Uno:
Doña Juana (VERSIÓN 1.0)
Por
Rebelde Buey
1970.
Golpeó palmas y entró a la casa sin esperar permiso.
Estaba ansioso: desde que le había visto las tetas a doña Juana no hacía otra
cosa que pensar en eso y buscar cualquier excusa para volver a verla. Entró al
comedor y cruzó hasta la cocina, y allí la encontró.
—Doña Juana —titubeó. El corazón se le aceleró y
festejó su suerte con una sonrisa. Doña Juana estaba amamantando a la bebita, y
los pechos redondos y enormes como pelotas se ofrecían generosos. Uno, el que
chupaba la bebita, estaba desnudo.
Doña Juana sonrió. Era la tercera vez en la semana que
este chico venía a su casa con pretextos tontos, justo a la hora que la Martita
tenía que tomar la teta. Se sabía dueña de un cuerpo voluptuoso en general, y
de unos pechos que eran la fiebre de casi todos los hombres del pueblo. Y notaba
—porque no tenía un pelo de zonza— que ese chico la deseaba incluso más que su
propio marido, que hacía ya como dos años que no la tocaba. Se desprendió como
casualmente un botón de la blusa, en el escote, y el pecho cubierto se mostró un
poco y acomodó su gravedad. El chico sería muy chico, se dijo Juana, pero era
muy buen mozo y se le notaba un bulto importante cada vez que se quedaba parado
ahí, mirándole las tetas.
—¿Qué te trae hoy por acá, Brótola?
El Brótola, como se lo empezaba a conocer, carraspeó para
decir algo y se frenó cuando doña Juana cambió de pecho a la bebita. Fueron
apenas unos segundos, que bastaron para ser la imagen más sensual que el chico
había presenciado en su vida. Doña Juana quitó a la Martita del pezón y el
pecho quedó descubierto por completo, con la punta gomosa y dura en erección
total, brillosa de baba y rosada de roce. Doña Juana no guardó su pecho para
liberar el otro; así como estaba se abrió el corpiño y desnudó el segundo seno.
El Brótola juraría que la vieja se estaba demorando a propósito, pero quién
sabe. La mujer, una hermosa señora de cabello castaño oscuro, de 36 años, con
más curvas que el viento, y de la que se rumoreaban muchas cosas en el pueblo,
quedó entonces con los dos pechos desnudos y se demoró un minuto en hacer el
cambio. Recién cuando la bebita ya succionaba con entusiasmo, la mujer guardó —muy
lentamente— la primera teta en el corpiño.
El Brótola vio que después de la maniobra medio pezón
le quedó al descubierto, que el escote no terminaba de ocultar el corpiño, y
que doña Juana lo miraba con una cara extraña, de fin de espera, la misma cara
que le había visto a las chicas de la ruta con las que él había debutado.
—Vine… Vine a ayudar… —dijo al borde del tartamudeo—.
A cortar el pasto, a lo que necesite…
Doña Juana lo evaluó, y los ojos se le fueron sin el
mínimo disimulo al bulto del muchachito.
—Yo no necesito ninguna ayuda… —A su vez, el Brótola
no quitaba la vista de los enormes pechos semi desnudos de la matrona—. Si
alguien necesita ayuda en esta casa es mi marido…
El Brótola tragó saliva.
—¿Su… su marido…?
Doña Juana rebotó la cabeza de la beba sobre su pecho,
para animarla a tomar más. Con el movimiento del brazo, casual o no, el escote
se le corrió peor y la otra teta quedó aún más visible.
—Aunque no sé si vos podrás ayudarlo…
El chico miró la redondez de esas mamas y se le paró por
completo. Parecían infladas con el aire de la estación de servicio.
—¡Lo que sea, doña Juana! ¡Yo ayudo con lo que sea!
—Viste los rumores que hay sobre mi marido… —El
Brótola sabía, pero negó con la cabeza—. Que la tiene… —Hizo un gesto con dos
dedos casi tocándose en señal de insignificancia— Y que no… me atiende bien…
—Que no la… —El Brótola tragó saliva de nuevo—. No
tenía idea, doña Juana.
—Que hace más de dos años que no me toca…
—¿Más de dos años? ¿Y la beba…?
Doña Juana quitó a la Martita de su pecho y el pezón
rojo y parado quedó al descubierto. El otro pecho, salido a medias del escote,
también mostraba medio pezón desnudo.
