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jueves, 15 de noviembre de 2012

Éramos Tan Pobres (III)

ÉRAMOS TAN POBRES - 3
VERSIÓN 1.7

Por Rebelde Buey



10.

Al Joselito no le gustaba nada la situación: don Brótola le cogía a la mujer y nadie parecía anoticiarse de que eso era de gente indecente. Que la Yesi no se quejara, podía entenderlo; al fin y al cabo era la que recibía toda esa verga rechoncha y vivaz que le daba —él intuía— cierto placer. Igual, no la justificaba: la Yesi era su mujer, qué tantos, y estaba esperando un hijo de él. Eso la hacía más culpable. La entendía, también, porque sospechaba que él mismo, como marido, no la estaba satisfaciendo debidamente. Es que había oído jadear a su esposa con el viejo, y el dolor de escuchar esos orgasmos solo fueron superados por el recuerdo —la certeza, más bien— de que él no le había arrancado más que algún suspiro en las diez veces que pudo hacerle el amor en toda su vida.
Lo que no entendía era lo de sus suegros. Más que nada la indiferencia de la Marta, la madre de la Yesi, que actuaba como si el hecho que Don Brótola usara a su hija para deslechar sus apetitos fuera una falta menor, o incluso que el viejo tuviera una especie de derecho.
—No es para tanto, Joselito —la justificaba—. Pensá que casi todas las chicas de esa edad se acuestan con cualquiera y los novios ni se enteran. Por lo menos la Yesi tiene la decencia de hacerte cornudo en la cara.
Le hubiese gustado más que dijera “tiene la decencia de decírtelo en la cara”, pero su suegra a veces tenía esas cosas de mujer bruta de campo.
—Yo no quiero que nuestro matrimonio comience así —respondía el Joselito—. ¡No quiero que mi hijo se críe con ese viejo de mierda cogiéndole a la madre todas las tardes!
—No exageres, Joselito; los domingos, el viejo le da franco.


Si viera ahora a su hija, la vieja bruta no sería tan condescendiente. Eran las diez de la mañana, recién llegaban a lo de don Brótola y ya la Yesi se estaba desvistiendo. Y era raro, porque desde que habían empezado a trabajar para él, el viejo ladino la desnudaba y se la llevaba a su cuarto solo por las tardes, mientras el Joselito trabajaba en el parque de atrás.
—Mi amor, ¿por qué te estás sacando la ropa?
—Ay, Joselito, no empieces… —La Yesi lo miró como si estuviera retando a una criatura, y luego continuó quitándose las calzas, con lo que el culazo se le salió explotando los ojos del Joselito de morbo y deseo.
—¡Son las diez de la mañana! ¿Te lo vas a coger al viejo?
—¡Quiere darme más temprano, qué se yo!
—¿Qué, a la tarde se va?
Don Brótola apareció en el umbral de la puerta de la cocina, con gesto severo. Iba en camiseta y calzones, sobándose la garcha como si tal cosa. Miró a la Yesi, que ya estaba en bombachita diminuta y corpiño, siempre gustosa y bien dispuesta para ir al matadero. Las tetas le estaban creciendo con esto del embarazo, las tenía cada vez más llenas, igual que el culo, que siempre había sido empinadito y ahora estaba más redondo. Estiró su mano y le acarició la cinturita de muñeca —su debilidad—, y le recorrió lenta e impúdicamente la bombacha, primero el elástico, luego la tela sobre las nalgas. El Joselito se revolvió en su lugar atestiguando el manoseo pero no dijo nada.
—¿Vos ya terminaste con el fondo?
Hacía dos meses que el Joselito trabajaba el fondo mientras ese viejo degenerado le cogía a su mujer. El trato era ella limpiando la casa y él arreglando el parquecito. La Yesi hacía la limpieza durante todo el día, solo que a la hora de la siesta se metía en la piecita del viejo mientras él seguía deslomándose al sol.
—Ya está todo, don Brótola. El pasto corto, el ligustro bien prolijo, los cascotes y los cacharros todos acomodados…
—Bueno, desde hoy vos vas a limpiar la casa, Joselito.
—¿Cómo la casa? ¿Y la Yesi qué va a hacer?
—Tu mujer va a hacer lo que mejor sabe hacer…
—¿Panqueques de banana?
—A tu mujer me la voy a coger todo el día, Joselito. Pensá que cuando tenga familia voy a estar como cuarenta días sin poder darle. Hay que aprovechar ahora.
—Pero… pero…
—No quiero que estés al pedo en la casa, como un mirón… Si terminaste con lo otro, algo tenés que hacer…
—¡Es que limpiar la casa es un asunto de mujeres, don Brótola!
—Si la Yesi limpia, ¿vos qué hacés? No voy a pagar tu parte si no hacés nada.
—Pero… ¡yo soy el hombre, don Brótola!
—Como quieras, yo me ahorro un sueldo.
La sola insinuación de una reducción de dinero hizo hablar a la Yesi. Se quitó con delicadeza la mano de don Brótola, que ya estaba hurgándole el ano, dentro de la tanga, y se acercó al Joselito.
—Mi amor, no podemos… Necesitamos lo que el bueno de don Brótola nos da a los dos… Si a duras penas nos alcanza justo con lo que ganamos…
El Joselito miró por primera vez a don Brótola con cierto desafío en los ojos.
—Sí, demasiado justo. Le hacemos todo lo de la casa y encima te coge por una miseria.
—¡Mi amor, no digas así!
El viejo los miró con algo de recelo.
—Si quieren váyanse, a mi me da igual. Son dos desagradecidos, uno quiere ayudarlos y mire con lo que salen…
La Yesi vio que el viejo se enojaba y que lo que a ella le daban también corría peligro.
—Don Brótola, no se preocupe. El Joselito le va a limpiar la casa mientras usté y yo… bueno, ya sabe…
—Pero mi amor…
—Joselito, lo hablamos a la noche. Don Brótola, vaya para la pieza que ahora lo alcanzo. Lo voy a compensar con una mamada que no se la va a olvidar jamás.
La Yesi le manoteó el bulto al viejo. Lo encontró duro, como siempre, y se estremeció de solo saber que todo ese paquete estaría adentro de ella en un rato.
El viejo le sonrió. Le acarició los muslos como al pasar mientras clavaba los ojos en los del Joselito. Se movió hacia la puerta y recién ahí la Yesi le soltó la verga. El viejo volvió a sonreír y se fue para la pieza.
Apenas quedaron solos, y aun con el recuerdo de la verga del viejo entre sus dedos, la Yesi retó en voz baja a su marido.
—¡Joselito, ¿estás loco?!
—Ese viejo hijo de puta se está abusando de nosotros.
—¡Es lo único que tenemos, Joselito!
—¡Será lo único que tenés vos, porque yo tengo unos cuernos del tamaño de esta casa!
—Ya lo hablamos, mi amor, lo hacemos por necesidad. Tenés que ser un poquito cornudo por nuestro hijo.
—¿Me vas a decir que no la pasás bien cuando el viejo te usa?
—Si vos consiguieras un trabajo de hombre, yo no sería tan pu… Es decir, no haría falta que me deje abusar por ese viejo feo.
—Ese viejo feo te coge más que yo, Yesi, ¡no es justo! ¿Y encima ahora te va a coger todo el día por la miseria que nos paga?
—¡Shhht! ¡Joselito, no grites, te va a escuchar!
—¡No está bien! ¡Él te garcha y yo hago el trabajo de una mujer!
—Es un trabajo digno, Joselito. Peor están los que salen a robar o las que salen a prostituirse…



11.

