MICRO NEWS:  El Faro, Parte III: Tipeo 100%, Correcciones 50% — Esta 3ra parte se publicará completa | Fidelidad Intermitente (2,3,4) Tipeo 80%, (5,6,7) Escrito 100% | ►Hay una actualización en el sub-blog Plop!


martes, 24 de noviembre de 2020

Victoria (02) | Foto-relato


Aprovechando que hoy tuve Internet más tiempo que nunca, tomé un relato que ya tenía casi cocinado y lo subo, para cortar un poco esta racha de sequía. Espero hacerme más huecos de tiempo para escribir y subir más cosas, aunque sean foto-relatos como éste. 
Muchas gracias por su paciencia.




VICTORIA 02 | Por Rebelde Buey | (VERSIÓN 1)

Ay, es tan lindo verlo así de contento al cuerno. Hace diez meses que por hache o be no le dejo cogerme, pobre, es que con los amigos de él, mis compañeros de trabajo y otros machos que me voy consiguiendo cuando salgo con las chicas… ni ganas me quedan de hacerlo con él por compromiso. Le dije que para cuando se cumpla el año sí o sí me abría de piernas para que me hiciera todo lo que me hacen sus amigos. O que lo intentara. Pero se ve que es muy ansioso y el muy manipulador fue y me compró un Mercedes Benz cero kilómetro. A mi nombre, claro. ¿Cómo decirle ahora que no?
Así que aflojé y le dije que bueno, que esta noche me haga suya como al inicio de nuestro noviazgo. ¡Y miren qué carita! ¡Y qué entusiasmo! Estábamos en una de las piscinas públicas del hotel, que yo de día uso para conocer turistas nuevos, en lo posible negros, y cuando le dije que sí, que hoy le tocaba, me agarró de las piernas, de la cintura, me tomó el rostro y comenzó a besarme con la efusividad de un petardo. Aprovechó mi desconcierto para manosearme la cola, como muchas veces le pido que haga mientras me rompen el culo sus amigos o sus empleados, solo que esta vez lo hizo lleno de entusiasmo.
Me llevó de inmediato hasta la habitación. Y cuando me tiró en la cama para cogerme así tal cual estaba vestida —en bikini bordó bien metida en mi culazo— le recordé que en una hora me veía con el instructor de surf. 
—Cuerno, mirá que en una hora me veo con Jambao en su cabaña, y antes me tengo que duchar, maquillarme y vestirme bien putita, y eso lleva tiempo. Tendrás unos diez minutos para hacer tu magia.
Pobre… se le fue todo el entusiasmo en un segundo. Se me vino encima desesperado como un perro alzado y lo tuve que frenar apenas agarró uno de mis pechos.
—¿Qué hacés, sos tonto? No me vas a coger así todo sucio del jacuzzi. Andá a pegarte una ducha, ¿querés?
—Pero mi amor, no voy a tener tiempo… En diez minut…
—Ocho.
Volvió a mirarme de pies a cabeza, enfundada en esa bikini que no sólo me quedaba sexy, sino que era la misma con la que ya me habían cogido varios huéspedes del hotel y uno de los bañeros, y creo que el pitito se le paró. Corrió hacia el baño tan rápido que temí que se resbalara.
Abrió la ducha y tuvo que esperar a que el agua se calentara un poco. Yo lo esperaba en la cama, boca abajo y culo en punta, leyendo y escribiendo en mi celular.
Apareció y me vio así.
—¡Mi amor, te quiero coger así como estás ahora!
—¿Así como me cogió el bañero?
—No me digas eso, yo… Tu hombre soy yo, ¿no? Soy el que te compró el Mercedes Benz.
—Obvio, mi amor, que vos sos mi macho. Sos el que mejor me coge y uno de los que la tiene más grande.
Sonrió sin saber si aceptar mi mentira o desilusionarse por mi sarcasmo.
—¿Ya te bañaste?
—Es que el agua…
—¡Bañate con agua fría, maricón! Te quedan seis minutos.