—Se rumorea en el pueblo que mi marido es un flor de
cornudo, Brótola. ¿Podés creerlo?
La bebita fue a dar al hombro izquierdo de la mujer,
para que haga el “provechito”.
—N-no, señora… Su marido parece decente…
—Es que no me toca hace dos años… y una mujer tiene
necesidades, ¿entendés?
Doña Juana giró su cabeza hacia su hija y abrió sin
querer las piernas. Estaba vestida con una especie batón para diario, abotonado,
liviano, que terminaba en una falda por la rodilla. El Brótola advertía ahora
que la falda estaba muy levantada, prácticamente como una minifalda.
—Creo que la entiendo, doña Juana…
—¿Lo podrás ayudar… con todo lo que él no puede…?
—Y… si es para ayudarlo, sí, señora…
Doña Juana cargó a su hija sobre el hombro, le palmeó
la espaldita y se puso de pie. El camisolín, además de cortito como una mini, era
ajustado en la cintura, y la hacía muy sensual, haciendo hervir la sangre de
quien la viera. Llevó a la bebita a acostarse y cuando se dobló por sobre la
cuna, el ruedo de la falda se le subió y le dejó medio culazo al descubierto.
¡Y por Dios qué culazo! La bombacha se le había metido entre las nalgas hasta desaparecer,
y amanecía nuevamente más abajo, abultándole la concha.
—No vas a creer todo lo que dicen de mí, ¿no?
—No, señora… —El Brótola no podía quitar los ojos de
la conchita atrapada en esa tela tan tirante—. ¿Qué dicen?
—¡Que soy una puta, Brótola! ¡Que soy un tremendo
pedazo de putón cósmico!
La mujer seguía acomodando a la beba, de pronto doña
Juana calló. Miró con mucha ternura a su hija.
—Se durmió… ¿No es un ángel, la Martita?
El Brótola casi no había registrado a la beba, solo
tenía ojos para esas dos cabezas de enano que la mujer tenía por tetas.
—¿Te la imaginás en unos años, cuando sea toda una
señorita?
El Brótola no podía atender otra cosa que los pechos
de la vieja.
—Vení —le dijo doña Juana, y tomó al muchacho de la
mano y lo condujo a la habitación matrimonial.
No imaginaba que unos pocos años después desfloraría a
esa bebita, a espaldas de su novio Alcelmo, el chico que había dejado alrededor
de la casa.
Con tan solo diez años el Alcelmo ya era muy
despierto. Los mayores incluso apostaban sobre seguro a que de grande sería el
terror de las mozas, un picaflor empedernido como su padre, capaz de voltearse
a todas las chinitas del pueblo, incluso a las casadas. Y seguramente así
hubiese sido, si aquella tarde no se hubiera juntado con el Brótola. Si no hubiera
ido a lo de doña Juana. Pero especialmente si no se hubiera asomado a la
ventana de la habitación para ver aquello que cambiaría su destino. Porque el
Alcelmo lo seguía seguido al Brótola, y cuando se cruzaron en el cruce y el
muchacho le dijo que si quería ver un buen par de tetas que se viniera con él,
pues el Alcelmo se le pegó a los talones de inmediato. Le ordenó el Brótola: “Vos
te quedás afuera y si viene el marido de la Juana me chiflás”. El Alcelmo
asintió con la cabeza aunque no sabía chiflar; no le importaba, lo único que
quería era asomarse por alguna ventana y espiar las famosas y enormes tetas de
la vecina.
Y ahora la veía. Sobre la cama. Doña Juana, la mujer
más voluptuosa y sensual de todo el pueblo. Pero también veía al Brótola.
El Brótola estaba acostado boca arriba, con expresión
de sorpresa y goce, y doña Juana se había sentado sobre él, por la cintura, con
una pierna a cada lado del chico. Desnuda como vino al mundo. Subía y bajaba
sobre el muchacho, cabalgándolo, y gemía y jadeaba llena de deseo. Alcelmo
nunca había visto una mujer desnuda, mucho menos en menesteres como aquél. Ni
siquiera en fotos o revistas. Esta era la primera vez, y el impacto de la
imagen, sumado a que sabía que doña Juana estaba casada y con una beba, le sacudió
el bajo vientre y el alma.
—¡Por Dios, qué mujer! —se dijo viendo los pechos de
doña Juana estrujados por el Brótola, mientras ella subiendo y bajando con la
mirada clavada en el techo.