El Joselito lavó la vajilla del desayuno y repasó toda la cocina. La dejó impecable, más limpia de lo que la dejaba la Yesi. Porque él fregaba con bronca, con la fuerza surgida de la impotencia. En la cocina no escuchaba nada, pero luego fue al comedor a levantar lo último de la mesa y ahí sí, los jadeos de su mujer eran fuertes, y le llegaban desde el pasillito con la claridad de una luz celestial. ¡Otra vez su mujer estaba recibiendo verga! Por la cadencia y el ritmo de los jadeos, ya se la estaban cabalgando.
“Hijos de puta…”, pensó el Joselito cuando regresó de la cocina y la sinfonía sexual continuaba a toda orquesta.
Tenía que ordenar y limpiar el living comedor, el pasillito que llevaba las dos habitaciones y al baño. Comenzó levantando la ropa que estaba hecha un desastre, tirada al boleo por todos lados, con los gemidos de su mujer siempre de fondo. Una camiseta agujereada, por supuesto del viejo, un calzoncillo deforme, abovedado en los testículos, la remera de su mujer, cortita y breve como a ella le gustaba usar para calentar al viejo y, ya en el pasillo, frente a la puerta de la habitación de don Brótola, la tanguita pequeñita, bien de puta, de la Yesi.
La levantó frente a la puerta, de donde salían los sonidos y voces, mientras protegía con sus brazos y pecho que no se cayera lo que ya había recogido.
—¡Ahhh…! ¡Síiii…! ¡Sí, don Brótola, sí…!
Al Joselito se le hizo un nudo en el estómago, de pura angustia. Se llevó la bombachita a la nariz y olió la previa excitación de su mujer.
“¡Hija de puta!”, pensó nuevamente. Y la indignación de escuchar a su mujer jadear como una cualquiera lo impulsó a abrir la puerta.
No podía decir que lo que viera lo sorprendía. En estas últimas semanas había visto varias veces a la Yesi cabalgando sobre el mástil grueso de don Brótola. Pero la imagen cruda seguía golpeándolo en el corazón como la primera vez.
—¡Yesi!
—Cornudo, ¿qué pasa? —No era don Brótola el que le había dicho “cornudo”, era su mujer. Que cada vez se lo decía más seguido, influenciada por el morbo del viejo.
El Joselito no supo qué decir. Era como que se le iban las palabras cuando veía la cola fabulosa y esos muslos portentosos subir y bajar sobre el viejo. Las tetas, cada vez más redondas, se agitaban al ritmo de la garchada.
—La bombachita… —pronunció dubitativo, sosteniéndola entre sus dedos.
—¿Qué? ¿Qué pasa con mi bombachita, amor? —Ella no paraba de subir y bajar, como si nada malo estuviera haciendo.
El Joselito estaba mancado de pensamientos. La boca abierta y sin lograr decir nada. Bueno, casi nada.
— Sos… una puta…
—Ay, Joselito, ¿otra vez con eso?
—Está húmeda —anunció esgrimiendo la bombacha sucia—. Te mojaste antes de entrar, Yesi…
La Yesi no pudo reprimir una risita divertida.
—Si está húmeda, pegale una lavada, cornudo…
El Joselito no podía quitar la vista del cuerpo de la Yesi, que seguía agitándose y empernándose sobre la pija del viejo. Ese cuerpito que hasta que él se quedara sin trabajo, había sido solo para él. Ese cuerpito fabuloso, lleno de carne y curvas que lo calentaban como una estufa, ese cuerpito con un poco ya de pancita, que albergaba a su propio hijo.
—No me digas cornudo, Yesi… por favor…
El Joselito sufría con la profanación de su mujer. La Yesi lo sabía. Pero don Brótola en todo este tiempo le había llenado la cabeza de ideas raras y ahora ella parecía disfrutar de este dolor. Ella decía que porque lo amaba.
—No sos ese tipo de cornudo, mi amor. Te pedí que fueras mi cornudo para que a tu hijo no le falte nada cuando nazca, y vos estás siendo ese cornudo… Para mí es el acto de amor más grande de un padre a un hijo…. Deberías sentirte orgulloso cada vez que te digo cornudo… tu hijo va a saber que eso es sinónimo de amor.
—No sé, Yesi… prefiero que mi hijo no sepa nunca que vos me decís así.
La Yesi se rió sin dejar de subir y bajar sobre el viejo, que la tenía tomada de la cintura y le seguía bombeando mientras ella hablaba con el marido. La Yesi se arqueó para que el vergón rechoncho le entre más, se recogió el pelo en un acto inconsciente de seducción y miró al Joselito a los ojos.
—Andá… Sé mi marido y lavame la tanguita, ¿sí? —El Joselito agachó la cabeza en una derrota y giró y comenzó a salir— Y cerrá la puerta que tengo que seguir haciéndote cornudo por el bien de nuestro hijo.
Mientras fregaba y fregaba y se llenaba las manos de jabón y el agua escurría los jugos de su mujer, el Joselito descubrió que había algo aun más humillante que escuchar a su mujer jadeando sobre otra pija. Era escuchar a su mujer jadeando mientras él le lavaba su bombachita recién usada.



12

La cena se había convertido últimamente en el refugio del Joselito. Si las tardes parecían hechas para don Brótola —para usar y disfrutar de su mujer como se le antojara—, y las noches parecían ser para la Yesi —para reposar del cansancio de tanta pija, a salvo de la lujuria del viejo y de los ruegos molestos de su marido—, la hora de la cena había sido hecha para el Joselito.
Durante el día, como que se iba acostumbrando al abuso del viejo; que le garchara a su propia mujer en las narices terminaba naturalizado. Pero hacia la cena, ya lejos del viejo y de su influencia, ya con una ducha helada que lo enfriaba y en un ámbito diferente y rodeado de su familia, el Joselito se envalentonaba.
—¡Es un viejo hijo de puta! —decía airado— ¡Se abusa de nosotros!
—No es para tanto, mi amor… Por lo menos nos paga un buen dinero…
—¿Buen dinero? Apenas si nos alcanza para comer. Si no viviéramos en la casa de tus papás, ¡estaríamos muertos de hambre!
—¿Cuál es el problema, ahora, Joselito? —preguntó la Marta con tono de matrona cansada de lidiar con críos.
—Que ahora yo tengo que fregar los pisos y lavar la ropa mientras el viejo hijo de puta se encierra en su habitación con la Yesi.
—Bueno, si ella está ocupada, alguien tiene que hacer las cosas, ¿no? ¿Vos no habías terminado con el trabajo en el jardín?
—¡Es que don Brótola es un abusivo!
La madre de la Yesi suspiró, sumergida en alguna ensoñación.
—Ay, sí…
El suegro carraspeó y la miró mal. Corrió el plato vacío hacia adelante y semblanteó al Joselito.
—Y pedile que te pague el doble…
Se hizo un silencio abrupto en la mesa. La Yesi respiró hondo para decir algo y su madre la frenó disimuladamente, tomándole el brazo. En cambio, habló ella tratando de sonar desinteresada.
—Pero si don Brótola es un jubilado… Apenas si tiene para darles algo a los chicos…
—El problema es que lo que paga obliga al Joselito a quedarse, y no puede salir a buscar otra cosa.
Otro silencio. El Joselito miraba a su suegro y a su suegra, que parecía preocupada. No sabía qué decir. Ansiosa, la Yesi no pudo evitarse.
—El viejo se va a ofender y me va a dejar sin nada. ¡Nos va a dejar sin nada!
Silencio otra vez.
—Sí, don Alcelmo —terció el Joselito—. Si nos echa, ahí sí que vamos a estar embromados.
Doña Marta miró a su marido con una mezcla de estupor e indignación.
—¡Alcelmo, pensá en tu hija!
—¡Sí, papá! Yo creo que aunque la situación es desagradable, y don Brótola sea un abusivo, repulsivo, y deforme como un burro ahí abajo, no me queda otra que aguantar y sufrirlo todos los días.
—Como si no te gustara nada, Yesi…
—¡Te juro que cuando el viejo me la clava hasta el fondo yo cierro los ojos y pienso nada más que en vos, mi amor!
—¡Basta, chicos! Yesi, soy tu padre, no necesito ese tipo de detalles.
La madre agregó:
—Sí, Yesi, tu padre ya tuvo suficientes detalles conmigo…
La Yesi se atragantó con su propia saliva y tosió y tuvo que tomar agua, que el Joselito le dio amorosamente.
—Es peligroso… si don Brótola se enoja, nos echa a patadas… —La Yesi trató de hacer razonar a su padre.
—Sí… —le respondió la Marta, aunque mirando a su marido—. Y en ese caso mamá te va a tener que dar una mano y va a tener que reemplazarte.
Ahora el que se atragantó y tuvo que tomar agua fue don Alcelmo.
Se hizo otro silencio. Alcelmo se repuso y se limpió la boca con un repasador.
—Bueno… quizá no haya sido mi mejor idea… —reculó—. Habrá que pensar en otra cosa…
—Pero suegro… mientras tanto, ¿qué hago…?
—No lo sé, hijo… hay que aguantársela como un buen cornudo.
La Marta sonrió complacida, satisfecha, y la Yesi suspiró aliviada. Las dos mujeres tomaron las fuentes y los platos y los llevaron a la cocina.
Cuando quedaron solos, don Alcelmo se abalanzó sobre el desconcertado Joselito:
—¡Tenés que hablar con Don Brótola, hijo! ¡Tenés que hablarle mañana mismo!
—¿Qué dice, suegro…? Si quedamos en que podía ser peor…
—No, Joselito, no seas abamboao, esas son las cosas que nos quieren hacer creer las mujeres —Alcelmo se frenó y miró hacia ambos lados como un agente secreto—. Tenés que exigirle el doble de plata, para que te eche y quedes liberado.
—¡No! Si solo le trabaja la Yesi… ¡nos va a pagar la mitad!
—Ahí es donde te tenés que poner firme. ¡Nada de mitad! Vos te vas y él paga lo mismo. ¡No van a ganar más plata pero vas a tener más tiempo para conseguirte un trabajo y sacar a la Yesi de esa casa de lujuria y depravación!
—¿Está seguro? ¡No va a agarrar viaje!
—¡Una mierda no va a agarrar viaje! ¿Vos te creés que el viejo va a dejar de cogerse a un cuerpito tan espectacular como el de la Yesi porque nadie le limpia? Yo sé lo que te digo, Joselito. Haceme caso a mí, no caigas en las manipulaciones de las mujeres de esta casa… ¡Son todas putas, Joselito! ¡Son todas putas!
—¿Quiénes son todas putas? —preguntó con cejas desconfiadas la Marta, que volvía de la cocina.
—Las chicas de la ruta, mi amor… El Joselito me preguntaba por qué en invierno andan tan desabrigadas; que si eran gente pobre…
—Ay Joselito, Joselito… —dijo dulcemente la suegra—. Vos sos demasiado inocente, hijo…
Pero la Yesi, que venía atrás, miró a los hombres con desconfianza.



