JULI: Capítulo 3
(VERSIÓN 1.1)
Por Rebelde Buey
4.
El encuentro en el baño
con Bencina pudo generarme alguna duda pero me disipó muchas otras. Que me
manosearan las tetas no eran cuernos. A Bencina le gustaba y a mí, bueno, quizá
también. Que mi marido estuviera siempre cerca de la vejación parecía sumar
excitación, lo mismo que nombrarlo en voz alta con el apodo de cornudo. No podía
negarlo.
Traté de llevar algo de
esos encuentros bizarros a la cama, con Mateo. Fuera de aquel contexto tan
particular, considerar a Mateo como cornudo no me gustaba, todo lo contrario. Que
me manosearan fuerte, tampoco. Cogíamos normal, cogíamos bien.
Lo que sucedió la
semana anterior iba a ser una excepción, no podía inventarle a Mateo una excusa
semanal para irme diez minutos al baño, justo al salir. Me dejaría manosear por
Bencina durante todo el campeonato, a espaldas de mi marido, y cuando el
campeonato finalizara, él y yo haríamos como si nada hubiera pasado nunca, por
el bien de él, del mío, y el de su amigo.
Fue la primera semana
que estuve ansiosa por que llegara el sábado. No voy a mentirles: me pregunté y
re pregunté muchas veces si estaba bien lo que sucedía, no tanto por una
cuestión moral, pues no me sentía demasiado culpable por el hecho de que me
manoseen, sino porque sus amigos se aprovechaban de él a sus espaldas y yo los
ayudaba, y eso me ponía mal. Pero en cada oportunidad me decía lo mismo: que no
era para tanto, que no eran cuernos, y que no se iba a enterar nunca porque las
tetas me las tocaban cuando él estaba lejos.
El sábado me fui como
me había pedido Bencina: sin corpiño y con minifalda. Para que Mate no se diera
cuenta la remera era a rayas finitas horizontales,
blancas y azules, y la pollera era blanca y algo corta, bastante acampanada,
ideal para que Bencina me metiera manos furtivas. Por supuesto le dije a Mateo
que me puse linda para él (lo que decimos siempre las mujeres cuando queremos
llamar la atención a pesar de nuestros maridos) y, para darle verosimilitud a mi
excusa, antes de salir lo toqueteé un poco, le di unos besos y me le hice la
seductora, como si le tuviera ganas. Hacerle ese jueguito y saber que en unas
pocas horas su amigo me estaría manoseando los pechos a sus espaldas me re calentó.
Sin embargo pasó otra
cosa. Durante la mañana y luego en el asado, Wate y Adrián se me mostraron un
poco más pícaros que de costumbre. Yo me había ido muy sexy, es cierto, por eso
no le di importancia a los primeros piropos, pero pronto me di cuenta que me hacían
bromas con doble intención cada vez que Mateo estaba en otra. Y en el asado se
terminó improvisando una ronda de chistes de cornudos. De seguro el pelotudo de
Bencina les habría contado. En ese caso lo tenía decidido: cortaba todo y me
replegaba a mi lugar de esposa. No me interesaba dejar parado a mi marido como
un cornudo de verdad. Que supieran que uno de ellos me había tocado las tetas
era una cagada, pero los daños no iban a ser peores.
Después del asado, Wate
y Adrián no se fueron. Se sumaron a la sobremesa. No había tensión, solo
hablábamos tonterías, y ellos, como siempre, terminaban hablando de fútbol o de
algún amigo en común.
Estábamos a la mesa, yo
en el extremo, cuando Wate le dijo a Mateo si lo acompañaba a la administración
del parque, para averiguar unas tarifas. La administración quedaba como a cien
metros; desde nuestro lugar se podía ver la casuchita, y como mi marido y su
amigo iban hacia allí charlando, Bencina, que estaba sentado junto a mí sobre
un lado de la mesa, se acercó más, casi pegándose a mí.
—Juli, hoy la que puede
ver sos vos. Yo estoy medio de espaldas a Mateo.
Me tomó desprevenida y
me desconcertó. Adrián estaba sobre mi otro brazo de la mesa, frente a Bencina,
aunque parecía distraído.
De pronto Adri se
levantó un poco, dijo “permiso” y fue con un vaso —rebalsando de hielo hasta el
borde— a agarrar la Coca Cola. Cuando el brazo pasó delante mío, lo rozó
sobre mis pechos. Yo me corrí instintivamente, y unos hielos cayeron sobre mi
falda.