Se metió como venía. Si el agua estaba fría o hirviendo, no le importó. Se duchó más rápido que polvo de cornudo: champú en la cabeza y jabón en las partes pudendas, se enjuagó así nomás y se puso el toallón encima para que lo fuera secando solo.
Me encontró en la cama, ya desnuda, leyendo el manual del auto mientras lo esperaba.
—Cuerno, qué lindo sos y que cuerpazo tenés… Lástima que la tengas tan chiquita y la uses tan mal…
—No me digas eso, Victoria…
—Pero cómo me calentás cuando me comprás un regalo como el de hoy…
—M-mi amor... es solo algo material… Yo te caliento por cómo soy como hombre, ¿n-no?
—Sí, cuerno, obvio. Y estos ocho meses que no cogimos… bah, que no cogiste… nos hacen desearnos más…
—S-sí, mi vida, te deseo más que nun…
—Rápido, cornudo, montame que en cuatro minutos me tengo que meter a bañar.
—¿En cuatro…? ¿Ya?
—Y sí, si estuviste papando moscas como un tonto.  
Me había volteado boca arriba y se me tiró encima, como para arrancar con un osado misionero. Lo tuve que acomodar yo, para que el pitito me entrara.
—Es que… es que hace mucho que no lo hago… —se disculpó.
—Dale, cuerno, empezá a moverte que quedan tres minutos.
—Sí, sí…
—Dale, bombeá.
—Estoy… estoy bombeando…
—Ah… Bueno, dale, acabá rápido que tengo que ir a pasar la noche con el negro que enseña surf…
—Estoy… estoy haciendo lo que puedo, mi amor…
—¡Hacé lo que puedas pero hacelo más rápido!
Comenzó a moverse como sólo un cornudo sabe hacer: mal, desesperado, atolondrado, sin mucha gracia.
—Estaba pensando que voy a ir hasta la cabaña del instructor en el auto nuevo. ¡Qué lindo, amor, primer viaje y es para meterte los cuernos!
Me seguía bombeando sin que apareciera la fricción. Es que el último año, con eso de que hice que me dejara también coger con por fuera de las vacaciones, las pijas de sus amigos y mis compañeros de trabajo me habían ido estirando un poco, sin llegar a recuperarme nunca.
—Mi amor, date... date vuelta… Me voy a calentar más mirándote el culazo mientras te cojo.
Ni se lo discutí. Me di vuelta y le ofrecí el culo, que era su debilidad. Ocho meses haciéndose la paja con mi culo, pobre… A veces mirándolo en una foto, a veces contemplándolo en vivo y alguna que otra vez hasta tocándolo un poco. Vi que sobre el colchón había quedado el manual del Mercedes y lo tomé y comencé a hojearlo mientras el cuerno me la ponía.
—Ahhh… Qué linda cola, mi amor… Ahhh…
—Dale, bombeá y acabá rápido que me tengo que ir. No seas denso, ¿querés?
—Sí, mi amor, sí… ahhh… tomá… tomá la pija del macho… sentime…
—¿Qué?
—Que me sientas, puta, te estoy dando una cogida que no vas a olvidart…
—Mirá, tiene para calentar el volante antes de encenderlo… —le dije girando hacia él, y señalándole el manual. El pobre cuerno estaba transpirado y con la boca desencajada como un pez fuera del agua, bombeando con cara de enajenado—. Está bueno para el invierno, y lo activás a control remoto con el celular, si querés.
—¡La puta madre, Victoria, te estoy cogiendo, dame bola!
—Sí, mi amor, ya te dije que me cogés como nadie, dale, acabá que me tengo que duchar y vestir bien putita para Jambao. 
—¡Te estoy cogiendo! ¡Te estoy cogiendo! ¡Por fin te estoy cogiendo! ¡Te cojo igual que mis amigos y tus compañeros de oficina!
—Sí, igualito… 
—Te cojo, mi amor, por fin te hago el amor...
— Dale, cuerno, te quedan treinta segundos para acabar 
—¡Yo soy tu macho! Yo soy tu… 
—Ufff, qué pesado, acabá de una vez que me tengo que ir a coger en serio.
 —Ahhhhhhhhhhhhhhhh… 