13.

No eligió un buen momento, el Joselito, para apurar a don Brótola. A la mañana no se había animado, cuando lo mandaron a lavar los cacharros y a planchar ropa. Tampoco se animó cuando el viejo comenzó a manosearle a su mujer y ella reía divertida, todo delante suyo. Cuando la llevó alzada a la habitación tomándola de las nalgas y sobándole las tetas con la boca, tampoco se animó. Recién tomó coraje al escucharlos divertirse en la pieza, entre risas primero, silencios después, y jadeos y quejas burlonas, al final.
—Ay, don Brótola, por la cola no que ni al Joselito le dejo.
Pero el Joselito sabía que don Brótola sí podía. Por el asunto ese de la plata, de la necesidad de ellos, la Yesi le dejaba al viejo sucio meter su verga por atrás cada dos por tres.
Fue escuchar gemir a su mujer y entró a la habitación como un huracán.
Los encontró como casi siempre, como al viejo le gustaba: la Yesi en cuatro patas sobre la cama y el viejo detrás, sacándole lustre a la pija.
—¡Don Brótola, tenemos que hablar!
—Ah, menos mal que viniste, cuerno… Andá a la cocina y traé aceite, manteca o algo para lubricarle el culito a tu mujer.
—Don Brótola, ¡le digo que tenemos que hablar!
—¡Sí, sí, pero traéme eso, dale!
El Joselito fue a la cocina y regresó con la manteca.
Su mujer le sonrió aprobatoriamente, satisfecha de su eficiencia. El viejo roñoso apoyó el pan de manteca en la cinturita angosta de la Yesi, justo donde le terminaba la espalda y por encima de la cola paradita y entregada. La piel se le puso de gallina, por el frío, y ella rió divertida. Don Brótola le bajó la tanguita lentamente hasta la mitad de los muslos, sobando con desvergüenza las poderosas piernotas. La tanguita se le enredaba y le daba al viejo la excusa para detenerse a cada instante y manosearla más, delante del cornudo. Le abrió una de las nalgas para dejar el ano expuesto. Le pasó sobre el orificio la punta del pan de manteca, que enseguida se derritió. Una gota amarillenta y sedosa cayó y fue a quedarse en los pliegues de la conchita. El Joselito tragó saliva y suspiró anhelando ser esa gotita. El viejo, en cambio, esgrimió uno de sus dedos gordos y lo apoyó suavemente sobre el ano, y presionó.
Y el dedo entró unos milímetros.
—Ahhh… —exhaló la Yesi, casi para ella misma.
—Don Brótola, esto no puede seguir así.
—Vení, cuerno. Acercate y ayudame.
Había olor a sexo en la habitación. Y eso que el maldito cretino todavía no había comenzado a fifarle a su mujer.
—¿Me escucha, don Brótola?
Don Brótola abrió las dos nalgotas redondas y carnosas de la Yesi, bien bien abiertas. Ella dijo “uhhh…” cuando el ano le quedó exhibido, franco, limpio.
—Pasale la manteca, cuerno. Te va a gustar.
—¡Pero don Brótola!
—Dale, cuerno, dale…
El Joselito obedeció. Pasó el canto del pan de manteca por la raya de la cola de su mujer y se solazó con el orificio redondito y no tan apretadito como le hubiese gustado.
—Mmmmm… —ronroneó la Yesi.
—Don Brótola, escuchemé…
—Metele la manteca con los dedos, cuerno. Te va a gustar, yo sé lo que te digo…
El Joselito comenzó a hundir tímidamente un dedo. Con la manteca, el primer centímetro entró fácil, luego la sequedad se lo hizo más difícil.
—Meté y sacá, mi amor… —pidió la Yesi, en un jadeo—. Y metele mucha manteca que me tiene que entrar todo el pedazo de don Brótola.
El Joselito estaba indignado con la vida, furioso con don Brótola y con una erección formidable porque ahora le estaba enterrado un dedo completo a su mujer.
—¡Uhhhhhh…! —gimió la Yesi.
—Muy bien, cuerno, ahora metele otro… Los dos a la vez… pero no seas bruto, ¿eh?
El Joselito fue con dos dedos.
—Uy, mi amooor…
El Joselito miró a su mujer, que permanecía arrodillada a su lado, ahora con el torso abajo y la cabeza tocando el colchón, escondida entre los brazos. De golpe se sintió feliz, realizado: la Yesi estaba gozando con él. ¿Cuánto hacía que ella no gozaba por una intervención suya? Lo miró a don Brótola como si fuera un compinche, y no el hijo de puta abusador que se gozaba a su esposa.
—¡Don Brótola, mire! —se entusiasmó como un chico.
—¿Viste que te iba a gustar, cuerno? Ponele más manteca…
El Joselito obedeció y enseguida comenzó a entrar y sacar los dedos hasta que el cuerito de su mujer se acostumbró y se los tragó hasta las falanges.
—Ahhhhhhh… —le correspondía su leal esposa.
—Ahora tres, Joselito.
Y Joselito fue con tres, lo que ya estaba más difícil.
—¡Ay, mi amor!
El Joselito se tuvo que aguantar una risita nerviosa, histérica. De felicidad.
—Más manteca, ¿no, don Brótola?
—Sí, cuerno. Lubricámela bien que ya sabés que la tengo re gruesa y no te la quiero devolver toda dolorida…
El Joselito puso más manteca y mandó los dedos un poco más adentro.
—Gracias, don Brótola.
—No lo hago por vos, paspao...
La Yesi ahora respiraba más sonoramente, bufaba con los tres dedos que le enterraba su marido. Pero no se quejaba.
—Ya lo sé, don Brótola. Yo le decía por dejarme hacer esto. —Y el Joselito clavaba y clavaba los tres dedos— ¡Nunca disfruté tanto de la cola de mi mujer!
La Yesi giró para decir algo y por un segundo se quedó muda. Detrás de ella estaba su marido puerteándola con tres dedos y el viejo hijo de re mil putas sobándose la pija y llenándose los ojos con su culazo tremendo. Se sintió más turra que nunca, y gracias a don Brótola, y entonces le quiso rendir tributo:
—No exageres, mi amor… ¿cuántas veces dejé que te hagas una paja en mi cola?
El viejo rió como si se burlaran de un tarado. Joselito dijo:
—¡Esto es otra cosa, Yesi! Esto es… ¡increíble! ¡Y vos nunca me dejás hacerte nada!
—Un buen esposo no debería querer abusar de su mujer —terció don Brótola, severo.
El viejo dejó de separar las nalgotas de la Yesi.
—Ahora me voy a lubricar yo.
—¿Quiere la manteca, don?
—No hace falta, cuerno.
El viejo peló su garcha, de tamaño formidable, ya dura, ya en plenitud, y con la verruga arriba. El Joselito la tenía vista varias veces en los últimos tiempos, y siempre enterrándose en su mujer. Don Brótola se ensalivó apenas la cabeza y un poco más, se aferró a las caderas de la Yesi y arrimó hacia la conchita indefensa de su víctima.
La Yesi sintió ese primer e ínfimo contacto y se estremeció.
—Seguí lubricándola, cuerno.
—Sí, don Brótola —acordó el Joselito, y dejó sus tres dedos dentro del ano de su mujer.
Y entonces don Brótola clavó.
—¡Ahhhhhh…! —gimió la Yesi—. ¡Por Diosssssss…!
El Joselito no podía de ninguna manera evitar mirar con ojos exorbitados la flagrante penetración. La anchísima verga se fue corriendo de a poco y sin pausa hacia adentro de su mujer, entrando y entrando inclemente. Llegó hasta menos de la mitad y no pudo avanzar más. Don Brótola retiró la pija y ésta fue saliendo brillosa de los jugos de su propia esposa.
El viejo se tomó un segundo y volvió a clavar, esta vez con mucha fuerza.
—¡Ahhhhhhhh…! —La Yesi hundió la cara en el colchón.