Lo que siguió fue
rápido. Mucho más rápido que lo que tardaré en contarlo.
—Disculpame —me dijo
Adrián, y me dio el vaso y tomó unas servilletas.
—¿Me servís, Juli? —pidió
Bencina, y me dio la botella de Coca.
Adrián seguía
disculpándose y comenzó a pasarme una servilleta sobre los muslos, pero la
servilleta se mojó y se desintegró, y en un segundo ya no me secaba, me
manoseaba las piernas.
—¡Está bien, está bien!
—traté de que se dé cuenta que prefería limpiarme sola.
Un gesto de Bencina me
llevó a servirle la Coca, y mientras yo hacía equilibrio con botella y vaso, y Adrián
me manoseaba las piernas, Bencina llevó una mano a mis pechos.
—¿Qué hacés? —le
increpé, porque estaba Adrián.
—Toda la semana
esperando tocar estas tetas, Juli…
Adrián ni se mosqueó,
era obvio que estaba al tanto de todo. Pero igual me parecía inapropiado. Con las
dos manos ocupadas no pude detenerlos esos dos primeros segundos, y entonces ya
fue tarde. Bencina estrujó mis pechos por sobre la remera, como para que viera Adrián.
Adrián dejó mis muslos y llevó ambas manos a mis pechos.
—¡Por Dios qué buenas
tetas, Juli!
Me calentó tanto
hambre. Sonaba como si hubiera deseado mis tetas desde el día en que me
conoció. Igual no me hacía mucha gracia lo que estaba sucediendo. Pero mis
pezones se endurecieron por completo.
—¡Ey, se están zarpando
para la mierda! Está Mateo ahí nomás.
Bencina comenzó a
manosearme los muslos y las ancas, y lo que podía de mi culazo que, al estar yo
sentada, se ponía ancho y tenso como el parche de un tambor.
—¡No pasa nada, Ju!
Wate lo va a entretener por un buen rato.
Van a pensar que soy
una hija de puta, pero oír cómo lo burlaban a mi marido, los mismos que ponían
sus manos en mis pechos y muslos me cayó por un lado pésimo y me re calentó a
un mismo tiempo. Me estaban diciendo que los tres lo consideraban un cornudo, y
aunque no lo fuera, el hormigueo me vino igual.
Adrián no era tan bueno
con las manos como Bencina, pero la novedad de otro tipo zarpándoseme me hizo
subir la temperatura. Sentía su piel estrujando mi piel. Me miraba a los ojos
mientras me masajeaba los pechos. Adrián me tenía más ganas que Bencina.
—No vamos a hacerlo
cornudo a Mateo… No hacemos nada malo así, ¿no?
—Obvio, Juli. Es solo
una caricita tonta para conocernos mejor…
Adrián iba de una teta
a la otra. Me agarraba los pezones y me los retorcía con suavidad. Yo miraba
para la casita de Administración, a la espera de que se abriera la puerta. Y Bencina
me metía un dedo en la conchita, aunque la posición era incómoda y no lograba
grandes avances.
—¡Quiero manosearte mejor
ese culazo que tenés, mi amor! —me jadeó Bencina—. ¡Quiero verte la bombachita
enterrada y arrancártela con mis manos!
—¡No! —lo corté—. ¡Las
tetas, nada más! No quiero que el cornu… no quiero que… ¡Ay, carajo, se está
abriendo la puerta de la casita!
—¡Mierda, el cornudo! —alertó
Bencina, que lo dijo para mí. Estaba lejos, no podría ver ni sospechar nada, así
que no era para tanto. Pero me soltaron y me adecenté un poco la remera y la
faldita.
Cuando llegaron Mateo y
Wate, yo estaba roja. Saber que Wate sabía que los otros dos me habían estado
metiendo mano un segundo antes, y que mi marido parado de pie a su lado seguía
ignorante de lo que le hacían a su mujer, me hizo subir el calor. Seguimos compartiendo
el final de mesa, tonteando y hablando de bueyes perdidos. Yo me sentía cada
vez menos indignada y más caliente: los tres amigos estaban al tanto de que era
una puta, al menos una puta de tetas, que cualquiera me las podía manosear. Y allí
estaba mi marido, sin enterarse de nada, burlado como los cornudos, haciendo
bromas con los mismos tres que me metían mano donde querían y riendo con ellos.
