PREVIEW 6 | EL AMARRE ANEXO XXXL
Este es el último preview.
EL RELATO YA ESTÁ TERMINADO Y CORREGIDO. (PRONTO A PUBLICAR)
Y me dirán: ¿Pero entonces por qué no publicaste el maldito relato completo en vez de este preview?
Pues porque el relato se va a publicar en un blog especial para invitados, como los de pago, y tengo que crearlo y hacer el post allí. Acá publicaré los 6 previews compilados y el link a ese blog de invitados.
Lo bueno es que no va a demorarse mucho. Salvo que pase algo raro, entre el miércoles y el viernes de la semana que viene debería publicarse.
¿Y luego, qué?
Luego se vienen una serie de relatos construidos a partir de cartas que se enviarán entre distintos personajes (siempre marido y mujer). Como Jasmina y Octavio, en una especie de spin-off de El Faro. Otros relatos construidos en base a cartas serán con personajes nuevos (uno ya está muy avanzado).
El problema es el de siempre: estoy sin tiempo. Y como viene la mano, no parece que vaya a cambiar. =/
6.
Esquina del Cuerno.
Ya saben lo de Esquina del Cuerno, ¿no? Porque si no lo saben, tal vez ustedes sean unos flor de cornudos. O no conozcan mucho de Alce Viejo.
Al sur del pueblo hay un camino municipal que ya casi no se usa, angosto y descuidado. Rumbea para la ruta provincial, pero antes de llegar a ella pega una curva a la izquierda, como una calle de barrio, y baja al sur un kilómetro más. En ese codo de noventa grados hay unos galpones y casas abandonadas, algunas de las cuales esperan ocuparse en el verano. No hay comercios. No hay gente. No hay nada.
Hasta la noche.
Los jueves, viernes y sábados —pero en verdad cualquier otro día—, con la caída del sol y al promediar el horario de los boliches, ese lugar se llena de coches. Frenan allí, se estacionan lo suficientemente lejos unos de otros, apagan motor y luces, y nadie se baja.
Ese codo de camino asfaltado, lleno de autos detenidos que se mueven rítmicamente desde adentro y sin ninguna música, es conocido como Esquina del Cuerno. El rincón del pueblo donde las parejitas van a hacer el amor sin tener que ir a un hotel, donde el sexo es furtivo y, sin dudas, ocasional.
Porque rara vez van las parejitas que recién se ponen de novios. ¿Qué novio joven tiene coche propio? Por lo general los autos son de Tronco Grueso, el pueblo vecino; y los amores y movimientos son tan clandestinos y tramposos como las novias y esposas que en esos autos son sentenciadas. Martilladas por vergas ajenas, prohibidas y ventajeras. Suelen aparecer en enjambre los “jueves de chicas”, o los viernes y sábados. Pero también, aunque mucho menos, cualquier día de la semana que un buen marido o un novio auspicioso se descuidara —sea haciendo horas extras en el trabajo o yendo a un evento social o familiar—.
Todos los cornudos conocen este pilar histórico de Alce Viejo. Solo la mitad saben que sus mujeres lo frecuentan. Cualquier hombre que pase por allí —aunque todos evitan ese lugar— ruega no encontrar a su esposa o novia. La Esquina del Cuerno se recorre a paso apurado y tratando de no levantar la vista.
Igual que yo en ese momento. Había estacionado en Esquina del Cuerno, pero sin dudas no quería levantar la vista. Estaba en el auto de papá, con mis manos en el volante. Mariela sacudía la cabeza sobre mi hombro, jadeando y llenándome con su aliento lascivo y con olor a haber chupado pija un buen rato. Su torso se asomaba por entre los dos asientos de adelante, su pancita y su culo del otro lado, en la parte de atrás. Y unido a ella como una garrapata, un cincuentón hijo de su madre que habíamos conocido apenas media hora antes, agarrado a sus ancas, bombeando verga como un animal, como si mi novia fuera la última puta en la Tierra.
Era por completo inusual que el cornudo estuviera en el auto mientras se cogían a su mujer. Pero como me dijo Mariela un rato antes, cuando mamaba esa verga que debía tomar con las dos manos: “Vos no sos ningún cornudo”.
El tipo no era de Tronco Grueso, era de acá, de un taller mecánico en las afueras del pueblo. Se le conoce como El Leche, y fui a su taller con mi auto y mi novia porque hacía un pequeño ruido. El auto hacía un pequeño ruido. El ruido que hacía mi novia no era nada pequeño.