No hacía falta ver el vergón todo adentro, desaparecido por completo en el interior de su esposa, para saber que el viejo se la había enterrado hasta el fondo. Ya con los gritos de la Yesi estaba claro.
—Mi amor, ¿estás bien?
—¡Callate y lubricá, cuerno!
Don Brótola volvió a retirar despacio la verga sepultada en su mujer, para enterrar otra vez.
—¡Ahhhhhhh…!
Y luego otra. Y otra más.
—¡Ahhhh…! ¡Por Diooooossss…!
Sin dejar de taladrar a su putita ni por un segundo, don Brótola llevó una de sus manos a la cola y la apoyó sobre el puñito de tres dedos que el Joselito tenía metidos en la Yesi. Apoyó ahí y empujó suavemente para adentro mientras retiraba su pija de la conchita. Al instante siguiente aflojó la presión sobre el ano y clavó abajo. Comenzó a alternar y enseguida la Yesi estaba siendo penetrada sucesivamente por pija y dedos, sin tregua.
—¡Ay, Dios…! ¡Ay, Dios…! ¡Ay, Diosss…! —La Yesi bufaba, gemía y golpeaba una y otra vez sus puños contra la cama—. ¡Voy a acabar! ¡Voy a acabar! ¡Voy a acabar!
Fue ahí que don Brótola le quitó la mano al Joselito y lo sacó brutalmente a un costado.
—¡Tomatelás, cuerno!
Don Brótola empujó un poco hacia abajo la cola de la Yesi y enfiló su vergón grueso, brilloso de jugos y puerteó el ano ya dilatado y expectante. Y empujó un poco hasta que el glande perforó.
—¡Ayyyy, síiiiii…!
El Joselito casi llora al darse cuenta cuánto la Yesi quería pija. Y don Brótola comenzó a enterrar su chorizo obeso y rugoso dentro de la cola redonda, perfecta, totalmente emputecida de la Yesi.
—Cuerno, vení y abrile las nalgas a tu mujer.
El Joselito se puso de costado. Vio a su pequeña Yesi otra vez esconder su rostro, ahora en una de las almohadas, y bufar con pesadez y maldecir y golpear en el colchón, pero esta vez con furia, como con dolor.
—Mi amor, ¿estás bien?
—Sí, Joselito… Bien… ¡Bien llena de pija!
—¡Don Brótola, esto es demasiado!
—¡Abrimelá, cornudo, así le duele menos!
El Joselito fue, sumiso, y abrió los dos gajos formidables. No podía no mirar cómo esos seis o siete centímetros de ancho se enterraban poco a poco en el ano dilatadísimo de su mujer. Y no se detenía. Por momentos don Brótola sacaba un poquito de pija y descansaba unos segundos, para enseguida volver a avanzar.
—¡Don Brótola, tenemos que hablar de lo que nos está pagando!
—¿Eh? ¿Qué…? Abrila bien, después hablamos.
—¡Ahora, don Brótola! ¡Usted se está abusando de nosotros! ¡Queremos el doble de plata!
 —¡Lo hablamos después, Joselito! ¡Ahora le estoy rompiendo el culo a tu mujer!
Y el viejo siguió taladrando.
—¡Joselito, no seas desubicado! Ahora dejá que don Brótola termine lo que está haciendo…
—¡Mocosos desagradecidos!
Y ahí el viejo dejó de moverse.
—¿Qué pasa, don Brótola? —La Yesi comenzó a desesperarse—. ¡No me deje sin pija, por favor! ¡No me deje sin pija!
—¿De dónde salió eso de que quieren el doble?
Ante la pasividad del viejo, la Yesi comenzó a moverse ella solita buscando enterrarse la verga rechoncha que la llenaba hasta el estómago.
—¡Si se la va a coger mientras yo trabajo, queremos exactamente el doble de plata! —el Joselito estaba firme por primera vez en la vida.
El viejo siguió sin moverse, apenas zarandeado por la cola de la Yesi que buscaba ser penetrada. Con más de media pija clavada en el culito de la mujer del cornudo, miró al chico por primera vez. Lo vio muy nervioso, pero decidido, inquebrantable.
Por tres o cuatro segundos hubo un silencio completo. La Yesi sentía el vergón hinchado latirle dentro del ano.
—No deje de cogerme, don Brótola, que estoy de cuatro meses y tengo necesidades… por favor…
Don Brótola sonrió repentinamente. Quitó los ojos del Joselito y contempló por un instante el fabuloso culazo de la Yesi, clavado de verga como un pavo con un pinche. Abrió apenas las dos nalgas y se hamacó hacia adentro, penetrando el último tramo hasta arrancarle a la Yesi un suspiro de agonía, alivio y placer.
—¡Ohhhhhhhhhhhhh síiiiiiihhhhh…!
El Joselito acompañó el movimiento con sus ojos. Le daba la sensación de que no se iba a acostumbrar nunca a ver cómo el viejo sodomizaba a su esposa.
—¿Y? ¿Qué dice?
Don Brótola comenzó a retirar otra vez la gruesa barra de carne del agujerito de la Yesi. El Joselito no podía creer todo lo que su pequeña mujercita podía dilatar para albergar esa verga completa. El viejo la retiró hasta que quedó solo un poco más que la cabeza dentro de la mujer.
“Por favor, don Brótola, no me deje sin pija…”, se oía suplicar bajito a la Yesi, casi como si estuviera rezando.
—Así que quieren el doble… —Y comenzó a horadar de nuevo—. Está bien… les voy a pagar el doble…. —A horadar muy fuerte.
—¡Ahhhhhhh…!
—¡Desgraciados! Encima que me preocupo para que no pasen hambre y para que tengan para el bebé que está en camino…
El viejo agarró las nalgotas de la emputecida Yesi y clavó sus dedos en la carne blanca y generosa. Clavó con fuerza, con bronca, y separó los gajos con la vehemencia de quien no sabe perder. Y clavó en el estrechito ano su terrible vergón con muchísima fuerza, con furia, con maldad. Clavó para enseñarle a esa putita y a ese cornudo que con él no se jugaba.
—¡AAAAAHHHHHHHHHH…! —gritó la Yesi, y el alarido se escuchó hasta en la casa de sus padres.
—¡Les voy a pagar el doble pero no quiero oír ni una queja! ¡Ni una sola, ¿eh?!
—¡No, don Brótola! ¡¡Vamos a hacer todo lo que usted nos diga!!
El viejo hijo de puta siguió agarrado del fabuloso culazo y volvió a taladrar con sadismo.
—¡Miren que venir a apurarme así!
Don Brótola ya taladraba la cola de la pobre Yesi con una violencia malsana. Se estaba vengando y descargando en la pobre chica, en esas nalgas carnosas, en el hijo que le estaba engendrando al cornudo que tenía al lado.
El Joselito comenzó a asustarse. Los movimientos de perforación ya eran más que apasionados, y don Brótola se agarraba de las nalgas con fuerza, le hundía los dedos hasta enrojecérselos, y ahí se apoyaba para sacar su vergón completo, sostenerlo en el aire una fracción de segundo y al instante clavarla con saña y violencia hasta el fondo. De un saque. El Joselito podía escuchar la fricción de la pija contra el cuerito de su amada con absoluta claridad, incluso entre los gritos de ella.
—¡Don Brótola, me está matando!
—¡Pendejos desagradecidos de mierda, les voy a enseñar!
Y metía y sacaba con la velocidad y violencia de un pistón de motor. Con cada topetazo del viejo, la Yesi se corría para adelante un montón, y el Joselito tuvo que ir a hacer de tope humano para que su mujer no se caiga de la cama.
—Pare, don Brótola, ¡la va a lastimar!
Pero el viejo seguía reventando ese culo a puro vergazo. Empezó a abrir más las nalgas, mientras clavaba, en el mismo movimiento de penetración, de modo que la pija comenzó a llegar literalmente hasta los huevos.
—¿Me sentís, borrega?
—¡Me duele, don Brótola, me está matando!!
—¡Y te va a doler mas, putita!