La ventana estaba abierta por el calor, y las cortinas
protegían la intimidad del cuarto y el fisgoneo furtivo del Alcelmo.
—Sí, Brótola, síííí… —escuchó con claridad— ¡Yo sabía
que tenías tremenda pija! ¡Yo sabía…!
Ahí el Alcelmo vio qué cosa se estaba cabalgando la
vieja. Y no pudo menos que sentir un pinchazo de envidia. El Brótola tenía una
poronga del tamaño de su antebrazo. Era anchísima, se notaba a simple vista, y
muy larga, aunque eso no podía precisarlo porque doña Juana se levantaba hasta
un punto indeterminado de la verga y se volvía a dejar caer sobre la misma.
El Alcelmo pensó en lo que él mismo tenía entre sus
piernas, que en comparación no era nada, o menos que nada. Y se dijo que era
porque él aún era más chico, que de seguro a la edad del Brótola la tendría
igual de grande, o más.
—¡Qué pedazo de verga, pendejo! —recitaba doña Juana—.
¡La tenés diez veces más grande que el cuerno!
Ahí el Brótola se congeló al borde del susto.
—¿Y si viene su marido, doña Juana?
La mujer detuvo su cabalgata, recuperó el aliento, y
el Alcelmo la escuchó bien clarito:
—Brótola, te movés bien y tenés una pija de caballo… —Doña
Juana se desmontó del vergón y le hizo un ademán al Brótola para que se saliera
de su posición—. Pero te falta maldad, chiquito… Si viene, no pasa nada.
Para algo es el cornudo.
—Es que… ¡su marido me va a matar!
—No te preocupes, bebé, yo te voy a enseñar cómo hay
que tratar a un cornudo —Se acomodó sobre el colchón, arrodillada, y tiró el
torso hacia adelante, dejando el culazo bien entregado al muchachito—. Te voy a
enseñar a ser un buen macho hijo de puta, el mejor, y a tratar a una puta como se
debe... Con esa verga y mis consejos —Doña Juana ensalivó el cuerito y la pija
del Brótola, y le indicó que se pusiera detrás de ella—… en un año todas las
casadas del pueblo van a hacer fila para que te las cojas…
—Si perdonan cuando sus mujeres los engañen… no se
merecen que se las cojan… cogerlas…
Aún estaba verde, el chico, pero algo de lo que había
dicho doña Juana le disparó una chispa, un gustito por la maldad. Buscó en los
ojos de la mujer una aprobación de lo que había dicho. Doña Juana sonrió.
—Ese es el espíritu…
Y el Brótola apoyó la cabeza de su verga de potrillo en
el agujerito y comenzó a empujar.
—¡Juana, por el amor de Dios, otra vez no!
La cogida lo había obnubilado de tal forma que el
Alcelmo no advirtió el paso del tiempo, ni que don Gracioso, el marido, había
ingresado a la casa, y ahora a la habitación. Estaba ahí parado en traje y
corbata, y con un maletincito ridículo en una mano.
Brótola había detenido su bombeo. Tenía a doña Juana acostada
en la cama y dándole la espalda, culo en punta con una almohada debajo para que
el chico la penetrara más hondo. La verga del Brótola era tan ancha y larga que
solo bombeaba el culito dilatado hasta la mitad de la pija.
—¡No pares, Brótola! —gimió ella mordiéndose los
labios—. ¡Seguí bombeándome el culo que ya casi estoy!
—Pero don Gracioso…
La mujer giró el rostro y miró en dirección de su
esposo, que los miraba con expresión de horror.
—¡Es el cornudo, bebé! ¡No le corresponde decirte
nada!
El Brótola, que tenía la verga igual o más dura que antes,
retomó el bombeo con timidez.
Don Gracioso se acercó un paso y se plantó a un lado
de la cama.
—Lo que no corresponde es que cada vez que vuelvo del
trabajo te encuentro en casa, clavada por un tipo.
Alcelmo observó cómo el Brótola normalizaba el bombeo
dentro del culo de doña Juana, ahí, ante los ojos del cornudo. Un hormigueo
inexplicable le recorrió el pitito.
—No seas exagerado, mi amor, es sólo cuando te vas de
viaje… ¡Ni que yo fuera una puta!, ¿no, Brótola?
El Brótola, que tenía tomada a la mujer de las nalgas
mientras enterraba verga en el cuerito, balbuceó:
—Cla-claro, doña Juana… Usted no es una puta…
—Juana, no lo quieras involucrar al chico en tus
jueguitos…
Con la indignación, el pobre hombre agitaba el
maletincito flaco en su mano.