Tenía buenas referencias, aunque no conocía al tipo ni el lugar. Y debo decir que tanto uno como otro me decepcionaron. El taller era una pocilga, más parecía un desarmadero clandestino lleno de basura oxidada, que otra cosa. Encontramos a El Leche y otros tipos sentados en un asiento largo de un Ford Falcon, que habían desmontado y tirado décadas atrás contra la pared del taller. No me gustó cómo todos ellos miraron a mi novia. Me pusieron nervioso, parecía que no me escuchaban cuando les contaba sobre el ruido del auto. Podría echarle la culpa a Mariela, por cómo había ido vestida, pero la verdad es que tampoco era para tanto. Una minifalda bien cortita que le alargaba las piernas ya largas y perfectas que tiene, y un top de mangas largas con dibujitos de animé. Nada emputecida como otras veces. Pasa que ella es tan hermosa que cualquier tontería que se tire encima, le queda sexy.
En un momento, sin venir a cuento de nada, comenzaron a escucharse desde algún lado unos gemidos de mujer. Y cada vez más fuerte. Ya desde que llegamos me había parecido oír un jadeo femenino lejano y repetitivo, infinito como un goteo. Pero me dije que estaba alucinando cosas por tanta leche que venía acumulando. Los gemidos se hicieron tan notorios que no quedaron dudas de que venían de atrás de una madera que separaba algún tipo de cuarto, quizá algo parecido a una oficina. También se escuchó el goce de un tipo. Y unas nalgadas. El Leche y los otros tres vagos que estaban con él no le dieron importancia. Mariela tampoco. El único al que todo esto le parecía extraño era a mí.
El orgasmo de la mujer la evidenció muy jovencita y enseguida el tipo que se la estaba garchando acabó tras ella, como si la estuviera esperando. Tuve que alzar la voz por encima de los gritos que venían con los polvos para explicar el ruido del auto de papá.
Unos minutos después, salió de atrás del tabique de madera una chiquilla hermosa, joven, de un metro sesenta y ojos celestes. Se iba terminando de vestir, abrochándose como podía el corpiño y enterrándose el culote entre las nalgas.
—¿A dónde vas? —reclamó de mala gana uno de los que estaba sentado.
Reconocí a la chica. Era Laurita, la novia de Leticio.
—Ya va, ya va... Voy a hacerle la comida a mi marido. Cuelgo la ropa lavada en la soga y vuelvo.
—Que lo haga el cornudo. —El tipo se sobó la verga y sonrió—. Para algo se casaron, ¿no?
—Está con las nenas. No seas malo, si ya sabés que no me tardo nada.
Laurita se fue hacia una casa rodante instalada a cincuenta metros del taller. Y desde atrás del tabique salió otro tipo, un gordo panzón vestido con una remera que en otra vida fue blanca, surcada de marcas de grasa con formas de dedos. ¿Ese gordo desagradable se había estado cogiendo a esa chiquilla hermosa como una princesita de Disney?
—Bueno —cortó El Leche—. La única manera de escuchar ese ruidito es hacer andar el auto. Demos una vuelta. Puede dejar a su novia acá.
Ni borracho iba a dejar a Mariela en medio de esa jauría.
—Prefiero que venga conmigo. —Tragué saliva.
—Como quiera. Rotoso —le gritó a uno de jean y camisa a cuadros verdes, el más normal y limpio de todos—, vení vos también, que tenés buen oído para estas cosas.
Me coloqué en el asiento de conductor y el tal Rotoso en el de acompañante, según El Leche, para que esté más cerca del motor y escuchar mejor. No sé por qué a mí todo esto me pareció que podía ser una maniobra suya para ir sentado atrás junto a mi novia.
—Rumbeá para Esquina del Cuerno —me dijo El Leche después de salir del taller y hacer un par de cuadras.
Texto cortado e incompleto. Sujeto a modificaciones y correcciones. Esto es solo un PREVIEW.
El Amarre Anexo XXXL
(c) 2025 Rebelde Buey
►NOTA: El Anexo XXXL tendrá una modalidad inédita: será de pago y será gratis.
Quienes quieran podrán pagar un precio simbólico (entre 1 y 2 dólares —seguramente 1 dólar y medio), y quienes no quieran, accederán al relato gratis pero a cambio de regalarme una cuenta de Instagram (creada de cero o que tengan abandonada, da igual).
Esto de la cuenta de IG tiene una razón sencilla. Instagram me revienta las cuentas que uso para bajar las fotos que acompañan los relatos. (Por eso en este mega anexo estoy usando inteligencia artificial).

3 COMENTAR ACÁ:
Hola Rebelde, este fue un buen avance, deja ese deseo de saber mas. Asi que ahora solo queda esperar el relato completo, gracias por la informacion y esperemos que todo salga bien.
En un dato aparte que es lo que sucedio con relato de "Fidelidad Intermitente", me gustaria saber si piensas retomarlo en algun momento o ya lo dejaste abandonado. Bueno, solo eso y gracias por mantener este blog activo.
Estraño los relatos completos y morbosos para hacerme una paja
Extraño”
Publicar un comentario