El Joselito entró en pánico.
—¡Le va a provocar un aborto, don Brótola! Me va a machucar al hijo con esos pijazos!
—¡Te la voy a coger así todos los días, cornudo!
—¡No, don Brótola!
Y la Yesi:
—¡Sí, sí! ¡Todos los días, sí!
—¡No sabés cómo la siento, cornudo! ¿Alguna vez le hiciste la cola a esta puta?
Increíblemente, en medio de ese aquelarre, lo que más mortificó al Joselito fue que le dijeran puta a su mujer.
—No es una puta, don Brótola, es que necesitamos el trabajo…
—No sabés lo que te perdés, Joselito… —El viejo ya bufaba como una cafetera y no dejaba de taladrar. Parecía que en cualquier momento se moría de un ataque al corazón. La pija entraba y salía, el ano de la Yesi, tan dilatado que daba impresión, ya era de él y lo albergaba como si esa pija fuera su dueño—. Y no lo vas a saber. —Don Brótola los miró con sadismo. Iba a hacer rendir el nuevo arreglo. Sin dejar de cogérsela, se arrimó a la Yesi y le dijo—: No quiero que nadie te rompa el culo mientras yo les pago el sueldo, ¿entendido? Ni el Héctor, ni el Lagarto ni los chicos del club. ¡Y menos ahora que les pago el doble!
—Síiiihhh… Síiiihhh, don Brótola —claudicó la Yesi, gimiendo llena de pija.
—¿Eh? ¿Cómo el Héctor? ¿El Lagarto? ¿Qué chicos del club? ¿De qué habla, Yesi?
—Nada, mi amor… ¡Ahhhhhh…! …son como ejemplos…
—Y mucho menos el cornudo de tu marido.
—Sí, don Brótola…
—¡Yesi! Yo no voy a permitir que…
—¡Callate, Joselito! —Y a don Brótola—: No se preocupe, al cornudo, nada de nada.
Esta claudicación le hizo sentir a don Brótola un latigazo en el fondo de sus huevos.
—Me voy, putita…
—Sí, don Brótola, si… Llenemé, llenemé por favor…
El pobre Joselito se sintió superado por las circunstancias. Había visto varias veces a ese viejo hijo de puta cogerle a su mujer, pero nunca que le llenara el culo de leche.
—Me voy, cuerno, empezá a pajearte…
El viejo bufaba y transpiraba agitándose sobre la Yesi como un chancho en el matadero. Un escalofrío y mucho de envidia le recorrió la espalda al Joselito.
—Pe…
—¡Empezá a pajearte, te digo…! Ahhhhhh… Ahhhhh…
—Dale, cornudo, pajeate que don Brótola me está por acabar…
La Yesi le hizo una seña a su marido y el pobre Joselito sacó su pijita del pantalón y empezó a masturbarse delante de ellos. Fue ver a su marido sacudirse como un pajero que la Yesi sintió que le subía el orgasmo.
—Ay, sí, mi amor… ¡Ahhhh…! Pajeate… ¡Ahhhh…! ¡Pajeate así, que me vengo…!
Y el Joselito siguió sacudiéndosela.
—Me voy, Yesi… Me voy… —anunció don Brótola, que seguía penetrándola con una lujuria escandalosa—. Me voy, puta… Ahhhh…
—¡Mire cómo se pajea el cornudo! ¡Ahhh Diooosss…! ¡Mire, don Brótola!
La humillación del Joselito no podía ser más grande. Don Brótola y su propia esposa lo miraban y se le reían prácticamente en la cara, mientras el viejo le rompía el culo a su angelito.
—Te acabo, Yesi… Te acabo, te acabo, te acabo…
—Sí, don Brótola, sí…. lléneme de leche… lléneme de leche para el bebé…
—¡Turra hija de puta! ¡Te lleno, te lleno, te llenooooooaaaaaaahhhhh…!!!
—¡¡Sisisisisí…!!
—¡Ahhhhhhhhhhhhh…!!!!
El Joselito andaba a puro ¡fap! ¡fap! con los ojos que se le salían de la cara. Veía la verga gruesa del viejo ensancharse y achicarse conforme pasaban los chorros de leche hacia adentro de su Yesi.
—¡¡¡Ahhhhhhh…!!! ¡Te estoy llenando, puta, te estoy llenando…!!
—¡Sí, don Brótola, la siento! ¡La siento cómo me llena por dentro!! ¡¡Ahhhhhh…!!
—¡Ahhhhhhhsiiiiiiii…!!
—¡Ahhhhhhhh…!! ¡Estoy acabando, mi amor! —gritó la Yesi a su cornudo—. ¡Ahhhhhhhh…! ¡Seguí pajeándote que estoy acabando!! ¡¡¡Síiiihhh…!
Obediente, el Joselito continuaba con su manualidad. Miraba a un lado y otro alternadamente, como loco nuevo: a la penetración vejatoria del viejo, que ya amainaba, y a la cara de la Yesi, que era el rostro del emputecimiento mismo.
—¡¡¡Aaaaaaaaaaaaahhhhhhhhhhhhh…!!!!!!!
¡fap! ¡fap! ¡fap! ¡fap! ¡fap!
—¡¡¡Aaaaaaaaaaaaahhhhhhhhhhhhh cornudooooooohhhh…!!!!!!!
El Joselito se pajeaba y se pajeaba, y se sentía tan humillado que no advertía que tenía la pijita dura como un hueso y a punto de explotar.
¡fap! ¡fap! ¡fap! ¡fap! ¡fap!
—¡Me voy, mi amor! ¡No aguanto más!
—¡Venite, cornudo! —invitó su buena esposa—. ¡Venite mientras don Brótola me escurre la verga dentro del culo!
¡fap! ¡fap! ¡fap! ¡fap! ¡fap!
—¡Ahhhhhh…! —comenzó a acabar el Joselito, con la vista clavada en la verga que don Brótola enterraba en el culazo de su mujer. El primer chorrito saltó y fue a dar contra el muslo de la Yesi.
—¿Qué hacés, cornudo? ¡No me la ensuciés! —se enojó el viejo, y lo empujó rápido para que el segundo chorro no siguiera enchastrando a su putita.
—¡Joselito, sos un pajero! —lo retó la Yesi.
El Joselito se debatía entre reprimir su orgasmo —que ya había comenzado— y echarlo; pero echarlo sin manchar a su mujer. El segundo guascazo le explotó en la mano, que cubría su pijita para que el chorro no fuera muy lejos. El viejo seguía hamacándose dentro del culo de la Yesi, y la Yesi lo seguía mortificando:
—¡Sos un desastre, Joselito! ¡No sabés ni hacerte una paja!
El Joselito se fue desinflando, más por la vergüenza personal que por el orgasmo en sí. Tenía las manos pegajosas de su propia leche y un nudo adentro de la pija por el polvo atravesado. Sabía que a la noche le irían a doler los huevos. Don Brótola seguía disfrutando del culazo de su mujer, entrándole y sacándole tramos de verga apenas rígida, escurriéndose las últimas gotas de leche dentro del cuerpo de su esposa. La pija ya se le doblaba cada vez que se la enterraba. El viejo dio dos sacudidas más y se retiró definitivamente.
—Bueno, Joselito, ahora vas a tener que meterle manos a la obra a tu nuevo trabajo de limpiar. Arreglá todo este enchastre.
El Joselito fue a agarrar las sábanas.
—¿Qué hacés, abombao? Limpiá el enchastre que le hice en el culo a tu mujer.
—Dale, mi amor, que estoy toda pegoteada…
El Joselito miró a la Yesi, todavía con la cabeza en la almohada, y tomó unos pañuelos descartables que le acercó don Brótola. Fue hacia su mujer como un autómata y, despacio y con paciencia, le pasó el papel por cada nalga, primero por una y luego por la otra, y luego por la raya, por el agujerito, por todo ese emputecimiento perforado y sodomizado. La limpió, luego cambió el papel y la limpió mejor. Y en cada pasada aprovechó lo regalado que se ofrecía esa cola suya y la manoseó con desesperación de pajero.
El Joselito supo en ese momento (con total y absoluta certeza), que desde ese día y hasta que la Yesi pariera a su hijo, iba a vivir a manoseos furtivos y pajas y más pajas, mientras el viejo hijo de re mil putas le iba a seguir cogiendo el culo a su mujer. Y se dio cuenta —cómo no hacerlo— que el precio de cobrar el doble de dinero iba a ser que se la cogieran el doble, o aun más que el doble.
Pobre Joselito, no tenía idea que el precio iba a ser más alto. Mucho más alto.
  