—¡No es un chico, mirá la pija que tiene! Mostrale,
Brótola.
El Brótola retiró la verga hasta la punta, dejando
solo medio glande en el culito de la mujer.
—¡Carajo! —exclamó Gracioso, con preocupación y
envidia.
—Nene, clavá… —jadeó doña Juana—. Mostrale al cuerno
cómo se debe coger a una mujer. ¡Decile!
El Brótola dudó un segundo, luego se afirmó con sus
manos en el culazo y se acomodó para clavar con todo.
—¡Mi-mire, señor… mire… emmm… cómo se la entierro…
Doña Juana giró hacia el chico, mucho más seria de lo
esperado.
—Nada de señor, Brótola. Es mi marido, ¿entendés? Es
menos que un trapo de piso. Es el cornudo.
—Juana, no le enseñes esas cosas. ¡El chico todavía me
respeta!
—Decile “cornudo”, Brótola… Tratalo como se merece.
—Juana, no me hagas esto, por favor…
—Decile “cornudo”, vas a ver que no pasa nada… No es
hombre para enfrentarte…
El Brótola miraba alternadamente al hombre y la mujer.
La situación era rara aunque más raro era que él tenía a doña Juana desnuda
para sí, debajo suyo, con media pija adentro, y el marido ni había amagado
pegarle.
—Cornudo, mirá —dijo el Brótola. Pensaba que el otro reaccionaría
mal, y sin embargo el pobre tipo se quejó con su mujer.
—¡Juana, me está diciendo cornudo!
Juana sonrió satisfecha y hundió su rostro en la
almohada.
El Brótola clavó la verga todo lo que pudo y la
aguantó ahí.
—¡Mirá, cuerno, media verga adentro del culo de tu
mujer!
—Sí, Brótola, seguí diciéndole “cuerno” y bombeando
que ya casi estoy…
—Juana, por favor, es solo un chico. ¡No podés hacerme
cornudo con un chico! ¡Yo soy más hombre que él!
Entonces el Brótola se envalentonó.
—¿Le rompés el culo a tu mujer, cornudo? ¿Así como
estoy haciendo yo…?
—No, pero…
—Seguí, Brótola, seguí… no pares y decile “cornudo”…
—¡Juana, no lo incites!
—¡Cornudo! —dijo Brótola, y retiró y hundió verga de
nuevo hasta la mitad.
—Seguí, Brótola, seguí…
—Cornudo… —y la verga avanzó hasta dos tercios, quizá
más. El pobre hombre ya no se quejaba, tenía los ojos hipnotizados en la
penetración del culazo de su mujer, como tantas otras veces.
—Ahhhhhh… Seguí, Brótola… seguí que me acabo…
—Cornudo…
—Sí… Sí…
—Cornudo…
—Sííííí….
—¡¡Cornudo!!!
—¡¡Ahhhhhhhhhhhhhhhhh…!!!
—¡¡¡Cornudo!!!!!
En la ventana, Alcelmo escuchó el orgasmo regado sobre
la humillación del marido y sintió el pitito como una piedra. La escena y la morbosa
situación lo tenían fascinado.
En eso se escuchó llorar a la bebita.
—¡Juana, en vez de estar acá haciéndote llenar el culo
de verga deberías estar atendiendo a mi hija!
—Tu hija… —suspiró doña Juana entre risitas. Hasta Alcelmo,
con sus diez años, sabía que la Martita era de cualquier paisano del pueblo
menos de don Gracioso.
Entonces el Brótola se envalentonó aún más.
—Andá a atenderla vos, cuerno, que tu mujer todavía me
tiene que deslechar.
Y el cornudo mordió su silencio y fue. Volvió un
minuto después con su hijita en brazos, justo cuando el Brótola le bombeaba el
culo a doña Juana hasta los huevos, con violencia y ansias de acabar.
—¡Qué pedazo de culo, doña Juana! ¡Qué rico se lo
estoy haciendo!
—¡Al cornudo, Brótola! Dedicáselo al cornudo… —Doña
Juana paró más el culazo—. Yo te voy a sacar bueno, bebé…
—Juana, estoy acá con tu hija, ¿podrías al menos
ponerte una bombacha o sacarte la verga del culo?
—Callate, cuerno, que le estoy por acabar a tu mujer.
