No era difícil penetrar el cuerito de mi novia. Se lo partían casi a diario, la mayoría de las veces con pijas de buen porte. Pero Heli tiene la concha bien estrechita (según me dicen todos), y ya estaba llena de verga, así que el tronco del paraguayo avanzó, pero con cierta dificultad. Penetraba centímetro a centímetro, lentamente, mientras el morocho, abajo, me la bombeaba con fuerza y ganas.
Mi novia ya estaba en un grito. Cuanta más pija le entraba por el culo, más gritaba:
—¡Ay Benji, me duele Benji! —me decía.
—¡Callate, puta! —le gritaba el paraguayo, que se aferraba a las nalgas y me la clavaba con mayor fuerza.
La verga del sodomizador hizo falso tope. Ya saben, el primer tope antes de reacomodar. El morocho de adelante había respetado el dolor de mi Heli dejándola gritar, tomar aire con la boca y agitarse, pero ya la agarraba del cabello para llevarla a su pija. El paraguayo dejó de empujar, relajó, tomó impulso y abrió las nalgas llenitas como si fuera un libro. Y volvió a empujar, para enterrar los tres centímetros de verga que le faltaban.
—¡Ahhhhhhhhh…! —gritó mi novia, y enseguida el correntino la acalló llenándole la boca de verga.
—Uffff, putón, qué buen orto que tenés. ¡Qué rico aprieta!
El paraguayo comenzó a bombearle el culo a mi Heli todavía lentamente, en parte por la sequedad inicial, en parte porque abajo el compa se la estaba cogiendo a conciencia. El bombeo se intensificó en cuanto las dos vergas dentro de mi novia se sincronizaron.
—Mirá, cuerno, mirá cómo le rompo el culo a tu novia.
El paraguayo le bombeaba la verga dentro del culo a mi novia y me sonreía y me miraba a los ojos. Como si disfrutara. Yo no quería ver, aunque mis ojos estaban agrandados y abiertos como el cuerito de mi Heli.
—¡Qué pedazo de puta tenés, cuerno! —me desafiaba— ¡Qué suerte que tu tío se la presta a todo el mundo!
Se me reía en la cara, el hijo de puta, y la verga le salía casi hasta la cabecita y volvía a perforar hasta que los huevos chocaban sobre las nalgas. Heli se quitó la verga de la boca por un segundo.
—No le hagas caso al señor, Benji… Ahhhhh… esto lo hago para que tengas tu cuartito... Ahhhhh…
Y el paraguayo, más sádico que nunca, lanzó una risotada sin dejar de penetrarle el orto.
—Sí, "Benji", mirá cómo te estrenamos el cuartito…
Recién ahí me di cuenta que era cierto. Esos tres hijos de puta estaban mancillando mi cuarto. Mi novia no, ya estaba mancillada y me la seguían mancillando al menos seis por semana.
En fin, no quiero aburrirlos con los detalles sórdidos. Sé que las escaramuzas sexuales no les interesan, sino solo las cuestiones emocionales y psicológicas que nos ayudan a comprender la esencia humana. Pero le rompieron el culo los tres, a mi novia, eso debo decirlo, aunque de esencia humana no tenga nada. Primero el paraguayo, que me la estuvo bombeando como por veinte minutos. Acabó en medio de un escándalo, a gritos, nalgueando a mi novia y gritándole "¡puta, puta, puta!” y dedicándome la volcada: "Te la estoy llenando de leche, cornudo", y pistoneaba el orto con ese tronco de carne que parecía que nunca iba a detenerse. "¡Te la voy a dejar embarazada por el culo, inútil de mierda!". Y mi novia se reía. Total, ya había acabado un par de veces. Después que el paraguayo se vació dentro del culito de mi novia, cambiaron posiciones y me la enculó otro. Fue una tortura. No tanto por tener que soportar cómo esos tres tipos se empernaban a mi Helina una y otra vez, sino porque yo seguía con la bombachita de Hello Kitty puesta, y me seguía apretando y doliendo, especialmente cuando el pitito se me agrandaba o los huevitos se me endurecían.
Cuando los tres obreros terminaron con mi novia, ya eran las doce de la noche. Me la dejaron destruida, más muerta que viva, con todos sus agujeritos detonados y enrojecidos, embadurnada de leche por todo el cuerpo y la ropa rota y el cabello revuelto. No podía ni levantarse sola, así que la llevé hasta el cuarto principal y la acosté en la cama matrimonial. Se quedó dormida de inmediato, y justo en ese momento llegó mi tío Ricardo. Me vio yendo a mi habitación, en medias blancas y bombachita de Hello Kitty.
—¿Y Heli…? —se sorprendió.
—Está dormida, no creo que esta noche...
—Estás muy linda con esa bombachita...
Me estremecí. Otra vez aquellos recuerdos.
—A ver, date vuelta...
Giré lentamente, no por seducción sino por miedo. Cuando tío Ricardo me vio la bombachita enterrada entre mis nalgas, silbó su aprobación.
—Andá para la pieza y esperame boca abajo... Voy a estrenar ese cuartito como corresponde.
Y cabizbajo y con mis manitas adelante, fui.