— FIN —

Podés dejar un comentario en mi mail: rebeldebuey@ymail.com
o en este mismo post, abajo.

84 COMENTAR ACÁ:

Anónimo dijo...

YA SE SOLTO POR FIN LA YESI YA NI SIQUIERA DISIMULA Y EL MARIDO QUE CUERNOS QUE LE PONEN.
Y EL PAPA OTRO CUERNO QUE POR LA PLATA AGUANTAN QUE LO HUMMILLEN. ME ENCANTO.
cazadora 072

Unknown dijo...

excelente la historia no habia leido las anteriores asi que lo hice y es una de las mejores .Muy bueno el personaje del suegro y toda la historia en general ,la parte de la manteca no tiene desperdicio .
y lo entregaste unas horas antes del 15 :)
felicitaciones rebelde ,cada dia escribis mejor

Saludos

elojomoro@montevideo.com.uy dijo...

"Dame la lechita para el bebe..." SU BLI ME!!!

Mikel dijo...

Genial genial genial....
Me encanta este relato, tiene unos personajes perfectos:
- Un cornudo que se resiste a serlo
- Una putita que quiere mas
- Un don brotola dominante
- Unos suegros que dan una vision del pasado que nos da muchas sorpresas

Me encanto el capitulo, la parte donde le pide mas dinero y por culpa de eso descubre que va a ser mas cornudo es genial. Su paja inacabada es humillante para el cornudo..jeje. Que tenga que hacer tareas de la casa tb...uff tiene de todooooooooooooo

Gracias!

Anónimo dijo...

Hola me mandas este relato y anotame pal siguiente. Salu2 Manugares

Anónimo dijo...

Por fin sigue la saga me parecio las anteriores fantasticas espero que cuando lea esta, si me lo envias me siga gustando. Calischon

Edgarin dijo...

Me gusto mucho la parte que pude leer.... cada vez tus relatos son mejores. Me lo mandas por favor hedgar1986@gmail.com

Rebelde Buey dijo...

MANUGARES / CALISCHON / EDGARIN:
la forma de recibir los relatos está explicada en varios lados del blog. es sencillo y gratuito.
vamos que se puede!!

LINK: http://rebelde-buey.blogspot.com.ar/2012/10/como-recibir-los-relatos-completos.html

Anónimo dijo...

Hola rebelde, espero no te hayas olvidado de mi, la parte del relato que mas me gustó es cuando la yesi se hace la tonta y se deja meter la gran verga de don brotola, definitivamente don brotola es el personaje aunque me gustaria que la suegra entrara en escena y entre ella y la yesi atendieran como merecen a don brotola, me gustaria que joselito estuviera presente siempre, la situacion que mas morbo me dio fue cuando joselito se dio cuenta que le ponian los cuernos y joselito acepto la situacion de sus cuernos, me gustaria que don brotola trajera un amigo o amigos yemputeciera mas a la yesi y a la mama.

Mandame por favor la continuación del relato eramos pobres III , NO SABES LA ANSIEDAD QUE SIENTO POR LEER EL RELATO COMPLETO

mi correo es lilisanchezmelo@hotmail.com

Anónimo dijo...

Guauuuu Rebelde que calidad la tuya y que historia que me encanta.
Es un placer como de a poco Joselito va entrando en el mundo cuckold y toda esa inocencia y humillacion que la llevas con gran calidad.
Me encantan lo bien definido de los personajes y lo puta d la Yesi que aparte vi la foto que te inspiro y esta infernal.
Ansioso de que siga esta historia y si no me equivoco el 1 de diciembre tenemos una historia nueva que arranca!!

Grande Rebelde!!

VM
http://vikingomiron.blogspot.com/

Cuerno Beta dijo...

Rebelde

Una nueva muestra de toda tu capacidad narrativa. La mutación del goce del cornudo, que comienza negando su condición de macho inferior, guardando el descontento como una forma de sentirse de alguna forma digno... me encanta la última parte, que el verdadero macho, enojado por los reclamos... le da un poco más de participación para derrivar sus últimas barreras y que se acepte como el gran cuerno que es...

Quizá, en mi morbo, hubiera sido más fuerte si la escena de la limpieza hubiera sido sin los pañuelitos...

Un grande Rebelde.

Rebelde Buey dijo...

CAZADORA 72:
lo del suegro no es nada. lo vamos a ver un poco más cornudo en uno de los próximos capítulos, jejej...

CHRIS:
lo entregué unas horas antes porque me sentía mal del estómago y no iba a aguantar hasta la medianoche =/
pero parece que valió la pena =D

EL OJO MORO:
jejej... esa frase está tirada en el medio pero es re morbosa ^^

MIKEL:
coincido bastante con lo de los personajes. para mí los suegros son los mejores personajes, porque casi no aparecen pero se pintan a sí mismos muy bien. y el suegro que tiene dos caras, una más o menos sumiso delante ed las mujeres, y otra cuando se van ^^

LILY:
algo de todo lo que te gustaría va a venir. pero no todo, la idea siempre es que unos relatos no se parezcan a otros. lo de meter a la madre, es una tentación, pero es complicado.
la mini serie debía haberse terminado en esta tercera parte, pero se estiró porque se dilataron algunos momentos. se supone que ahora faltan dos partes más y se termina, no sé si habrá lugar para la madre, aunque siempre habrá lugar para un "ANEXO" futuro ;-)

VIKINGO MIRON:
lo de la nueva historia... desgraciadamente no creo que le guste a la mayoría. tiene cuernos sin tener cuernos, tiene mucho bi y tiene... es un texto medio raro, es totalmente distinto a lo que han leído hasta ahora en este blog. Es casi una historia "seria" que podrían encontrar en cualquier libro de cuentos dramáticos. será publicado en tres partes, y la verdad es que tengo bastante "miedo" porque no creo que guste mucho.
ya veremos...

CUERNO BETA:
gracias por los elogios, amigo!! es cierto q hubiera sido más morboso limpiarla sin pañuelitos, pero este cornudo es más combativo que otros cornudos de otros relatos, y no sé si hubiera sido verosímil. que la limpie sin tocar el semen es más simbólico de su resistencia que la resistencia en sí.
al menos, obviamente, por ahora, porque las cosas en estos relatos se van dando de a poco (al menos trato de hacerlo así, siempre que pueda y me salga), que creo que es más realista, dentro de los mundos irreales que se arman en los relatos.

Rebeca dijo...

ufffffff me muero por leeer lo que sigue la verdad me ecanta la forma en que tratas cuando una mujer como la yesi vive solo para coger, son sensaciones que no se pueden dominar y una cosa es cierta la yesi como muchas mujeres nacimos para los hombres.

Slemx dijo...

Me gustó eso de que la falta de dinero es sólo el pretexto de la nena para ser complacida por un macho dominante.

También muy rico el proceso de sometimiento del cornudo, tanto por su jefe, como por su mujer. Esa salpicada accidental sobre el muslo de ella con los consecuentes reclamos de ambos, es sencillamente deliciosa jeje.

¡Gracias!

Anónimo dijo...

Me encantan las escenas en que la mujer habla con su cornudo pero no puede dejar de subir y bajar recibiendo al corneador dentro de si. Me recuerda a: dedo al camión. De verdad que es brutal esa sensación de que no le importa nada contar de seguir siendo penetrada, que es algo mas fuerte que ella...

Y esa frase final donde nos devela que la tipa ha sido puta desde siempre, con medio pueblo, da veracidad de una manera genial. Muy buena esta seria.


Hielo Negro

Anónimo dijo...

Volvió esta serie y volví yo a buscarla!! jajaja

Excelente Rebelde!

La Yesi ya tiene un nivel de p... que ni siquiera puede parar para decirle a su pobre marido que deje de joder, que está ocupada!!!

Nuevamente un excelente relato. YA! quiero leerlo todo!!!

Saludos RB!

PI

Anónimo dijo...

Qué bueno!
Por fin yesi se dedica a ser una putita y a disfrutarlo.
El mejor capítulo de los toda la serie.
Me gustaría que el personaje siga emputeciendose porque tiene una personalidad que promete.
El momento del sexo anal: Sublime.

pepecornudo dijo...

Pobre Joselito se le estan complicando las cosas con su patron. Y yesi cada vez anda mas suelta sobre todo ahora que cuenta con la ayuda de su madre.
Esta muy bien esta prespectiva que le das a esta historia donde el se resiste a ser sometido por el macho y en principio solo lo hace por el dinero que les da.

Anónimo dijo...

Esta historia cada vez se pone mas interesante, me gusta eso de que el joselito ya este enterado del asunto y que lo hagan participe de la humillacion

ramirezdiaz1984@gmail.com

Anónimo dijo...

Pero que buen relato. Aunque he quedado con unas ganas tremendas de seguir leyendo la historia. La parte en que don Brotola le está dando órdenes al Joselito con el dedo en el culo de la Yesi es genial. Y muy bueno también que la Yesi no pueda sacarse la verga ni para hablar con el cornudo.

Que ganas de leer el relato entero!!

Ojalá que Don Brotola sea generoso y le de algunas migajas de mujer al Joselito, al menos que le deje lamerle los pies a su señora. jaja

Por favor mándame el relato entero que está buenísimo.
luisrenato32@gmail.com
saludos

Rebelde Buey dijo...

SLMEX:
jeje... originalmente no iba a ser una salpicada, sino una acabada breve pero plena. a penúltimo momento lo cambié por la salpicada y creo que quedó mejor :)

HIELO NEGRO:
esas son las novias y esposas que nos gustan!! jajaja!! lo que no recuerdo es que al final del relato se devele que se la cogen todos en el pueblo.