La verga del Brótola era venosa y ancha. Entraba y
salía a una velocidad que un culo no toleraría, excepto que estuviese ya muy
estirado. Salía limpia y brillosa, y entraba fuerte, inmisericorde, arrancando
gemidos y jadeos que llenaban la habitación.
—Dame a la Martita, Gracioso. Le quiero dar la leche
mientras el Brótola me da la leche a mí.
—¡Juana, te volviste loca!
—¡Dame a la nena, cornudo, o te juro que no me dejo
tocar más para tus sucias pajas!
El Brótola no aguantaba más. Era clavar ese culazo y
ver su propia pija enterrarse; y ver a la beba cambiar de manos para ir con su
madre mientras él bombeaba, lo sacudió.
—Te la lleno, cornudo... ¡¡Te la lleno de leche…!!
Cuando la Martita estuvo en brazos de doña Juana, ella
la puso amorosamente en sus pechos, y la bebita buscó el pezón.
—¡Te la lleno por el culo! ¡Te la voy a rebalsar de
leche, cornudo!
—¡Llename, pendejo! ¡Soltame la leche ahora!
El bombeo hacía sacudir a doña Juana, que con el
movimiento no lograba que su bebita embocara el pezón.
—¡Qué buen culo tiene tu mujer, cuerno! ¡Te la lleno,
te la lleno, te la llenooohhh!
Alcelmo vio a la Martita por fin prenderse a la teta
de su madre, así bombeada como venía. Con cada vergazo que metía, el Brótola
abría las nalgas de la madre para perforar más hondo. El cabeceo de doña Juana
ahora era también el cabeceo de la Martita.
—Señor Brótola, por favor, aunque sea respete a la
bebé…
—Acabame, Brótola, que la Martita me está tomando la
leche
La Martita comenzó a succionar y chupetear, agarrada
de un pecho como para no caerse.
—¡Tomá, hija de puta! ¡Tomá la leche por el culo, para
la beba!
—¡Sí, Brótola, síííí…!
El Brótola seguía entrando verga.
—¡Tomá, tomá tomá, tomá…!
—¡Se la estás dando a la Martita, Brótola! ¡La estás
amamantando!
—¡Sí, sí, sí!!
—¡Nooooo…! —Gracioso se tomaba la cabeza sin dejar de
ver con ojos exaltados cómo la verga ancha del muchachito perforaba y era
tragada por el culo de su esposa hasta los huevos, en un ida y vuelta brilloso
y de venas a punto de reventar.
—¡AHHHHHHHHHHHH…!!! —El Brótola mandó todo el cuerpo
para adelante, clavando a doña Juana hasta las mismas entrañas de Dios. Le
había ido entrando casi toda la verga, y el Alcelmo vio ese terrible vergazo
meterse en el culo redondo e inflado de la mujer, ocultarse todo allí, y
endurecerse y manguerear de semen.
—¡Juana, no!! ¡Te está llenando el culo de leche!
Y mientras el Brótola seguía bombeando semen con los
ojos apretados de goce intensísimo, doña Juana:
—¡Callate y agradecé que el chico me está dando leche para
que yo pueda pasarle algo a tu hija!
El Brótola ya bombeaba más suave, pero siempre a fondo.
Cuando retiraba la verga hasta el glande, algunos hilos blancos y espesos se
corrían desde el interior del ano hacia los muslos.
—Te dije que te la iba a hacer rebalsar…
La leche se salía a borbotones lentos,
—¡Juana, me hiciste cornudo con un chico…!
—¿Qué chico? Mirale otra vez la verga. Es más hombre
que vos. Es más hombre que todos los otros que te hacen cornudo…
El Brótola retiró el pijón del agujerito con un ruido
acuoso. Los dos nalgones del putón estaban en punta y dio una palmada sonora a
uno de los cachetes. Recuperó el aliento y exigió:
—Cuerno, andá la cocina y traé algo fresco…
Alcelmo vio cómo el señor Gracioso titubeó y miró a
doña Juana.
—¡Hacé lo que te dice, inútil! No se la hagas difícil
que es su primera vez —Doña Juana quitó a la beba de sus pechos, ofreciéndola a
su marido— Y llevate la Martita.
Alcelmo vio la resignación en los hombros del pobre tipo,
y cómo éste se retiró del cuarto con la bebita en brazos.
Cuando quedaron solos, el Brótola fue burlón:
—¡Es el rey de los pelotudos!