A la media hora Mateo
comenzó a llevar las cosas al auto y organizar el baúl. Yo supe lo que iba a
suceder. Sé ahora que ustedes saben lo que sucedió. Y sin embargo, les digo, es
difícil de explicar.
Cubiertas por mi propio
cuerpo, Bencina y Adrián me manosearon los pechos con una impunidad brutal. Wate
observaba la acción de pie, y aunque ya sabía todo, no dejaba de asombrarse por lo
que veía. Ahí, casi debajo suyo, dos amigos estaban manoseándole la mujer a
otro amigo, que acomodaba cosas en su auto, treinta metros más allá. Noté la
incertidumbre en sus ojos. Él veía las manos masajeándome las dos tetas, por
encima de la remera, una teta masajeada por Adrián, la otra por Bencina. Y mi pasividad. Mi falta de reacción. Mi dejar hacer de mí lo que se les antojara.
—¿El cornudo sigue en
el auto…? —pregunté con premeditación, pues lo tenía a mis espaldas. Esta vez
los que vigilaban eran ellos.
—Ya está por cargar lo
último… —mascullo Bencina—. Voy a entretenerlo un poco más —Se puso de pie—.
Waté, aprovechá vos un rato.
Fue la primera vez que
hablaron de mí como si fuera una cosa. Me calentó de tal manera que me mojé sin
remedio.
Bencina fue hacia el
auto, con mi marido. Wate, medio indeciso, o incrédulo tal vez, se sentó en el
lugar que dejó tibio su amigo, pegado a mí, casi de frente. Estiró tímidamente
una mano hacia mi pecho, mirando alternadamente al auto y a mí.
—¿Seguro que no ve…?
—Está lejos y yo tapo
todo. Desde allá parece que estuviéramos hablando.
La mano por fin llegó a
mi pecho y vi en su rostro que Wate disfrutó el contacto como un niño. Presionó
el pecho con la punta de sus primeros tres dedos haciéndome estremecer, y
enseguida abrió la palma y se llenó la mano de mí, de mis tetas, de las tetas
del cornudo de su amigo.
—Mmmmm… —jadeé.
—¿Te gusta?
—Síiihhh… —y cerré los
ojos.
—Mateo sigue en el
auto, Bencina le está dando charla.
—Ohhh… Meté mano por
debajo de la remera… Quiero que me manosees las tetas al natural, como hace Adrián…
Wate metió mano por
debajo de la tela de algodón y manoteó pecho y pezón.
—¡Por Dios, qué buena
que estás, hija de puta! Qué pedazo de gomas que tenés…
—No dejes de mirar al
cornudo… —me salió. Ya no me importaba nada.
—Por favor… Qué rico se
siente… Qué rico es tocarte así las tetas… Ufff…
—Voy a bajar, Juli…
Quiero tocarte la conchita…
—¡No, no! Va a verse
muy raro… Tiene que parecer que estamos charlando… —Sentía la mano de Wate
manosearme suavemente. Con delicadeza; y al confundido Adrián quieto sobre el
otro pecho—. Otro día… otro día… —les prometí para sacármelos de encima. Por supuesto
no iba a cumplirles.
Adrián retomó el
manoseo y por un buen rato tuve a los dos amigos de mi marido manoseándome las
tetas. Uno la izquierda, y el otro la derecha, casi como dos adolescentes, cada
uno con su juguete. Me estuvieron masajeando un buen rato hasta que en un
momento Wate dijo:
—La seña.
—¿Qué seña? —pregunté.
Y tanto Adrian como
Wate retiraron las manos con tranquilidad. Tiraron los torsos un poco hacia
atrás, pero con movimientos suaves, como si hubieran estado aleccionados, y
comenzaron a hablar del partido que habían empatado a la mañana.
Unos segundos después
llegaron mi marido y Bencina hablando de otra cosa. Mateo me tomó de los
hombros y me besó en la cabeza.
—Me aburro —dije en
referencia a la hipotética charla de la mesa.
—¿Siguen con lo del
partido, ustedes? Hasta que no consigamos un arquero como la gente nos van a
seguir haciendo esos goles boludos.
—Yo tengo un amigo que
es arquero —dijo Bencina con entusiasmo —Tiene unas manos así de grandes —agregó
y, a la pasada, me miró a los ojos y a las tetas. Me mojé otra vez.
Quedaron en que quizá
lo llamarían. Juntamos algunas cosas más y nos separamos cada uno para su auto.