EROS:
creo que sí se va a emputecer más, porque lo que viene es más fuerte. se vienen más machos y más morbo, ya que con el embarazo y el paso de los meses, la yesi comenzará a tener panza de embarazada ;-)

PEPE CORNUDO:
pobre joselito, se resiste pero no puede ganar nunca contra semejante puta y semejante macho, jajaja. ya tengo pensada una segunda parte para cuando acabe ésta, con los mismos protagonistas y mecánica, pero distinta problemática.

REBECA PI / RAMIREZ DÍAZ / LUIS RENATO:
http://rebelde-buey.blogspot.com.ar/2012/10/como-recibir-los-relatos-completos.html

sheridan1000 dijo...

jo por que no hay mas tias asi ....

Anónimo dijo...

Ufff lo que me mata de Eramos tan Pobres son los suegros con esa historia previa y la forma en que aceptan la corneada.
Excelente

sinchino@hotmail.com

Licurgo el Espartano dijo...

Esta es la saga que menos me gusta de la página, pero bueno, espero paciente el próximo relato. Saludos rebeldes.

Anónimo dijo...

¡Ahora, don Brótola! ¡Usted se está abusando de nosotros!Queremos el doble de plata!
—¡Lo hablamos después, Joselito! ¡Ahora le estoy rompiendo el culo a tu mujer!
Que mas decir el poder del dinero. jaja
Muy bueno
By Manugares

EPAVIEJO (vía mail a rebeldebuey@ymail.com) dijo...

No pude dejar comentario en la pagina

me gusto la idea de los distintos monemtos del día. Y la perversidad del viejo.
Muy buen relato.

Epaviejo

Anónimo dijo...

luizer: que buen relato el morbo que da con esta puta reputisima yesi.... ademas logre hacer un video (a fotogramas seguidas) donde a mi novia la culea mi jefe con dialogo y todo.. todo el morbo igual que en tus relatos rebelde... lo mas , y esperando tus siguientes relatos rebelde!!!!!

Pedro Blanco dijo...

Genial relato Rebelde. Esta saga es de largo mi favorita del blog, lo q me gusta: la motivación económica para los cuernos, que la esposa lo haga con alguien mayor, una Yesi cada vez más desatada y que sus padres sean cómplices, muy buenos personajes.

Lo q más me gustó de este capítulo fueron los juegos previos de los amantes frente al esposo, la Yesi ya no se corta nada. Que el capitulo 4 no tarde en llegar!

Anónimo dijo...

Como tu dijiste: "esas son las novias y esposas que nos gustan"
Tal cual. Y no solo imaginando a nuestra novia o esposa si no también a las novias y esposas de los demás: erección instantánea.

Santi novio de Vale dijo...

Por la plata baila el mono... o nacen los cuernos...

Perdon Rebelde, se que llego tarde a todo :S pero al menos llego! El relato me gustó mucho, el tema de la guita y la novia me encanta.

Particularmente lo que no me gusta es el trato de la yessi y demas como si fueran de clase baja. Me gusta más la tipica piba o pendeja inclusive concheta o caretita que se descajeta y se emputece a más no poder... como flor de dandole al joystick... o la sensual del blog..

Espero seguir leyendo muchos más relatos!!

Abrazo

Santi novio de Vale

HUGO dijo...

muy bueno,me imagino la cara de nabo del gil,jajaja

Anónimo dijo...

Esta serie es genial, los suegros enterados de todo y dando sus puntos de vista... G-E-N-I-A-L. Y el final ha sido apoteosico!!

en.ma01@yahoo.es

GabrielT dijo...

Otro relato mas (y van!) excelente!!! las descripciones de los personajes es inigualable!!!

me encanta la ambiguedad del cornudo entre "me le planto y le pido mas plata" y "que bueno esta esto Don Brotola" (cuando le mete un dedo en el culo a la esposa)... me encanto!!!

GabrielT

Mike Chin-Gon dijo...

Que tal rebelde, no habia tenido tiempo de leerlo hasta ayer.. como siempre buenisimo....
..panqueques de banana..?? que barbaro.... genial.
muchas gracias.

mchingon@gmail.com

hornetf18 dijo...

Genial!
Pobre Joselito. Ya no tiene vuelta atras.
Magnifico.

Basseteros dijo...

Me parece extraordinario,la verdad cada vez me calienta mas.Estaria bueno tambien ver el tema de como embarazaron a la yesi. De como el pobre Joselito ya era cornudo de antes.
Tipo un Eramos tampobres begins. Pero ya quiero la 4 parte.

sheridan1000 dijo...

sigue asi

Anónimo dijo...

Ha sido un final inesperado, un poco sorprendente pero emocionante. Aunqúa había pistas de que podía el Joselito acabar como mamporrero, no lo dejaste ver claro hasta el final. Muy bueno y erótico.
Aldan48@hotmail.com

Saudiños

Anónimo dijo...

"Por lo menos la Yesi tiene la decencia de hacerte cornudo en la cara"

Que comprensiva la Mami, jeje

daaybar@yahoo.com.ar

Rebelde Buey dijo...

SINCHINO:
parece que lo de los suegros va como piña, jajaj

LICURGIO:
ojalá la nueva te guste más. después contame tu opinión

LUIZER:
cómo es eso del video? se puede ver? cómo hiciste eso?
el pueblo quiere saber!!!

PEDRO BLANCO:
si te gusta el tema del dinero mezclado con los cuernos te recomiendo EN EL NOMBRE DEL PADRE ;)
ambas miniseries tienen planeados algunos capítulos más.

EROS:
seeeee... a veces por la calle veo alguna pareja donde a ella se la ve muy "ligera" (no necesariamente vestida de puta), y él de "dormido" y me calienta un poco, jajaj
bueno, con mi última novia la cosa era así. si alguien nos veía, sacaba esa conclusión en el acto.

SANTI:
se comenta cuando se puede, santi. no te hagas problemas.
sé que te gustan más los cuernos con glamour, jaja. a mí últimamente me tiran más (y mucho) los temas con chicas o parejas más bien pobres. igual espero que te gusten los relatos.

EN.MA:
y habrá un capítulo donde los suegros participarán todavía más, jejeje

GABRIEL T:
jajaj!! sí, a mí esa cosa ambigua, por momentos dual, me gustó. así que le di por ese lado, me apreció piola y es algo que yo no había explorado. me alegra que lo hayas notado ;-)

BASSETEROS:
hmmm... ¡muy buena idea!!un "Anexo", como a veces tienen los relatos de Leche de Engorde.
Sí, habría que escribir esos momentos en la vida de estos personajes (aunque en mi cabeza, el hijo que espera el joselito es de él, del joselito. ya veré...)

ALDAN 48:
gracias, aldan!! me alegro mucho que te gustara. :)
¿en serio te pareció un final sorprendente? me sorprende!! jajaja
no lo hice con esa intención, pero bueno... si funcionó, mucho mejor ^^

DAAYBAR:
jajaja!! esa frase me gusta mucho! y esa cosa de que la suegra tire para la hija y el suegro lo ayuda a escondidas a él, también, jaja me resulta entre cómico y cálido, no sé por qué.

Anónimo dijo...

Muy bueneo, como siempre tenes la esencia del cornudo.

raurau19@hotmail.com

Anónimo dijo...

La verdad que me gusto mas los anteriores que este, solo la parte de la humillación de la manteca.
Me hubiera gustado algo de la novia y la madre atendiendo al viejo
Saludos
Calischon

Anónimo dijo...

Que buenooooooooo
Que ganas de ser Don Brotola aunque sea una sola siestita... y garcharme ese bombonazo adelante del corneta!!!!

Y romperle el tujes de esa manera tan... SUBLIME!!!
Y enlechar a la casada de esa manera tan ... MARAVILLOSA!!!!

Gracias, Rebelde, gracias!!!!!

Pui

Anónimo dijo...

Que agrado recibir en mi casilla de correo este relato completo. Sencillamente buenísimo. Y el giro que dió, ahora que la Yesi es propiedad exclusiva de Don Brotola es notable.
¿Se me permiten sugerencias para el próximo capítulo?
Aquí van algunas;
- Desarrollar una conversación distendida en donde Joselito habla con la Yesi respecto a que ya no pueda follar a su esposa. Que la Yesi le hable abiertamente de lo dominada que se siente, y lo adicta que es a la verga de don Brotola. Y el joselito, como un cornudo, le ruege por dejar tocarla.