Doña Juana lo miró con cierta condescendencia.
—Ay, bebé, bebé… Vas a ser un macho increíble pero
todavía te falta tomar un montón de sopa… Ya vas a aprender las diferencias
entre estupidez, miedo y falta de hombría…
Al otro lado de la ventana, sin nadie que se hubiera
percatado de él, Alcelmo, aun con sus diez años, sí había
notado la diferencia. Nunca vio al cornudo como un estúpido, sino como un marido
y padre lleno de amor, quizá resignado... De ninguna manera infeliz.
Observó a don Gracioso abandonar la habitación con la Martita
en sus brazos —era linda la Martita, como todos los bebés— y sonrió sin
esperarlo.
FIN.
35 COMENTAR ACÁ:
Tremendo. El dominó generacional de Don Brótola es una maravilla. Está muy bueno poder presenciar la génesis de un corneador y de un cornudo, al mismo tiempo.
Primero .-Un abrazo con mucha estimación que en el poco tiempo que tengo de conocerlo se a ganado admiración y aprecio.
FELIZ NAVIDAD desde México
Federico y Esposa
Graaande Rebelde! Solo me parece que quedo medio corton... me habria gustado saber como iba haciendose joven Don Brotola, como se iba garchando a las otras casadas del pueblo, haciendose cada vez mas hijo de puta... quizas en futuras entregas no? Felicitaciones, gracias como siempre y FELIZ NAVIDAD!!!
sos un maestro. felicitaciones por tu magia. feliz año
gracias por tu regalo rebelde!! ya estoy disfrutando con las siestas con la nena incluida...jjjeejejeje
profejavier
APLAUSOS, OVACIONES, GORRO BANDERA Y VINCHA!!!
CAMPEÓN MUNDIAL DEL MORBO!!
carlosnava57@hotmail.com
Exelente regalo de Navidad , miedoso, poco hombre ante un simple chico , perfecto como siempre, Ale
Felices fiestas rebelde, gracias por este regalo de navidad, resultó excelente, nunca pensé que el punto de vista de un córneador sería igual de bueno que el del cornudo o la esposa. Esperamos la continuación le, saludos. Un abrazo
Increible como siempre aunque el marido deberia de haber limpiado tambien para que tomara leche junto a su hija jajajaja Como siempre cada vez te superas bonito regalo de navidad...
Felices fiestas de fin de año y muchas gracias por este regalo, excelente cazadora072
Estupendo relato, como la mayoría de los de este blog.
Como dice PUI,seria estupendo que contases mas sobre el personaje.
Gracias
SEGUNDO.-
Estuve esperando el inicio de esta serie desde que la anunciaste,
“¡TE QUEDO ESPECTACULAR!”
1.- ¿Creo? Que es la primera vez que la serie se centra en “el MACHO” Don Brótola y sus primeros cuernos.
2.- Y como siempre las frases, son una delicia:
A).- ¿Viste los rumores que hay sobre mi marido… Que la tiene… —Hizo un gesto con dos dedos casi tocándose en señal de insignificancia— Y que no… me atiende bien…
B).- —No vas a creer todo lo que dicen de mí, ¿no? —¡Que soy una puta, Brótola!
TERCERO.- Pero el dialogo entre los tres, sobre el calificativo “CORNUDO” es una obra de arte,
Doña Juana.- Incitando, jaja, pero sobre todo Humillando.
Don Brótola.- Perforando y envalentonándose, que lo mande por La “Martita”
Y después por una cerveza, es muy estimulante eso.
Don Gracioso.- Su paulatina destrucción de su personalidad,
1.- Inicio indignado.
2.- Después Reclamo
3.- Suplico.
4.- después reclamo, OJO.- Solo a la mujer (jaja Genial)
5.- Obedeció.
CUARTO.- Pero lo que “me tiene sin poder dormir” fue esos mensajes subliminales que plasmas, en el relato sobre otro personaje.
La “MARTITA”
A).- ¿No es un ángel, la Martita?
—¿Te la imaginas en unos años, cuando sea toda una señorita?
Logro que YO intentara imaginármela dentro de unos años.
(Juegas con nuestra Psique, Autor)
Casi se me salen los ojos de la impresión, que la propia madre la incite, eso es morbo puro.
B).- y que digas que “!UNOS POCOS!” años después desfloraría a esa bebita!
C).- Y al mover las cabezas juntas Madre e Hija, por la cogida.