FIN —


¡¡Gracias Mikel por ayudarme con el tipeo!!

25 COMENTAR ACÁ:

luisferloco dijo...

Continuando con el comentario del Anexo anterior, veo que ha dejado de ser cornudo solamente, para ser una putita a disposición de quien sea, ahora nuevamente de Tío Ricardo... Dentro de todo, la imagen que das del pibe, caminando hacia la habitación con la bombachita de Hello Kitty, es dolorosa... Pobre flaco, va cayendo en picada... Dentro de poco, los paraguayos, van a venir por él también...

Rebelde Buey dijo...

mmm... no cae en picada. siempre estuvo abajo. solo que te lo fui mostrando de a poco.
pero desde el momento en que se sabe que ya había sido la putita del tío desde hacía muchos años, el final de este anexo se me hace que no debe ser tan inusual. ;-)

Anónimo dijo...

Es la supremacia darwiniana!! El cornudo consciente, consentido y en desventaja fisica deb ceder!! y si es "nesario" hasta el marrón glacé!!

Payaso Trasero Imbecil (carlosnava57@hotmail.com)

Anónimo dijo...

Que buena hambientación, si hasta se siente la tensión que van generando las situaciones, y lo de cuidale el culito porque el tio se enoja, es de lo mas cornudo, y ensima imaginarlo con una bombachita de Kity clavada en el otro, no se puede pedir mas de un relato.
gracias x compartio.
Epaviejo

mmrujano dijo...

La verdad que no me canso de leer estos relatos. Me encanta el hecho de que Helina está tan dispuesta a entregarse a cualquiera que le indique a Ricardo, aun frente a Benjamin. Es más a ella le gusta humillarlo. De seguro ella le compro la bombacha de Hello Kitty con el fin de que Ricardo lo viera de esa manera. Espero poder leer un relato donde los vecinos hagan una fiesta con Helina y Benjamin vea todo.

Anónimo dijo...

Me encanta el morbo que creas. Aunque prefiero el morbo del emputecimiento de la putitas que siempre describes, pero para gustos los colores. muy buena la humillacion en la habitacion del cornudo. Como siempre, me quede con ganas de mas. A ver si hay suerte y vemos las aventuras de los dos putones.

Un saludo

cacafuti85@gmail.com

Eros dijo...

Todo el humor ácido de los cuernos en esta saga.
Quedo a la espera de los anexos.

Eros dijo...

La inclusion de una nueva putita es magistral. Le añade aún más morbo.Me calienta mucho la modelo que elegiste para Helina.
Es la ideal, mezcla de putón y señora.

Calosgouzy@hotmail.com dijo...

Excelente anexo Rebelde. La humillación del cornudo hace aún más excitante la serie. Me gusta mucho cómo le das su propia psicología a cada personaje.

Anónimo dijo...

me gusto mas este anexo que el otro, vamos a ver como viene el tercero. Todo el tema de la habitacion y la infantilizacion del cornudo (que el asume a pleno) es interesante. Casi estoy seguro que esta satisfecho de haber conseguido una mujer que le diera gusto a su "tio"...

Hielo Negro

Anónimo dijo...