- Que el joselito, lleno de humildad, le ruege a don brotola por tener algo de su esposa. Y que Don Brotola le diga algo así como:
Mira cornudo, de esta puta (y pone a la Yesi en cuatro y desnuda delante de él) me pertenece por completo su boca (y le mete la verga), sus tetas (y se las apreta), su chocho, (y se la mete por ahí, sacándole un fuerte gemido a la Yesi) y su culo, (pegándole una nalgada y metiéndosela por el culo mientras la Yesi quiere más). Las piernas de esta puta también me gustan mucho, pero la verdad es que los pies de esta perra no los uso, son las sobras de esta putita.
Si tú te portas bien cornudo, te dejaré algunas migajas, te dejaré lamerle los pies todo lo que quieras, ¿entendido?
Y el joselito, diciendo un gracias que le sale del alma, se lanza a lamer los pies de su esposa, las migajas que le deja don Brotola.

son solo algunas ideas, es que me va mucho el tema de la dominación en los cuernos (sin violencia) y que los cornudos solo puedan lamer los pies de sus esposas. Aunque veo que a tí no te gusta mucho esa linea, ya que la has desarrollado muy poco.

Una última idea:

"Del tobillo para arriba, es zona de machos. Del tobillo para abajo, zona de cornudos"

Saludos, y ojalá te gusten las sugerencias.

ps: si quieres publicar el relato que te mandé, adelante, no hay problema.

Luis Renato

(luisrenato32@gmail.com)

Anónimo dijo...

Já! Extrañé a Don Brótola! Esta serie es de las mejores descripciones del papel del cornudo. Mandame el texto completo por favor!

Nippur

Anónimo dijo...

"No lo hago por vos, paspao ..." Insuperable de bueno

Nippur

vichpt dijo...

Fabuloso, ahora ya comparte por lo menos la limpiada, y que será que tenga que pagar por aceptar el doble de pago, y la suegra no le podrá dar una contentadita a joselito y quitarlo un poco lo inocente, jajaja, muy bueno.

david tatuado dijo...

Buenisimo relato, yesi ya solto toda su atorrantez y disfruta hacerlo cornudo!!! Me encantaria que se coga a ella y la madre delante de joselito y su suegro!!!
gracias

Altair dijo...

Brutal!!. De lo mejor que he leído, Rebelde y mira que soy fan tuyo desde el principio.

El doble pago (XD), la situación con los suegros (XDXD), ¡es genial!.

La idea de David Tautado es buena, sobre todo saciaría nuestra curiosidad de como la suegra cayó en las garras de ese tipo y si todavía le sigue engañando al marido con algún jovenzuelo XD.

Muchas gracias

Anónimo dijo...

la yesi esta en llamas ..me imagino esa cinturita ese culo en calsas.. excelente relato amigo te felicito una ves mas..
condorsfh@hotmail.com

Anónimo dijo...

muy bien seguid con ese morbo de don brotola es la mera ostia tio, y ese joselito es un verdadero buey

Anónimo dijo...

me gusto mucho el relato, sobretodo la nueva faceta de yesi totalmente descarada, y lo que mas me gusta es el enfoque que le da a la historia la parte de los suegros y que brotola se aya cogido a la madre de eysi tambien. me gustaria leer el relato completo asi que porfavor emviamelo a paisa4_89@hotmail.com, gracias.

Anónimo dijo...

Muy bueno el relato.
mmgmm@hotmail.com.ar

Anónimo dijo...

Muy bueno el relato.
mmgmm@hotmail.com.ar

Anónimo dijo...

Buenísimo el relato, tiene partes graciosas pero no deja de ser caliente, espero el próximo. Mi mail: matiaser78@hotmail.com

Anónimo dijo...

muy bueno el relato me encanto la forma en que la yessi suelta toda su sexualidad a don brotola, de la mano de su cornudo marido creo que esa combinacion mas la doble paga es lo que hace que sea un buen relato cornudo.

saludos rebelde buey

Anónimo dijo...

solapa 27:
las dos parte de la historia son buenas, y esta introduccion parece dar un giro con respecto a yesi totalmente descarada.. me gustaria leer el relato completo ....

Anónimo dijo...

Pobre Joselito... La pasa barbaro y no lo quiere asumir..

ferchu_0@yahoo.com.ar

Unknown dijo...

la Jessi harto maraca

Anónimo dijo...

Exelente me gusto donde la yesi le dice cornudoo..la cara k debio poner..
omar_richard@hotmail.com

Anónimo dijo...

soy paula casada me encanto coo siempre esterelato me gustaria seguir recibiendo la continuacion asi lo sigo hacendo cornudito a mi maridito sin culpa un besito pauli paulaygaby@yahoo.com.ar

Anónimo dijo...

WOW esa yesi ya no tiene pena de nada, me gustó el énfasis que le das a las ganas de coger que tiene esa esposa infiel, espero impaciente acabar el relato, quisiera recibir el desenlace de esta historia

rasengan393_ow@hotmail.com

Anónimo dijo...

EXCELENTE REBELDE, ME MANDARIAS EL RELATO COMPLETO.
SOY CUERNITOS. GRACIAS

Anónimo dijo...

me encanta ese joselito se parece a una persona muy querida mandame el relato por favor a sharavalles@hotmail.com

Anónimo dijo...

porfis mandame el relato, gracias sharavalles@hotmail.com

Happy Bull dijo...

Buenísimo el relato, es muy morboso pensar que el viejo se cojiera a Marta y a la Hija juntas... mandame relato por favor...
happybull69@gmail.com

Anónimo dijo...

muy bueno el relato me encanta el joselito se parece a mi marido ja sharavalles@hotmail.com

Unknown dijo...

Que relato insuperable, por favor. Me gusta que vaya tomando protagonismo el embarazo de la Yesi y las referencias al bebé. Creo que hay material para rato con los suegros y el resto del embarazo y la lactancia. Además el hecho de otras infidelidades hace que pueda ser el Star Wars de los relatos de cornudos. Espero recibir la 4ta parte, te felicito.
gmbenitez1970@gmail.com

Diegote dijo...

Lo veo mal al Joselito...me gustó cómo cambió la actitud del viejo después del pedido de aumento. Ojalá que se extienda hacia el lado de la lactancia y, por qué no, algo del viejo con la Yesi y la madre, con Joselito y Ancelmo de espectadores...

Estimado Rebelde, mi único mail es parejitamorbosa1984@hotmail.com

Te mando un abrazo.

Jhon Hatcher dijo...

Excelente un Capitulo mejor que el otro la verdad te pasas son Fabulosos tus Relatos

Anónimo dijo...

Muy bueno! Quiero leerlo completo..
vava@no-spam.ws

Anónimo dijo...

Muy bueno, quiero leerlo completo..
vava@no-spam.ws

Anónimo dijo...

Por favor, envíamelo a vava@no-spam.ws
Graciaas! Muy buenos tus relatos.

david tatuado dijo...

Buenisimo.
Dos escenas me encantaron, la que le dice que por su hijo tiene que ser cornudo y cuando en la cena ante la sugerencia del padre de pedirle aumento se queja que brótola le va a dejar de dar!!!
gracias
David tatuado

Anónimo dijo...

Enviamelo Rebelde, gracias!
vava@no-spam.ws

Anónimo dijo...

Buenisimo....

Anónimo dijo...

Excelente capitulo y saga, no he podido dejar de leer hasta que llegue a la ultima página, me quede con ganas de mas, porfvaor enviame el relato a roeri2000@yahoo.com

Un abrazo y sigue escribiendo!

Luis

Anónimo dijo...

exelenteee relatooo......envie el relato a omar_richard@hotmail.com gracias

popelle dijo...

Los lei todos, y son super morbosos. Excelente relatos, existe una continuación? que mandas por email. No me la puedo perder. Gracias. culebramc@gmail.com

Anónimo dijo...

Me encanto en la 1 parte cuando yesi trago saliba y la mando para pieza y supo que no er lo unico que iba a tragar
mandame lo completo pliss
acsagerrer93@hotmail.com

Anónimo dijo...

Me encanta cuando en el capítulo gime ay que pedazo de pija al sertarse en ella una y otra vez
Mandamelo completo :)
Acsagerrer93@hotmail.com

Anónimo dijo...

Rebelde mandamelo de nuevo que se me borraron todos los mensajes :S y ya comente justamente encima de este.
Se me borraron "dedo al camion 3" y "eramos tan pobres3" mandamelos de nuevo a acsagerrer93@hotmail.com
Gracias :) un besito :P y haber cuando sacas mas seguidos los relatos porque ando entrando Todo el diaa!!

Anónimo dijo...

buenas noches, cuando sigue el de "eramos tan pobres"???

Rebelde Buey dijo...

no lo sé, pero no en lo inmediato. tengo escrito algunos párrafos de la cuarta parte, pero nada serio.
sin embargo es una historia de las que quiero continuar apenas me libere un poco de día de entrenamiento y junior

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