Se cumplieron los treinta segundos cuando me estaba acabando. Supongo el primer chorro me habrá ido adentro, no lo sé porque nunca se lo siento ni cuando me lo echa todo. Giré un poco mi cuerpo para sacármelo de encima e ir rápido a ducharme, mientras bombeaba su segundo chorrito, así que la pija tipo maní se le salió a mitad de camino y el reguerito de leche fue a dar un poco a mi muslo y otro poco al colchón.
—Mi amor, no me saques, estoy acabando! —rogó patético.
Lo vi acuñar su mano sobre su glandecito, como si fuera un capuchón, para retener el tercer chorro que comenzó a escurrirse entre sus dedos.
—¿No podías aguantar un minuto más?
—Pensé que me la habías echado completa, como hacen todos los que me cogen.
—No me podés dejar así… —me miró casi puchereando.
Me acerqué los dos pasos que nos separaban y lo miré seriamente. Sin sacarle la vista de los ojos lo busqué abajo con mi mano y le tomé los dos huevitos y apreté arriba, sin lastimarlo. Pero firme, fuerte.
—Oh, por Dios… —gorgoteó. Y se le escurrió todo lo que le quedaba en un solo movimiento.
Con el dorso de la misma mano con la que le había apretado los huevos recogí todo el borbotón de lechita que largó y la puse frente a sus ojos, ofreciéndosela.
—Abrí la boca —le dije.
—P-pero es leche…
—¡Abrí la boca, maricón! Yo me la trago siempre y bien que no decís nada.
Abrió la boca, pero esbozó una resistencia fútil.
—¡La mía no te la tragás nunca!
Le metí el dorso por la boca y le ordené, seca:
—Tragá, cuerno. Comportate como un buen marido.
Apretó los ojos y se tragó su propia leche.
Ni esperé a que los abriera y ya arranqué para el baño.
—Mi amor, esperá. ¿Cuándo… cuándo vas a volver…?
—No lo sé… si el chico está solo supongo dos o tres horas… pero si están los otros instructores no sé, mi amor… Por las dudas acostate, si necesito que me pases a buscar, te llamo… ¡Ah, no, ahora tengo mi propio auto!
Le tintineé las llaves que tomé del aparador y le sonreí feliz como en una publicidad. 
—¿Y cuándo…? ¿Cuándo lo vamos a volver a hacer? Hoy fue… hoy fue mágico —dijo con poca convicción.
—Ya sabés que te toca cuando se puede… No empieces a joder.
—Un año otra vez, no, ¿eh…?
—Ay, mi amor, lo decís como si fuera que yo no quiero…
Lo vi agachando la cabeza con resignación y tomarse el pitito para ver si podía escurrir una gotita más. Y sonreí triunfal:
—Me meto a la ducha, amor. Llamá al instructor y decile que llego un poco más tarde.
—Sí, mi vida…

____________________________________________________________________



3 COMENTAR ACÁ:

Anónimo dijo...

Gran noticia ver un nuevo trabajo tuyo.

Muy muy necesario en este momento tu trabajo.

Una caricia para el alma.
y para los Huevos, jaja.

Gracias.

Saludos desde México.
Federico.

Vikingo Miron dijo...

Enamorado de Victoria, me encanta, gracias por este regalito Rebelde!!

SALUDOS VIKINGO MIRON

Anónimo dijo...

PRIMERO.- Siempre nos pareció que eres un GRAN ESCRITOR DE HISTORIAS, y creemos que tu podrías escribir de lo que sea (un baño descompuesta, el clima, una caminata, etc…) y lograrías hacer con eso una gran historia.

Todo esto es para decirte que nos da un extraño SENTIMIENTO DE SATISFACCIÓN, ver que tienes la posibilidad de hacer de eso tu empleo.

Échale ganas, y nos informas como van las cosas, en el proyecto.

Por otro lado NO te disculpes, pues tu sitio, tienes una gran cantidad de relatos, creo que es una buena oportunidad para leer algún relato que aún no leyéramos, nosotros haremos eso.

Federico y Sra.

PD.- Mantén la sana distancia, por el covid-19.

Publicar un comentario