Exelente relato, me gusto aun mas que el anexo 1, sobre todo por lo que deja a la imaginación. PD: nunca recibi el anexo 3 gracias por todo... eurocase236@hotmail.com

Anónimo dijo...

hola rebelde
muy bueno el anexo me sorprendió el que me llegaran 2 en el pack excelente sorpresa, te soy sincero me gusto mas el relato del cuartito de benji con los obreros esta excelente.
no se si ya salio el pack 3 lo esperare con ansias.
en cuanto a la parte que me dejo pensativo es que el pobre benji seria usado nuevamente como cuando infante

the sir

Anónimo dijo...

Rebelde
Terrible
desde el renglon incial, cuando dice como el paraguayo la agarra del culo
Como lo basurea mientras la tratan de puta y la llenan de pija
y el final con la bombachita, mira que no me gustan mucho los relatos homo pero ese final abierto, tan abierto como el Culo de Benja es tremendo
carlos cad6969@hotmail.com
espero el anexo 3 y el video! que hermoso video
Que perra tan puta y el cornudo por TE creyendo es por él, o quizas sabiendo que no es por el?

jlucas84 dijo...

en cualquier momento estare dejando mi opinion, enviamelos :/ abrazoo

licurgo el espartano dijo...

Ya lo había leido, pero volver a revivir como el paraguayo lo tira de la camita para empomarle a la putita de la novia, y él con la bombachita de Hello Kitty puesta es impresionante. Quisiera, eso sí, más detalles sobre las cogidas que le pegan a la atorranta los machos que trae el tío, sobre todo esos donde se la cogen en grupo.

Saludos rebeldes.

trabajabdofederico dijo...

Rebelde, hoy NO puedo esperar empezare…?
Dándole unos aplausos.
¡Muchos aplausos!
Este capítulo es superlativo.
En el tema de sometimiento.

Mira que comprarle ropita de “!NENA!”
Uuuufff, eso SÍ que es humillante.
La bateaste de jonrón.

Pero que paso?
Lo dejaste en lo interesante?
Jaja, NO te creas.

Pero sería interesante leer a benjamín en ¡otra ocasión! “MODELÁNDOLE ropita”
Que ¿!POR CONFUSIÓN!?
“Sea de nena”
Al sabio tío Ricardo.

Anónimo dijo...

"La bombachita era tan pequeña que me apretaba los huevitos y me hacía doler abajo y en la raya de la cola..."
REBE queridoooo!!! Eso es uno de mis tópicos favoritos de "humillación a través de la vestimenta" !! EL WEDGIE!!
(CALZÓN CHINO)

carlosnava57@hotmail.com

Rebelde Buey dijo...

volver a leer es un especie de "volver a vivir", no? qué bueno que te haya gustado, amigo. lo de las cogidas que le pegan los amigos del macho, hay bastante en el capítulo 2, en el vagón abandonado en el taller. pero es cierto, no agregué más sobre eso. en esta serie me enfoqué más que nada en la infantilización del cornudo =)

Rebelde Buey dijo...

jajaja!! me gustó que la novia le compre ropita infantil, y que "se equivoque" y le comprara de nena. es ultra humillante, sí señor.
la idea tuya de el cornudo modelándole ropita de nena al tío me gustó mucho. ya la anoté en la seccioncita IDEA DE LOS LECTORES.
Podría ser un interesante anexo. muchas gracias!!! =D

Rebelde Buey dijo...

sabía que te iba a gustar este anexo, carlos, jajaja. me acordé de vos cuando lo resubí ^_^.
igual, más que el wedgie, el hecho que sea bombachita de nena. bah, las dos cosas son muy humillantes...

trabajabdofederico dijo...

Rebelde eres un tipazo.
Saludos desde México.

Anónimo dijo...

Es que el "dolor de huevitos" es algo que pocas veces se tiene en cuenta como HUMILLACIÓN, Maestro!!
carlos"benji"nava

pepecornudo dijo...

excelente relato como siempre.le relacion entre el cuerno y su tio promete mucho.

Anónimo dijo...

PORFIIIIIIIIIIII NO TARDES MAS REBEEEEEEEEEEEEEEEE!!!! Mi morbo no me deja comer ni dormirrrrrrrrrrrr

carlitos "benja" nava

Rebelde Buey dijo...

gracias, amigo. igual, más que prometer, la mini serie ya cumplió (o no) porque se termina (de hecho, se terminó)

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