Yo me fui tomada de la cintura por mi Mateo, riéndome con él y besándolo por
una cosa dulce que me dijo. A la noche vimos una peli e hicimos el amor. Éramos
una pareja estándar, y yo una esposa de lo más ordinaria.
Solo que con las tetas
más manoseadas del parque.
Fin -
EL VIERNES QUE VIENE EN EL CAPÍTULO 4, LA COSA SE EMPIEZA A CALENTAR
EL VIERNES QUE VIENE EN EL CAPÍTULO 4, LA COSA SE EMPIEZA A CALENTAR
22 COMENTAR ACÁ:
Este capitulo suena a preambulo para lo que se viene... Mut sutil... Pero muy cornudo! Ya son 3 los amigos que la manosean y ella sigue con el verso de 'abajo no'... Sos un capo RBY!
Rebelde
Sos una maquina
entre este cuento que va tomando temperatura cada vez mas
y la promesa de cuentos de teens abusadas por viejos verdes no doy mas de espera hasta que lleguen los viernes
Abrazo
Era de esperar que la cosa no fuera tan Light... Esperamos el volumen 4, 5, y 6
Nos encanto!
Y la protagonista esta comenzando a DESCUBRIR la diferencia, entre una mujer que es Infiel, y una que quiere tener a su CORNUDO.
Saludos.
Muy bueno! Ella ya está disfrutando de hacer el amor con su marido luego de hacerlo cornudo! Y va por más!!
Muy buena la parte 3, ella va entrando al juego de a poco. Y una amiga no tiene?
Juanjo
¡Uf! ¡Qué bien se está poniendo el asunto! De modosita a putita es una transición que estás manejando de manera excelsa. Si al rato, en la intimidad, le llamo "Juli" a mi mujer, me habrás metido en problemas :D Es que ¡qué delicia de chica!
Seguimos al pendiente, el destino de Juli no me lo pierdo por nada ;)
Ansioso porque siga la historia, se esta poniendo muy interesante y se aleja de las ultimas historias centradas en otras ambientaciones.
uhhhh Rebelde que lindo que se está poniendo... como se le va destrabando en el cerebro de Juli de a poco la putez... la palabra "cornudo" fue migrando de prohibida a estimulante... y esos tres amigos hijos de puta minga no se van a conformar con tocarle las tetas... ¿que le haran? ¿darle de comer pija? ¿obligarla a una turca? ¿enlecharle la cuevita? ¿romperle el culo? ¿todo eso? ¿de a uno o entre los tres? mmmmm que ganas de que se empiece a develar el misterio... Gracias como siempre, Rebelde!!!
ya está el nuevo y como comprobarás... diste en la tecla!! :D
lo de las teens "abusadas" todavía está en la línea de largada. tengo algo escrito, pero muy poco, y como que la parte morbosa tarda mucho en arrancar. tengo que reformatear algunas cosas para que quede más dinámico
de todos modos, como digo siempre, cada serie o miniserie respeta sus propias reglas y ADN
y en el capítulo nuevo (el 4) ya se empieza a desmadrar la cosa. igual siempre vamos de a poco
lamentablemente en esta mini serie no aparece una amiga (sí, varios amigos nuevos)
por bastante más. pero siempre respetando a su marido, para no hacerlo cornudo, jajaja
jajajaj menudo problema vas a tener!!
pero tengo fe que en cuanto leas el capitulo cuatro, ahí sí se te va a escapar algun "Juli" xDDD
es cierto. diferente ambientación, por un lado, y diferente enfoque cornudo, por otro.
un poco de aire fresco en el blog
siempre recordá que en las series y miniseries mantengo el ADN original, para no traicionar la saga y que cada una tenga sus características.
pero por supuesto que la cosa se va a desmadrar bastante, siempre dentro de su lógica.
Eres un crack, como siempre. supermorboso rebelde.
Espero que sigas asi mucho tiempo y por muchos relatos. Me encanta el emputecimiento que esta sufriendo... se la van a coger por todos lados...
Un gran fan
cacafuti85@gmail.com
algo de eso habrá en el,último capítulo, pero solo algo. esta mini serie tiene características particulares que la hacen distinta a las demás.
ya vas a ver =)
una nueva vuelta de tuerca al mundo cornudo.
felicidades amigo,como siemmpre un gran trabajo.
gracias, pepe. la idea es ofrecer siempre variantes. en la variedad está el gusto , dicen =D
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