¿Cómo logras tener esas GRANDES ideas?
D).- Pero lo original del método de amamantar, (gracias autor por existir) Por favor QUE SE REPITA. Esa niña requiere crecer Sana.
1.- —Señor Brótola, por favor, aunque sea respete a la bebé… (jaja que lo llame ¡SEÑOR!)
2.- La Martita comenzó a succionar y chupetear, agarrada de un pecho como para no caerse. ¡Tomá, hija de puta! ¡Tomá la leche por el culo, para la beba!
3.- —¡Se la estás dando a la Martita, Brótola! ¡La estás amamantando!
4.- —¡Nooooo…! —Gracioso se tomaba la cabeza sin dejar de ver
5.- —¡Cállate y agradece que el chico me está dando leche para que yo pueda pasarle algo a tu hija!
QUINTO.- De verdad te aplaudimos de pie, (esposa y yo) esa “!Súper IDEA!”
Crear una relación de 3, pero la más bizarra que jamás imagine (Macho, Madre e HIJA)
“!Desde muy TIERNA edad!”
Por favor, Sin mesclar ideas, pues vemos que tú siempre tienes ya un bosquejo previo de las historias, y lo respetamos (que sea separado) ojala se pueda.
Pero el crecimiento de esa niña, sus sentimientos, TESTIMONIO, admiración, valores, etc… NOS perturba.
(Pues mi esposa fantasea con una vecinita) que la verdad es una buena niña, pero mi mujer siempre le crea historias (imaginarias) de lo más sucias.
Es decir si ya estas escribiendo esta gran serie “tras el origen de un Macho”
Por qué NO escribir una serie que hable del nacimiento “tras el origen de un PUTA”
Jaja, Mi esposa es una enferma.
Solo resta desearte que tengas de verdad un gran año 2016.
P.D.- Veo por los comentarios que esa nenita, se ha robado el corazón, no solo de nosotros, LARGA VIDA, a La “MARTITA”
luego responderé a todo, pero LA MARTITA NO ES OTRA QUE LA MADRE DE LA YESI
DIEGOTE:
Gracias. Efectivamente vamos a ver ese "dominó", como vos decís, pero más que nada a don brótola y alcelmo por el pueblo, de jóvenes.
PUI / ANÓNIMO:
no te preocupes, todo eso va a ir viéndose en entregas sucesivas. veremos a doña juana incentivando a brótola a cogerse otras casadas.
JLUCAS84 / PROFE JAVIER / ALE / CAZADORA
muchas gracias, amigos!! feliz año para todos!
CARLOS NAVAS:
jajaja sabía que te iba a gustar ;-)
PAREJA FARTUN:
de a poco, pensá que es la primerísima primera vez de brótola con un cornudo presente. si se hubiera comportado como un macho total, el relato hubiera perdido un poco de verosimilitud. ya va a llegar ese momento, jejej...
FEDERICO YO:
gracias, fede!! no es la primera, hay algunas historias centradas en el corneador, pero muy muy pocas.
respecto de LA MARTITA (que habrás adivinado no es otra que la mamá de la yesi, a quien —en la serie regular— se sabe que se cogió desde antes de casarse con el Alcemo), sí es cierto que hay mensajes "plantados" hacia el futuro. algunos mensajes ya pueden constatarse en la serie regular, como el hecho de al final el Alcelmo dice que la bebita era linda, "como todas los bebés". ya está diciendo que le gusta, al cabo, será su mujer en la serie regular, algo que ya hemos leído. hay otros mensajes subliminales, como vos decís, como que el brótola ni registra a la bebita, no siente empatía (como sí siente Alcelmo), que es exactamente lo que sucederá a futuro: Don Brótola se garcha a la mamá de la yesi solo para satisfacerse, no porque esté enamorado.
en esta mini serie se hablará de don brotola, la martita y el alcelmo, de jóvenes. de cómo cada uno se va formando en sus roles.
muchas gracias amigos. sigan comentando que eso me pone pilas.
un abrazo (y un beso para cazadora y ale) ^_^
Por supuesto lo se.
De tu otra serie "Éramos tan pobres"
Pero ahí solo habla, de que su esposo Anselmo, soporto mucho de los dueños de la casa y del el Remolacha.
Pero eso es; La Marta "GRANDE" no la nena Martita junto a su MAMI, juntitas, jaja
Esa frase que dices en tu contestación, nos hace soñar;
"De como cada uno se va formando en sus roles"
jaja que delicia, somos unos convencidos que las primeras experiencias, son inovidables.
Personalmente encuentro muy morbosas las historias donde se ve a los personajes despertando al sexo, especialmente las chicas son muy escasas y verlas a detalle y con buena construccion es todo un placer, gracias
hola rebelde,
te agradezco tu regalo de navidad, fue lo mejor, aunque siempre he pedido alguien para humillar al cornudo, este relato me ha llevado a un mundo magico que describes y que siempre he querido visitar.
Te felicito porque cada vez te superas a ti mismo y nos presentas situaciones mas morbosas y exitantes, feliz navidad para ti rebelde desde Colombia
genial, como siempre.
creo q te lo he dicho alguna vez, espero q estes ganando mucho dinero con esto. gracias
Rebelde, una consulta y un pedido, si os place. Que pasó con Dame un Segundo???? Siempre que puedo la releo y estoy entrando en la angustia absoluta al no hallarla. Y también tengo que pedirte un favor: estoy desactualizadísimo con los anexos, los de Helina y también los de Embaucadores. te agradecería me envíes lo que tengas a mano, a esta dirección: morbositos89@hotmail.com ¡¡Gracias infinitas!!
Muchas gracias por este regalo!!
ya creaste un mundo con todos los personajes y como se relacionan entre si!!!
Me encanta doña Juana!!
david tatuado
ANÓNIMO:
Algunos despertares se verán aquí, pero tené en cuenta en esta mini serie el protagonista es don Brótola.
LILIANA SANCHEZ MELO:
muchas gracias, liliana. la idea de todo lo nuevo que escriba en 2016 es la de crear universos únicos. por lo que tal vez ciertas nuevas "series" las arme en otros blogs, y no en este.
JLUCAS 84
jajaja no, ni un centavo. de hecho, debería escribir menos y trabajar más! xD
DIEGOTE:
DAME UN SEGUNDO será publicada completa en su propio blog. ya subí la mitad, pero como tengo que hacerle correcciones de formato (sangrías, etc) me demoro. todo toma tiempo.
ANEXOS: todo lo referido a los anexos está acá:
http://rebelde-buey.blogspot.com/p/anexos.html
La de LOS EMBAUCADORES todavía corre. La de HELINA se me complica.
DAVID TATUADO:
Lo que nadie sabe, y ahora se revela para quienes leen los comentarios, es que el pueblo de Brótola, Yesi y
Joselito es EL MISMO que el de Paloma y Pablito, y también el mismo de Dedo al Camión.
=O
A “esos Buenos autores” Gracias.
Por qué han “ESTADO” ahí
En este 2015, y con sus relatos han logrado hacer más grata la vida, de la gente común (pobre) ya que nos hacen viajar por “!sus mundos!” sin pagar boleto.
GRACIAS.
Que el 2016, sea para Ustedes, un año lleno de felicidad y SALUD
Y recuerden lo importante que son para nosotros sus Admiradores.
Uno más de tus satisfechos lectores.
Federico.
De México.
Genial. Muy impresionante. Es genial que por una vez hayas optado por la parte de cómo se hace un "corneador".
Y es que no hay nada como una mujer para psicológicamente hacer daño a un hombre. Doña Juana le debió enseñar todas esas maldades para convertirlo en un ser sin remordimientos.
Muy bueno Rebelde.
grande!! siempre pensé que Brótola iba sobrado aun de joven, siempre tiene que haber un maestro, o maestra!
grande!! siempre pensé que Brótola iba sobrado aun de joven, siempre tiene que haber un maestro, o maestra!
en.ma01
Gracias por el regalo de navidad.
Un buen detalle para tus lectores.
No cabe duda la gran creatividad que tienes para sorprender y mantenerte fresco con los relatos.
Éxitos para el 2016!
simplemente es un gran relato quiero leer mas de esta serie me parece que sera un tremendo exito
Realmente muy bueno..........la historia del burro de Brotola es para esperarla y la semilla sembrada en la cabeza de Alcelmo...........
Hasta ahora la mejor entrega desde esa serie cuyo nombre no recuerdo pero que era de la complicidad entre la madre y el hijo y que borraste por culpa de algun imbecil. Sigue adelante y espero que al pasar de todos estos años puedas volver a publicar esa serie... Saludos
que gran idea,los inicios de un gran corneador como don brotola daran mucho que hablar te felicito.
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